Mi Vecino

Parte 13

—Tienes que darme tu número— Teahyung se había presentado en mi lugar de trabajo. Aparentemente no dejaba de seguirme.

—¿Para qué?

—Para que hablemos de un tema que nos quedó pendiente.

—Cuando consiga comprarme uno, te lo daré— le entregué la carta. —Que lo disfrute— le sonreí.

Seguí con mi trabajo hasta la hora de mi salida.
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18:00 pm.

Cuando llegaron las compañeras que reemplazarían a las que estuvimos en el horario de apertura hasta ahora, me sentí aliviada. Al fin era hora de la salida. Saludé a las chicas con una reverencia y me dirigí hacia los cambiadores para ponerme mi ropa informal.
Al salir, debía mostrar el bolso a seguridad, era un procedimiento de la empresa... saludé una vez que me soltaron del trabajo y me dirigí hacia la parada de autobuses. Momento después, un automóvil se detuvo frente a mí. Bajó la ventana del copiloto.

—¿Necesitas un transporte?— sonreí a Taehyung. —Sube, nena— me dedicó un guiño. Le hice caso ya que se ofreció amablemente.

—Pensé que te habías ido.

—Me fui a comprar un regalo para mi primo en un pequeño shopping que queda cerca de aquí. Hoy es su cumpleaños. Le haremos una pequeña reunión. ¿Quieres venir?

—No lo sé. Es algo familiar...

—Irá Jimin— dijo esa frase cantándolo.

—¿Y...?—Puso cara de pocos amigos.

—Pasaré a buscarte como a las nueve.

—¿Puedo llevar a una amiga?

—Si así vienes...

No entendía por qué tanta insistencia. De todas maneras me gustaba pasar tiempo con él, me hacía reír y no querer regresar a casa tan rápido. Le dio play a un CD que tenía en la lectora de su estéreo. Cantaba muy bien. Me agradaba escuchar su rap también.
Al llegar a casa, llamé a mi amiga para pedirle el favor de que me acompañe a ésta cena. Por suerte, me dijo que sí. A Yoko no suele gustarle mucho éste tipo de salidas, así que estaba agradecida porque me haya acompañado. Un par de horas después escuché la bocina que me indicaba que ya era hora de bajar.

—Ya hay que irnos— le dije a mi amiga quien ya estaba lista para irnos. Asintió.

Saludamos a mamá y nos fuimos junto a Taehyung.

—Te ves bien— sonreí. Él llevaba un abrigo holgado. En el pecho decía "donald" y unos jeans bombilla, ambas prendas de color negro y unas vans negras también.

—Gracias, pero no lo digas fuerte, te va a escuchar. No quisieras lidiar con Jimin cuando se pone celoso— dijo mientras dirigía la mirada hacia su amigo, quien venía a paso tranquilo.

—Eres un idiota— puse los ojos en blanco. — Por cierto, ella es Yoko. Mi amiga.

—Hola— saludó con una sonrisa más que amable. Ella le sonrió. —Me llamo Taehyung.

—Hola chicos— Jimin sonrió una vez que llegó al auto. Taehyung inmediatamente fue a ayudar a su amigo para que no se lastimara.

Después de eso, nos metimos al automóvil y el conductor se dispuso a manejar hasta la casa de su tía.
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Al llegar, nos recibió una chica que al parecer estaba bastante contenta de ver a Taehyung. Él saludó rápidamente, pues quería presentarnos a su primo.
Había música, varias personas, como mucho 20 personas. Caminamos hasta el patio trasero.

—¡Feliz cumpleaños! —dijo al chico que nos daba la espalda. Éste se dio vuelta para dedicarnos su atención.

—Gracias— sonrió sorpresivamente al darse cuenta de que había dos caras desconocidas.

—Dejé tu regalo en el auto, antes de que me vaya, te lo daré. Ahora quiero presentarte a mi amiga Haneul y Yoko.— nos señaló —Él, es Yoongui. Mi primo.

—Hola— dije tímidamente ya que su intensa mirada hacía que me pusiera bordo.

—¿Verdad que es lindo?— la cara de su primo no era buena. Él sonrió por no mandar a la mierda a su familiar.

—¿Cómo están?— su voz sonó bastante amable. Al cruzar la mirada con la de él, me sentí nerviosa.—Espero que disfruten la pequeña reunión, si se sienten solas, pueden venir conmigo ya que Taehyung y Jimin se dedicarán a seducir mujeres ésta noche. —Sonrió coquetamente. Baje la mirada ante esa acción tan seductora.

—Pff. Jimin no puede moverse sin tenerme a su lado, pero ahora que Haneul está aquí, se soluciona todo problema. Y yo, quisiera invitarte a tomar algo— Taehyung le extendió la mano a Yoko llevándosela.

De verdad, él disfrutaba de esto, podía notarlo a kilómetros. Sonreí resignada e invité a Jimin a que tomáramos asiento.