Capítulo #40: "Nueva vida, mismo dolor."

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Metí la llave en la cerradura, gire una vez y la gran puerta de madera abrió. 

El apartamento era espacioso y acogedor, decorado con muebles de última generación. La sala contenía un gran televisor HD y un largo sillón de cuero color negro. 

La cocina era de mármol importado con muebles de madera blanca. Un gran ventanal de donde se podía ver todo la cuidad y un gran balcón. Estaba atónita, la casa era sumamente bella y costosa, mis padres se habían lucido. Fascinada, corrí hasta mi habitación.

"Oh. Por. Dios", pensé al ver la habitación más lujosa y preciosa que mis ojos hayan visto.
Las paredes eran de un color salmón, las cortinas que cubrían las puertas de vidrio que daban al pequeño balcón eran de color violeta claro. La gran cama se encontraba en el centro, la cubría una manta color rosado. En las paredes había fotos de mí en distintas etapas de mi vida. Y tal como mi madre había prometido, mi closet completo. Todo estaba perfecto. Y justamente por eso lo odiaba.
Era mi vida de muchacha rica otra vez. 

Yo ya había renunciado a ella, ya no era una muchacha de lujos. No tenía ánimos para llamar a mi madre y explicarle que no necesitaría todo estos lujos, solo quería dormir. Apague la luz de la habitación, me quite los zapatos y me metí en la cama sin sacarme la ropa. 

Aquella noche no dormí bien, ni siquiera cuando deje de llorar.

A la mañana siguiente cuando los primeros rayos de sol entran por la ventana, me despierto al instante. Prendo la ducha y me sumerjo en ella, intentando olvidar todo. Doy varias vueltas hasta que por fin decido con que atuendo vestirme, después de todo sigo siendo yo y necesito demostrar que mi sentido de la moda es extraordinario. 

Aunque las grandes ojeras y los ojos hinchados expresan mi alma destruida. No puedo ocultarlo, por lo que decido aceptarlo. 

Acepto que estoy que jamás volveré a ser la misma de antes. Pero también acepto que es momento de seguir adelante, por llorar todas las noches no regresare a Londres.

Me sirvo un gran cuenco de cereales, intentando concentrarme en la pastosa sustancia. Enciendo el televisor y el canal informático comienza a hablar sobre el clima, es tan extraño saber que aquí todos los días hay sol, algo que Londres no sucede muy seguido. El asentó estadounidense tampoco me sienta bien, es vulgar y nada correcto pero no puedo pedirles que cambien, después de todo el bicho raro de Inglaterra soy yo.

La universidad está ubicada en el centro de New York, a tres cuadras de mi apartamento. Camino hasta allí bajo el matutino y caluroso sol, mi mirada escondida bajo mis anteojos.

Cuando llego a la universidad, mi corazón comienza a palpitar con fuerza debido a la emoción. Es perfecta, tal como siempre había soñado. Abro las puertas y me interno en los grandes pasillos de vidrio, fotografías de grandes diseñadoras cuelgan de las paredes. 

Camino rápidamente, buscando el salón número cinco. La universidad es demasiado grande y me pierdo fácilmente. Doy varias vueltas en círculos hasta que decido preguntar, el timbre esta por sonar.
Localizo una bonita muchacha a unos metros de mí.

-Discúlpame- Hablo con mi voz calmada, la muchacha se voltea a verme con una sonrisa- ¿Sabes dónde se encuentra el salón número cinco?

-Oh, eres inglesa- Dice con una amable sonrisa. Yo asiento levemente- Es mi salón, así que podemos ir juntas.

-Perfecto, gracias- Ella vuelve a sonreír y asiente, haciendo que sus rizos rubios se muevan levemente- Soy _______, ______ vivas.

-Lillie William.

Lillie William, la loca chica de New Jersey, resulto la mejor compañía para mi nueva soledad. Con solo decir que había abandonado al amor de mi vida le basto para no volver a hablar del tema nunca más y eso era justamente lo que necesitaba, dejar el pasado atrás. 

Extraordinariamente, compartíamos las mismas clases y pasamos todo el día juntas. A Lillie le encanta mi acento Ingles y yo comienzo a acostumbrarme al vulgar acento estadounidense.
Cuando volví a casa, me encontraba exhausta aunque la soledad ya no me acompañaba. Aunque sería cuestión de horas, sabía perfectamente que cuando la noche llegue la depresión volvería a mí y con ella todos los recuerdos. 

Aun no había encendido mi teléfono, ni revisado mis e-mails y esperaba poder posponerlo por un largo tiempo. Si llegaba a saber algo de Juan, me volvería nadando a Londres.

Esa noche comí una liviana ensalada mientras miraba la televisión. Mi acogedora y silenciosa habitación estaba iluminada por la tenue luz del la luna. 

La misma luna que me miraba todas las noches por la ventana, que me protegía de la oscuridad. A diferencia de otras veces, la luna esta vez me traía melancolía. Me recordaba a Juan.

Suspire hondo y metí en la cama, cerré los ojos con fuerza y me obligue a dormir. De a poco fui succionada por el sueño.

Caminaba descalza por la arena, mis zapatos en mano y la fría brisa de mar me volaba mis cabellos. Una suave melodía sonaba de fondo, yo me mecía a los compas. Una nube comenzó a tapar el potente sol y de a poco, las nubes taparon por completo el cielo. Estaba encapotado, apunto de llover. Me saque los anteojos y comencé a correr para poder refugiarme de la lluvia pero es entonces cuando algo me toma del brazo.

Me giro asustada y allí lo veo.

-¿Ju-an?- Tartamudeo, incrédula.

-¿Por qué te fuiste, _______? ¿Por qué? ¡Yo te amaba!- Grita enojado- Podíamos escapar juntos, no debías irte.

-Yo...yo

-¿Por qué?

De repente la arena se parte a la mitad. Juan queda de un lado y yo del otro, separados por una gran grieta al centro de la tierra. Mi corazón late con fuerza, desesperada por correr a sus brazos y salvarlo pero ya es tarde, Juan resbala y cae al centro de la tierra. Su grito grave y asustado me aturde, me rompe el alma.

-¡Juan!- Grito llorando.

Entonces abro los ojos y veo a mi habitación oscura, suspiro, aun con lágrimas en mis ojos. Intento tranquilizarme pero mi corazón late a mil, el grito de Juan se repite una y otra vez. Comienzo a asfixiarme, no me llega el aire a los pulmones. Me tumbo y abrazo mis rodillas contra mi pecho, inhalando y exhalando.

-Solo fue una pesadilla ________..... Juan está bien...  Está bien- Me susurro hasta quedarme dormida.  

Cambios (Maluma & Tu) *Terminada*Where stories live. Discover now