Capítulo 22: Guerra.

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- Lo sé y agradezco que la traigas. Tengo muchas ganas de verla pero... ¿Tú volverás?

- No Naruto. Las tropas de Itachi saldrán hoy mismo hacia el puesto fronterizo. Sería demasiado trayecto tener que volver hasta aquí con nuestras tropas y luego intentar seguir a las de Itachi. El puesto fronterizo no queda lejos de nuestra posición, así que iremos directamente desde allí. Volveré cuando acabemos la misión.

- No mueras ¿Vale?

- Claro que no – le sonrió Kakashi volviendo a caminar.

- Kakashi – le llamó sonrojado Naruto.

- ¿Desea algo más, señor? – preguntó Kakashi volviendo a la formalidad de siempre.

- Yo... quería que fueras el primero en saberlo. Estoy esperando un hijo de Sasuke. Aún es pronto pero, el médico lo confirmó ayer. Ni siquiera se lo he contado aún a Sasuke.

Kakashi se giró mirando paralizado durante unos largos segundos a Naruto. Ese chico había sido como su hijo desde que su padre falleció, desde que perdieron a su hermano, nunca se habían separado. Le había cuidado, enseñado, le había protegido y le había visto crecer hasta convertirse en lo que era hoy en día. Se acercó a paso apresurado hacia él y le abrazó contra su pecho como si se tratase de su propio hijo.

- Cuídalo mucho ¿Vale? – le dijo Kakashi besando la cabeza de Naruto.

- Lo haré... lo haremos – corrigió pensando en Sasuke – tú ocúpate de volver con nosotros y traer a mi hermano de vuelta.

- Lo haré. Ten cuidado a partir de ahora y no te metas en líos que no estaré para sacarte de ellos – sonrió Kakashi haciendo sonreír también a Naruto.

- Si no me meto en líos... ¿Cómo iba a entretener a Sasuke?

- Pórtate bien – sonrió Kakashi – y no le des muchas preocupaciones a Sasuke. Nos vemos a mi vuelta.

- Kakashi... si es niño, voy a llamarle Sakumo, como tu padre. Sé que falleció intentando proteger al mío así que... - Naruto no acabó la frase.

- Será todo un honor para mí que le pongas ese nombre. Significa mucho para mí.

Kakashi se marchó y Naruto se quedó de pie en el pasillo viendo como subía al caballo en el patio y le daba la vuelta obligándole a galopar por el puente en dirección al pueblo. Todos los soldados que habían ido con ellos cuando tuvieron que traer a Naruto volvían a marcharse dejándole por primera vez a solas con las defensas de la ciudad de su esposo.

- Volverá – escuchó a Sasuke a su espalda.

- Eso espero. Ha dicho que vais a la frontera hoy, que vais a mover las tropas. Yo quiero ir.

- Me encantaría Naruto, pero también he escuchado tu conversación con él y no me parece buena idea.

- Espiar es de mala educación – sonrió Naruto.

- No te espiaba – dijo Sasuke sonriendo colocándose a la espalda del rubio y tocando su vientre – pasaba por allí y lo escuché. Un pequeño Uchiha.

- De eso nada, un pequeño Namikaze. Vamos Sasuke... déjame ir con vosotros.

- Sabes que te respeto y que siempre he aceptado que eres un gran guerrero y un mejor arquero pero... en tu estado no quiero que vayas, nosotros nos encargaremos de todo.

- No me ocurrirá nada y lo sabes.

- Quiero sacar a tu hermano, Naruto, quiero verte feliz y no puedo luchar en plenas condiciones si estoy pensando en ti y en ese niño, si estoy todo el rato buscándote en el campo de batalla preocupado de que te esté pasando algo. Es mejor que te quedes esta vez. Confía en mí, te traeré a tu hermano de vuelta y podrás demostrarme una y mil veces que eres mejor que yo si quieres, pero no en esta guerra, por favor. Tan solo... cuida de nuestro hijo por el momento, protégelo hasta que vuelva.

