Capítulo 1: Reino destruido

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La ciudad ardía, los soldados corrían por la ciudad espada en mano abriéndose camino y desde el balcón del palacio aparecía el nuevo Rey disfrutando de su triunfo. Lo que fue antaño una ciudad de hermosos jardines, de grandes fuentes y brillantes estatuas, ahora estaba completamente destruida, llena de soldados que se encargaban de sembrar el pánico y asesinar a todo aquel fiel al antiguo Rey. La sublevación de aquella noche nadie la esperó. La codicia de uno de los consejeros del antiguo Rey Namikaze había madurado cual semilla oscura crece lentamente hasta arraigar. La semilla de la traición había dado sus frutos. Una noche y la gran ciudad del viento había sido destruida hasta sus cimientos.

Dos chiquillos ataviados con largas capas corrían por las calles tratando de evitar a los soldados que les buscaban incesantes. Las capuchas cubrían sus identidades y el más alto se negaba a soltar la mano del pequeño que corría tras él agotado intentando seguirle sin comprender nada de lo que aquella noche ocurría. El pequeño se detuvo en seco sin poder aguantar más mientras el mayor cesó su carrera observando hacia atrás en la distancia el palacio del que acababan de escapar. Miró luego a su hermanito a quien se le estaba cayendo la capucha y es que las capas que había encontrado para ocultarse les venían demasiado grandes.

- ¿Por qué lloras? – le preguntó el mayor.

- Porque... tengo miedo – exclamó el pequeño llevándose las manitas a los ojos restregándoselos sintiendo que las lágrimas brotaban de ellos.

- Los príncipes no lloran, Naruto – exclamó su hermano sonriendo mientras cogía la capucha y la colocaba mejor evitando que la gente viera su rubio cabello.

El joven de apenas seis años de edad miró a su hermano mayor sonreír y se calmó. No entendía nada, pero su hermano mayor estaba con él y eso era todo lo que necesitaba. Su hermana hacía tiempo que había escapado con uno de los guardias del palacio, un guardia al que buscaban con urgencia intentando encontrar protección en alguien fiel aún a la antigua corona de sus padres.

- Naruto... esto es un juego.

- ¿Un juego? – preguntó Naruto – no me gusta este juego.

- Eso es porque no entiendes las reglas.

- ¿Y cuáles son? ¿Correr?

- Esconderse de los soldados para que no te pillen o tú tendrías que buscarles, además... gana quien primero encuentre a Kakashi – comentó Deidara sonriendo – así que tienes que tener los ojos muy pero muy abiertos y avisarme si lo encuentras.

- Estoy cansado de correr – dijo Naruto haciendo un puchero.

- Entonces yo te llevaré, sube a mi espalda – le comentó y se agachó dejando que su hermano subiera a caballito.

Deidara cogió a su hermano y siguió caminando, apenas tenía ocho años y tratar de escapar de allí no iba a ser fácil. Recordaba todos los anteriores días, la felicidad que vivían en el palacio, cómo se metía con el hijo del Rey del reino vecino y en una noche... todo su mundo se había venido abajo teniendo que salvar a su hermano tras haber presenciado cómo mataban a sus padres.

Caminó por una de las calles secundarias hasta que una puerta se abrió de golpe dejando ver a un soldado al que le cubría media cara una máscara de tela, un soldado cubierto de sangre con una cicatriz en su ojo derecho que aún sangraba y que trataba de parar la hemorragia con un trapo sucio que había encontrado. Pese al susto, Deidara reconoció a Kakashi y enseguida se acercó a él quitándole el trapo y rompiendo una parte limpia de su capa para vendarle la herida de su ojo.

Reemplazando a mi hermana (Naruto: Sasu-Naru, Ita-Dei)Where stories live. Discover now