Capítulo 7 - Impensado e irracional contacto

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Woo Hyun había querido ir tras Sung Kyu y regresarlo a la habitación arrastrándole contra su voluntad de haber sido necesario, pero estaba consciente de que eran una pareja 'muy feliz' ante los ojos de sus padres, y algo como aquello iba a merecer mucho más que una simple explicación.
     Por eso el joven empresario dejó que se fuera, teniendo además que tragarse su coraje. «¿Desde cuándo Sung Kyu se había vuelto tan altanero?», se preguntó, pero también se dijo a sí mismo que no iba a permitir otro acto tan grosero como ese en el futuro.
     Bueno, no es como si pensara que ese compromiso falso durara mucho tiempo, no obstante, si permitía que Sung Kyu lo tratara de esa manera, ¿entonces cómo se iba a comportar después?
     Woo Hyun frunció el ceño y tomó de nuevo el libro que había estado hojeando. Pasó varias páginas despacio, y luego decidió aventarlo a un lado, cerrando los ojos y acomodándose mejor sobre el colchón para intentar dormir, aunque, enseguida de que cerró los ojos, la imagen de la mirada cristalina que tenía Sung Kyu minutos atrás mientras discutían, de pronto se incrustó en su mente.
     Nam se mordió los labios y entreabrió los ojos, dejando su mirada perderse en la nada mientras pensaba en aquella figuración. Le habían calado un poco las palabras del muchacho, y sabía que tenían algo de verdad. Aun así, Woo Hyun no se podía atribuir haber nacido en una familia con dinero y que Sung Kyu no hubiera tenido esa fortuna.
     Sin embargo, una extraña sensación de culpa comenzó a crecer en su pecho y no estaba seguro si era por todas las veces que lo trató fría y descortésmente, o por las lágrimas que, con certeza, Sung Kyu había intentado retener por su pelea antes de salir de la casa casi corriendo.
     Woo Hyun se revolvió el cabello, frustrado, y de nuevo se acomodó sobre la cama, suspirando profundo y cerrando los ojos para pretender dormir, tratando a toda costa de sacar la imagen del triste rostro y los ojos vidriosos de su prometido falso de sus pensamientos.

     —Joven Woo Hyun, su madre me pidió que les avisara que la cena ya está lista —escuchó de pronto tras la puerta, se incorporó de la cama y se estiró un poco mientras se ponía de pie, bostezando calmadamente.
     —Gracias —contestó, frunciendo el entrecejo cuando miró la hora en su reloj de pulso y se dio cuenta de que pasaron casi tres horas desde que Sung Kyu se había ido. El muchacho no daba señales de haber regresado. Sus demás cosas permanecían intactas en el sillón.
     Así que, para Woo Hyun no fue imposible que el enojo invadiera de nuevo su cuerpo. Empuñó las manos a cada lado de sus caderas y salió de la habitación casi echando humo por los oídos.
     Si había sentido algo de pena por Sung Kyu, ésta se había borrado sin remedio de su cabeza.

     Sung Kyu apresuró el paso hasta la casa de Woo Hyun, pero en ningún momento se dio cuenta de que su novio falso lo esperaba frente a la entrada hasta que sintió la mano de su jefe aferrarse a su brazo con algo de brusquedad. La puerta estaba cerrada, y Nam aprovechó para jalarlo hasta el jardín delantero para que nadie escuchara su conversación.
     —¿Dónde estabas? —le preguntó entre dientes, y Sung Kyu pudo ver el enojo en sus ojos.
     —Le dije antes de salir que iba a ir a la biblioteca —apuntó el muchacho con aparente calma.
     —¡¿Y no crees que es mucho tiempo para estar en la biblioteca?! ¡Mi madre ha preguntado por ti y me reclamó el no haberte llevado!
     —¡Nadie le dijo que no me llevara! —Woo Hyun hizo puño sus manos y abrió más los ojos—. Se supone que tenemos que fingir que somos novios, y lo único que usted hace es ignorarme, reclamarme, regañarme... y yo...
     Sung Kyu guardó silencio de pronto y mordió su labio inferior al mismo tiempo que aguantaba las ganas de que las lágrimas abandonaran sus ojos. Woo Hyun lo miró, enfadado, y luego se cruzó de brazos.
     —¿Y tú qué? ¿Vas a renunciar? —cuestionó con un tinte de ironía. Sung Kyu lo miró a los ojos por un momento, pero no tardó demasiado en agachar la mirada y cerrar sus párpados—. Me has dejado muy claro que necesitas el trabajo, Sung Kyu, y no creo que encuentres a alguien que te pague lo mismo que yo por algo tan sencillo.
     —No es tan sencillo —replicó de pronto, provocando que Woo Hyun frunciera más el ceño. Sung Kyu levantó otra vez la mirada y observó a su jefe con suficiencia—. Tiene que entender que, si trabajo para usted, es porque quiero terminar la universidad, pero también necesito hacer mis cosas, e ir a la biblioteca es una de ellas. Si tuviera lo necesario aquí no tendría por qué salir. Comprenda que mi situación es muy diferente a la suya. Pero —el joven suspiró despacio—, lo siento. Trataré de que mis necesidades no afecten mi trabajo con usted —mencionó al final, cabizbajo.
     Sung Kyu caminó hasta la puerta y Woo Hyun se quedó estático por unos segundos hasta que lo siguió. Ambos se detuvieron frente a la entrada, y el joven de pequeños ojos le dedicó una triste sonrisa a su jefe, extendiéndole la mano para que la tomara y entraran juntos.
     Kim ya sabía la rutina, pero Nam dudó un poco antes de entrelazar sus dedos con los suyos, y el más joven no pudo evitar suspirar con decepción, pensando que su jefe aún estaba muy molesto con él.

El Contrato | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora