Le lancé una mirada asesina -Ni en tus más morbosos y mojados sueños, verás a mi madre de esa forma. 

-Eso, mi querido amigo, no podrás evitarlo -Se fue riendo hacía su auto. Asqueroso.

Después de avisarle, ambos fuimos en busca de Dallas, que vivía cerca de mi casa. A unos diez minutos aproximadamente -Baja tú, que no quiero apagar el motor.

Bajé del carro de Eduardo y fui al lobby del edificio en donde vivía Dallas, el portero me estaba mirando de una forma muy extraña, parecía el típico anciano de las películas de terror. Le pedí que llamará al departamento de Dallas y, a los dos minutos, él ya estaba a mi costado.

-¿Dónde más buscamos, chicos?- Dallas empezó a comer de mis papitas, mientras se ubicaba en la parte trasera del auto.

-¿Vamos a un bar?- Eduardo soltó esa respuesta de repente. 

-¡¿Qué?!- Dallas y yo respondimos al mismo tiempo.

-Solo es ir a dar una revisada. Además necesito un trago, no puedo con tanta presión...

Ninguno respondió, pero con nuestro silencio, aceptamos la petición de Eduardo. Manejó treinta minutos para llegar a un bar, que se encontraba en el centro de Madrid. Su nombre era "Tomaditos", nada explícito. Noup, nada. Estacionamos el carro cerca al establecimiento, por si algo pasaba. Al entrar al bar, encontramos diferentes personajes... Los típicos ancianos, que mientras se embriagan, cantan canciones demasiado antiguas. También chiquillos, que gastan el poco dinero de la mesada, en cerveza. Y, como era de esperarse, bailarinas con muy poca ropa. 

-Ve por tragos, vodka y algunos shots si alcanza... Buscaré un sitio cerca al pool dance -Eduardo me dio un fajo de billetes.

-Asqueroso. ¿No quieren ir a un bar gay? -Ambos respondimos con la mirada.

Fui a la barra y un señor, muy amable y ebrio, me dio todo lo que le pedí menos la gaseosa que yo quería. Lo sé, sonaba patético pedir gaseosa, pero no quería perder la conciencia. Regresé con los tragos a la mesa y me di con la sorpresa de que Eduardo ya estaba ebrio y con una señorita muy voluptuosa de compañía. En cambio, Dallas, estaba concentrado en la conversación con su novio.

-¿Ya estás ebrio? ¡Increíble! 

-Sho no sé de qué hablar ustedes. Amor, quiero que tú, tú y tuuuuuuuu -Señaló a Dallas- Meeee dejen morir solo sin Mi-Ley. ¿Ya? Robin, vendrá por mí más tarde. ¡Noooo! Lo boten, beeeebés.

Busqué una explicación en Dallas- A mí, ni me mires. Mi novio y yo tendremos un poco de romcane por skipe. Yo los espero en el auto... -Salió del bar en cuestión de minutos. 

Genial. Me quedé solo con el ebrio. ¿Qué más querías de mi mundo? -Por favor, no tengas sexo en lo que vuelvo con mi bebida.

-No te prometooo nada, bebé bubu. ¡BATMANNN VEN A MÍ! ¡POR LOS CABALLEROS DEL ZODIACO Y LA CENICIENTA! ¿DÓNDE ESTÁ SPIDERMAN? TELARAÑA.... -La señorita que lo acompañaba se fue de la mesa cuando termino de gritar -¡MI BATI-CHICA SE HA IDO! MALDITO SEAS, HARRY POTTER- Al parecer, Eduardo tenía una gran afición por los comics y las princesas de Disney. En un futuro, no muy lejano, lo molestaría por esto. 

-¿Hola? -Una morena me acarició por la espalda.

-¿Sí? -Volteé para verla. Se veía muuuuy bien.

-Me preguntaba, si querías pasar un rato conmigo y con una amiga allá atrás.Ella es una chica muy linda y joven. ¿Te animas, guapo?

-No gracias.

-¡Vamos, anímate! Será divertido... 

-Ya te dije que no, lo siento.

-¿Eres gay?- Me soltó el hombro, que muy placeramente estaba acariciando. 

-Sí, soy una mariposa en busca de un sueño -Lo dije lo más serio que pude y me alejé de ella.

Regresé a la barra, pero el señor que me había atendido antes, ya no estaba. Sin embargo, una señora con unos cincuenta años mas o menos apareció de la cocina,al verme, dejó su teléfono al lado y se acercó aún más. Tenía el cabello rubio y frondoso, un maquillaje muy cargado, uñas postizas que parecían garras y ropa muy demasiado ceñida al cuerpo para mi gusto. No era muy bonita que digamos... -Hola guapo, qué haces por aquí tan solo. 

Intentó acariciar mi mano, pero la moví -Solo necesito un vaso de agua o una gaseosa, por favor.

-Veo que alguien está un poco serio y triste. Lo siento, pero en este local solo vendemos bebidas con alcohol. No obstante, tengo algo que podría ayudarte. Hay una señorita allá atrás que desea un poco de cariño. Si deseas... 

-Claro que no. No pienso ser parte de esa clase de servicios privados -Tomé mi bebida y fui en busca de Eduardo.

-¡Tú te lo pierdes!

No quise escuchar más y jalé a Eduardo, que ya estaba con dos señoritas -Vamonos de una vez. Ahorita te vas a desmayar.

-¡NO QUIERO IRME DE NARNIA! ¿DÓNDE RAYOS ESTÁS ASLAN?¿ ¡¿DÓNDE?! -Ya que no quiso hacerme caso, lo sostuve de ambos brazos y lo saqué a la fuerza del local -¡Robinbinbinbin! 

-¡Abre la puerta! -Dallas salió del carro y me ayudó a acomodar a Eduardo en el siento de atrás. 

-¿Una hora y ya estás así? Pollito. 

-Sí, sí, hasta yo lo he notado. 

-¿Lo dejamos en su casa? 

-¿Estás loco? Su mamá nos va a matar, hay que llevarlo a alguna cafetería, para que se tome uno bien cargado. 

-Hay uno a algunas cuadras, vamos de una vez.

Dallas se sentó de copiloto, Eduardo iba gritando tonterías atrás y yo conducía. Encendí el vehículo y empecé a avanzar, poco a poco incrementando la velocidad, para que el ebrio no vomite sobre su propio auto. Doblé la esquina y una chica apareció corriendo. Pisé el freno y cerré los ojos rezando en no matarla. Se escuchó el chillido de las llantas sobre el asfalto y, un grito de Dallas, hizo que abriera los ojos. No había nadie delante del auto, ningún rastro de la chica que se había cruzado. ¿La maté?

-¿Qué esperas? ¡Bájate y mira si está bien! -Dallas volvió a gritar.

-¿Qué pas...? -Eduardo abrió la puerta y vomitó. Al menos no lo hizo sobre los asientos de cuero. 

-Tú mira a la chica, yo cuido a Eduardo. 

Me bajé del auto y la vi echada sobre la pista, todo su cabello le tapaba la cara. Intenté, sin moverla, ver si respiraba. Felizmente, lo hacía y murmuraba palabras poco entendibles. Llevaba puesto un vestido muy corto de color rojo, tacones negros y un antifaz en la cara. También tenía los labios pintados de rojo. Su cabello era ondulado y marrón oscuro, o eso parecía a la luz de la luna. 

-¿Está viva? -Dallas se acercó.

-Sí, sí está viva. Solo algo golpeada... Tenemos que llevarla a algún hospital.

-Hagámoslo, antes de que venga la policía. 

Dimos media vuelta en dirección a Eduardo, pero una voz femenina se escuchó por detrás. Mi corazón latía con más fuerza y mis manos empezaron a sudar. Dallas también estaba agitado, con los ojos muy abiertos. Retrocedimos y giramos en dirección a la chica, que había movido su cuerpo ligeramente.

-Ayúdenme, por favor -Logró balbucear, antes de desmayarse por completo.

-Miley, ¿eres tú?

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¡Gracias por todo! <3 






















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