Capítulo 2: Reino del Fuego

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El rey caminaba con prisa por los pasillos y los sirvientes se inclinaban al verle pasar, pero Itachi ni siquiera se inmutaba en responder, ni se percataba de ellos, simplemente seguía caminando a paso ligero en busca de su hermano pequeño que desobedecía una y otra vez sus órdenes. Estaba un poco cansado de tener que estar aguantando sus impertinencias.

Había elegido para su hermano una buena esposa, la hija pequeña de los Namikaze. Esa unión les traería un gran beneficio si conseguían recuperar el reino que perdieron hace ya doce años aquella dinastía. Todos los consejos le decían que era una mala unión, que sólo traería guerra a su país y era cierto, Itachi lo sabía. Siempre había luchado por mantener la paz pero esto era algo que le debía a ese reino. Sus padres ya desde niño le decían que un día se casaría con el heredero al trono de los Namikaze y su mayor sueño era ver ambos reinos unidos, eso jamás llegó debido al fallecimiento de Deidara.

Aún recordaba Itachi lo mal que se llevaban ambos cuando eran niños, ambos discutiendo porque no querían casarse el uno con el otro mientras sus padres les forzaban todos los veranos a convivir juntos para que fueran conociéndose, al final... acabó tomándole un gran cariño a aquel chico de tan solo ocho años que no pensaba ni por asomo en lo que era el amor.

Itachi por aquel entonces ya tenía sus quince años, la palabra amor no significaba nada para él pero empezaba a fijarse en cosas que antes no lo hacía y es que aquel chico empezó a atraerle. Jamás se habría imaginado que pudiera enamorarse de la persona con quien le obligarían a contraer matrimonio, pero lo hizo. Al enterarse de su muerte, jamás se recuperó de aquel golpe pero ahora podía hacer algo por ese reino vecino al que tanto aprecio tenían sus padres.

Sasuke por otro lado no entendía nada de lo que pasaba, lo único que quería era seguir con sus juergas, pasar todas las noches fuera del castillo en esos burdeles de mala muerte follándose a todo lo que pasaba por delante de él, le daba igual hombre o mujer, sólo le importaba el sexo y ya estaba harto su hermano de eso. Ino sería una buena esposa para él, lo tenía asegurado.

Entró por la habitación de Sasuke sin dudarlo y sin llamar, él era el rey, no le hacían falta las formalidades. No esperaba encontrarle allí, pero extrañamente estaba... aunque ocupado como de costumbre. Él tumbado en la cama mientras un jovenzuelo del servicio le montaba con desesperación y una muchacha que servía en la cocina le lamía y succionaba los huevos dándole ambos placer.

- Fuera todo el mundo, quiero hablar con mi hermano – dijo Itachi y el chico quiso levantarse cuando Sasuke le cogió de la cintura y le dijo que siguiera, que estaba a punto de correrse – he dicho que fuera – les gritó pero Sasuke cogiendo la cintura del chico hizo fuerza levantándose y bajándole para clavarle en su miembro hasta que con un jadeo se corrió. Le dio una palmada en el trasero y le dijo que se retirase.

Itachi estaba cansado de esas insubordinaciones de su hermano, de que hiciera lo que le diera la gana. Ahora lo último era decidir no casarse, había montado uno de sus escándalos ante el consejo diciendo que él jamás se casaría. ¿Quién narices se creía que era para decidir destrozar el beneficio de dos reinos por sus caprichos de una noche? Los sirvientes salieron corriendo cogiendo sus ropas intentando cubrir su desnudez y pasaron al lado de Itachi agachando la cabeza, pero éste no les dijo nada, no era su culpa, sino la de su hermano que se creía con potestad como para pasar por encima de sus decisiones. Los sirvientes cerraron la puerta tras ellos.

- ¿Quién narices te crees que eres para pasar por encima de mí? – le preguntó Itachi gritando.

- El príncipe del país del fuego – dijo con ironía colocándose una bata para tapar su desnudez.

Reemplazando a mi hermana (Naruto: Sasu-Naru, Ita-Dei)Where stories live. Discover now