Parte 2

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Caminé hasta el parque para leer un poco ya que en mi casa no me sentía cómoda para hacerlo. Busqué el asiento de siempre debajo del árbol. Solía venir al menos una hora los fines de semana. Al principio me había puesto a leer, pero me impacientaba un poco cada vez que los minutos pasaban. Por fin lo vi pasar, su ropa deportiva le quedaba tan bien, como todo lo que usara.
Sí, era mi vecino a quien en realidad venía a ver los fines de semana en este lugar. Desde la primera vez que lo vi pasar por aquí corriendo, volvía cada fin de semana.
De pronto se acercó hasta una fuente de agua que estaba cerca de él, movió la cabeza hacia donde estaba. Me asusté y tapé mi rostro con el libro, esperando a que se fuera. Mi corazón palpitaba rápidamente ya que había volteado hacia mi lado. Un minuto después bajé el libro para comprobar que ya no estuviera. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Pero aún faltaba una vuelta más, él siempre hacía dos vueltas. Doy miedo.

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Volvía de hacer unas compras en el supermercado. Para mi mala suerte era algo tarde. En los supermercados siempre había mucha gente haciendo toneladas de compras. Mi celular sonaba con la canción Victoriuos de Panic! At The Disco.

—Hola, mamá— dije caminando un poco más rápido.

—¿Dónde estás?— se escuchaba un poco enojada.

—Estoy cerca...— en ese momento un tipo se me acercó tan abruptamente que no pude reaccionar.

Me quitó el celular de las manos e intentó llevarse mi bolso también.

—¡Me vas a dar el bolso también o te mueres!— gritó haciendo que me paralizara. No podía soltar el bolso.

—¡Suéltala!— dijo alguien detrás de mí.

—¡No te metas!— respondió el ladrón.

—¡Te dije que la sueltes!- el chico que se apareció para defenderme, se le tiró encima al tipo.

Estúpidamente me quedé mirando cómo ellos peleaban hasta que me percaté de que debía buscar ayuda porque aquel hombre tenía un cuchillo, podría lastimarlo. Sin embargo nadie salió rápidamente. Antes de que pudiera darme cuenta, el ladrón se fue corriendo dejando en el suelo a quien había peleado con él. Le costaba levantarse, así que acudí rápido a él para ayudarlo.

­—No debiste...—al sentir que su abdomen estaba mojado. Acerqué mi mano para ver con más claridad. Era sangre. Miré su rostro y me puse histérica­— No, no, no—dije desesperadamente.

Los vecinos comenzaron a salir después de que la pelea terminó. ¿Era enserio? Estúpidos miedosos. Pedí que llamaran a una ambulancia o que trajeran un automóvil para que lo pudiéramos llevar al hospital lo antes posible.
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Esperaba impacientemente a que el doctor saliera y me dijera el estado en el que se encontraba él. Pero taraba demasiado en cruzar las puertas para comunicarme algo.

—¿Es familiar del paciente?—negué con la cabeza.

—Le hicieron un corte un poco profundo en la zona abdominal, pero no es nada grave. Ya cerramos la herida. Mañana podrá irse a casa.

—Muchas gracias, doctor. Yo hablaré con sus familiares. ¿Puedo pasar a verlo?— me sentía ansiosa por verlo. El doctor asintió.

—En este momento está descansando pero despertará dentro de poco.

Entré procurando no hacer ruido. Verle descansar era uno de los mayores placeres en este momento. Nunca volvería a presenciar algo como esto.

—Perdón— dije por lo bajo. Jamás supo que yo existía y cuando nota que estoy en este mundo, lo apuñala por mi culpa. Simplemente era genial.

Sentía curiosidad, así que acaricie su rostro cariñosamente. Sus labios, tan carnosos y deseables me tentaban como cuando a alguien desea lo prohibido.

—Disculpe... —dijo una enfermera entrando. Quité mi mano se su rostro, la guardé en el bolsillo. —Necesito que me deje a solas con el paciente —asentí caminando hacia la puerta.

Recordé que mamá me había llamado antes de que el robo ocurriera. Nunca llegué a casa por culpa de eso.

—Mamá, perdón por no haber llamado. Es que...

—¿Dónde carajos estás? —su tono de voz hizo que alejara el teléfono de mi oreja.

—Me han robado y estoy en el hospital con...

—¿Hospital? ¿Qué pasó?! —De estar enojada pasó a estar alterada.

—Iba camino a casa cuando de repente un ladrón me atacó y un chico que estaba cerca intentó ayudarme, pero lo hirieron así que pedí ayuda para que lo trajéramos cuanto antes. Perdía sangre. Me asusté, olvidé avisar. Perdón.

—¿Están bien? ¿En qué hospital estás? Así tu papá va a buscarte.

—Estoy bien. Él aún se encuentra descansando. Tuvieron que suturar la herida. Estamos en Jaseng. Pero la verdad es que prefiero esperar a que despierte, para poder agradecerle por lo menos.

—¡De ninguna manera! No te vas a quedar fuera de casa. Iremos a buscarte. —Repentinamente cortó la llamada para que yo no pudiera refutar absolutamente nada.

Caminé de un lado a otro esperando a que al menos un amigo se apareciera antes de irme. En verdad no me gustaría dejarlo solo, pensaría que soy una maldita malagradecida.

Mi VecinoWhere stories live. Discover now