- Vale – acabó resignándose Naruto.

- Sabes que te quiero ¿Verdad? – le preguntó Sasuke haciendo sonreír a Naruto.

- Sí, lo sé.

Ambos se quedaron de pie abrazados hasta que perdieron completamente de vista a todos los soldados que acompañaban a Kakashi. Pronto su hermana vendría y esperaba que su hermano también estuviera libre en breve. Después de tantos meses sin tener noticias de él, estaba preocupado. Aquella tarde todo el ejército del Reino del fuego partió hacia la frontera con Itachi y Sasuke acompañándoles, tan solo una pequeña guarnición se quedó en el castillo para la custodia y protección de Naruto y los sirvientes. Naruto vio desde la ventana de su habitación como partía su esposo entre aquella lluvia, ni siquiera le había dejado bajar a despedirle preocupado porque pudiera resfriarse a esas horas y le ocurriera algo al niño.

En el Reino de la lluvia, Orochimaru y sus hombres hacían aparición. Pain les había convocado pidiéndole ayuda por si el Reino del Fuego decidía atacar y Orochimaru había aceptado la alianza por el momento por el simple hecho de ser su sobrino... o eso decía él, en el fondo... sólo había ido a recuperar lo único que de verdad le importaba y había permanecido demasiado tiempo lejos de su poder, Deidara.

Orochimaru entró por la corte sorprendiéndose de no ver a Deidara por allí teniendo en cuenta su posición. Seguramente Pain aún le mantenía en secreto quien era realmente así que decidió ignorar el tema. Tras la presentación y el saludo a su sobrino, se disculpó comentando que estaba cansado del largo viaje y buscó a Deidara por los alrededores, encontrándole finalmente en el jardín trasero sentado en un banco de piedra frente a unos rosales.

No pudo evitar sonreir, había echado tanto de menos aquel cabello rubio que iluminaba el triste y lluvioso Reino de la lluvia. Se acercó hacia él y se sentó a su lado viendo la sonrisa que Deidara le dedicaba, siempre con aquella inocencia que le había enamorado desde la primera vez que lo vio.

- ¿Qué tal estás, Dei? – preguntó Orochimaru viendo como las gotas de agua caía de la cornisa del tejadillo donde estaban resguardados y se perdían en las hojas de las rosas.

- ¿Quieres la verdad o que te mienta? – le preguntó Deidara.

- ¿Te ha hecho algo? – preguntó Orochimaru.

- Estoy embarazado y tu sobrino no es precisamente el mejor anfitrión – le dijo sin rodeos - ¿Por qué no me llevas contigo? ¿Es que ya no soy bueno para ti? – le comentó Deidara tratando de volver a poner a Orochimaru en contra de Pain.

- Claro que eres bueno para mí, yo siempre te he amado.

- Entonces sácame de aquí, llévame contigo al País del Viento.

- No puedo hacer eso.

- No me trates de idiota, Orochimaru. Podrías hacerlo si quisieras.

- Siempre fuiste un chico listo pero no puedo seguir a tu mente. Dame un buen plan que pueda seguir y te llevaré conmigo.

- Ya tienes lo que querías, tengo un hijo de Pain, un heredero al trono del Reino de la Lluvia. Deshazte de Pain, llévame al Reino del viento, mi hijo reinará en el Reino de la lluvia por ser el heredero legítimo y puedo darte un hijo a ti para que sea el heredero del Reino del Viento, tendrías dos Reinos ¿No es lo que siempre has deseado?

- De verdad que eres un chico inteligente. De acuerdo, lo haré. Me desharé de Pain y me casaré contigo, tú y yo seremos los dueños de ambos Reinos.

Deidara sonrió como si fuera su cómplice pero en el fondo, sólo esperaba que Orochimaru jamás se diera cuenta que ese hijo no era de Pain, que no se diera cuenta que le estaba mintiendo para dividir las fuerzas enemigas.

Reemplazando a mi hermana (Naruto: Sasu-Naru, Ita-Dei)Where stories live. Discover now