Capítulo #27: "¿Fiesta ó películas?"

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-No, no y no- Negó Juan.


-¡Vamos, Londoño!

-No iremos a esa fiesta a emborracharnos y crear un escándalo.

-¿Quién hablo sobre un escándalo?- Dije apoyando mis manos sobre la mesa en un acto dramático.

-La frase "Juan, vallamos a la fiesta de Amanda esta noche" y escándalo, significan lo mismo- Respondió, limitándose a mirarme.

-¡Por favor! Nos divertiremos y luego dormiremos juntos- Me acerque a él y rodeo con mi brazos su cuello- Te prometo que no beberé, si así lo prefieres.

-Fue un día muy largo, __________, solo quiero descansar.

-Si encuentras al divertido Juan, dile que quiero hablar con él.

me marche de la cocina, enfadada. 

No comprendo porque Juan no quiere ir a la fiesta, solo quiero diversión por una noche.
Quiero dejar de ser adulta y poder divertirme. Entiendo los peligros de esta decisión pero quiero hacerlo, solo por esta vez.

Emborracharme y divertirme, sabiendo que cuando regresa a casa los brazos de Juan estarán aguardando para dormir juntos. 

Cierro la puerta con fuerza y me tiro sobre la cama, enfadada. 

Siento los pasos de Juan subir la escalera, aunque no quiero verlo. No quiero escuchar sus sermones de adultos.

-Vamos, ________, abre la puerta- Habla serenamente.

-Vete Juan, ya no hay más que decir.

Me quedo tendida en la cama, aguardando que Juan diga algo más pero evita el comentario y se marcha. 

Minuto después escucho la puerta principal cerrarse con fuerza.

Me levanto de la cama, ahora enfada conmigo misma por haber rechazado el intento de ayuda de Juan.

Sé que el ya se ha convertido en un adulto pero yo aun no quiero hacerlo, quiero disfrutar mi último mes de secundaria.

Quiero seguir siendo una adolescente sin preocupaciones.

Miro mi reloj: 20. 57 

"Aun tengo tiempo para cambiarme e ir a la fiesta, lo lamento Juan"

Estaciono el auto frente a la casa de Amanda, mi vestido ajustado dorado y mis tacones a juego llaman la atención al instante. 

Yo intento no pensar en Juan y en nuestra primera pelea, que aun ronda en mi cabeza.

Amanda me abre la puerta, feliz y me hace pasar a la gran fiesta. La música me hace retumbar el pecho y la cantidad de personas que hay supera las fiestas anteriores. Intento bailar al compas de la música, siguiendo los pasos de la muchacha que tengo a mi costado. Pero me resulta casi imposible mis pies se cruzan y comienzo a marearme, entonces comprendo que es lo que mi cuerpo necesita: alcohol. 

Enseguida encuentro un gran vaso de alcohol y me lo bebo entero de un solo tirón, luego tomo otro.

Cuando llego al cuarto la persona que tengo enfrente es igual a Juan. Aunque su ropa me hace diferenciarlo, Juan jamás usaría una camisa como esa. Giro la vista desconcertada y noto que el chico que baila junto a Amanda también es igual a Juan.

Comienzo a asustarme, las piernas me tiemblan y noto que todo son iguales el, todos los hombres son Juan esta noche. Pelo perfecto, ojos cafés, nariz grande. Bebo de mi vaso, intentando salir de mi alucinación. Cuando bebí el vaso completo el aire no me llega a los pulmones, todo comienza a girar y pierdo la estabilidad sobre los tacones. 

Mis piernas se flexionan y caigo tendida al suelo. 

Las personas me miran asombrados, aunque nadie comprende que sucede porque nadie está viendo al ejército de Juan's que hay en la fiesta. 

Mujeres y hombres, todos son Juan esta noche.

-Lo lamento, Juan, lo lamento- Balbuceo culpable por no haber escuchado a Juan cuando dijo que era una mala idea.

Una chica, de ojos verdes y rizos castaños me hace preguntas idiotas aunque mi cuerpo no responde. Comienzo a temblar. Y ella se asusta, comienza a gritarle algo al chico que tiene enfrente, que casualmente también es igual a Juan.

De a poco todo comienza a nublarse y ya no distingo que son personas y que son objetos, a los segundos me interno en una oscuridad aterradora.

"¿Estoy muerta?" Me pregunto a mi misma y la respuesta hace eco dentro de mi cabeza.

"Ojala lo estuvieras" Me contesta una voz en la oscuridad.
"¿Quién eres?"

"Debiste escuchar, _________, cuando dije que era una locura" Y por la manera en que lo dice sé que es Juan pero todo es negro y frío. No entiendo que hace Juan en mi cabeza o porque aun estoy consciente.

Al principio creo que estoy muerta y que debo quedarme tendida hasta que Dios pueda juzgarme. Pero cuando comienzo a escuchar voces a lo lejos, voces distorsionadas se que no estoy muerta.

-¿Esta viva?- Chilla una chica.

No obtiene respuesta

- ¿Esta viva, doctor?

Supongo que es Tania aunque ¿Qué hace ella aquí? ¿A caso no estaba en la fiesta? No recuerdo haber visto ningún doctor en la fiesta por lo que debo estar en un hospital pero ¿Por qué? Hasta antes del desmayo me encontraba bien, salvo por el vomito de la mañana todo estaba bien. 

Comienzo a preguntarme qué rayos sucede y porque me tiene en un hospital, principalmente porque esta todo negro y solo puedo escuchar. 

Aunque no reconozco las palabras que dicen, parece todo lejano pero a la vez tan cercano que lo siento.

Ya no distingo la realidad del sueño, la vida de la muerte.

Entonces algo me pincha y dejo de pensar.

Cuando abro los ojos, una luz blanca me encandila. Noto que hay mujeres a mi costado, vestidas de cirujanas. 

Veo a mi derecha, una maquina marcadora de ritmo cardíaco y bajo ella todos los elementos que puedes encontrar en un quirófano.

Una de las mujeres que está de pie junto a mi me ve a los ojos y suelta un chillido, luego aprieta un botón rojo y comienzo a respirar un gas empalagoso y dulzón me llega a las foses nasales y a los segundos vuelvo a quedar dormida.

Un matutino rayo solar me llega a los ojos, despertándome de la asquerosa pesadilla en la que estaba metida. 

De la desesperación agito mis brazos, volviendo a sentirlos, suspiro aliviada, aun los conservo. 

Me levanto de a poco e intento sentarme pero una maquina comienza a emitir pitidos irregulares que me aturden.

Una enfermera entra la habitación y sonríe, luego vuelve a salir y vuelve a entrar a la habitación con Juan junto a ella.

Mi corazón late con fuerza al verlo entrar.

Da unos pasos lentos y casi temerosos, luego se acerca y se sienta en el borde de la cama. 

Me toca la venda que me cubre la cabeza y me acomoda el respirador. 

Luego me acaricia la cabeza y su tacto me acelera el corazón, haciendo que la máquina de pitidos se acelere.

El suelta una risita nerviosa.

-Que susto me has dado, preciosa...

Asiento aunque no se a que se refiere exactamente, lo único que se es que todo mi cuerpo me duele y no sé si aun converso mi voz. 

Estoy viva, efectivamente. ¿Pero sigo siendo yo, _________? Sé que sigo conservando mis dos brazos y creo que ambas piernas pero no sé si tengo la misma cantidad de costillas, o la misma cantidad de dedos que antes tenía.

Ya que no recuerdo como llegue hasta el hospital.


Cambios (Maluma & Tu) *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora