5.4

1.1K 105 22
                                    


4.

Miedo, humillación, horror y muchas otras emociones que no podía definir parecían haberlas embotellado para luego agitarlas en el interior, sentía nausea y ganas de vomitar pero aún a así estaba firme por ella; sus manos sudaban pero eso no le impidió quedarse de pie frente a Maggie que estaba sentada en la mesa con Glenn.

La mujer al ver su figura mostró su despreció con la mirada — ¿Qué es lo que quieres? —.

Porque Beth lo había llamado cobarde pero lo había besado, porque cuando él no creía en sí mismo ella lo hizo por los dos —Decirte que no me voy a rendir—.

Glenn miró con cuidado a Maggie y lentamente se alejó de la escena, Maggie le miró directo a la cara tratando de leer una mentira pero no encontró nada; Daryl siguió hablando —Quiero a tu hermana y no me voy a rendir, es todo—.

Se dio la vuelta pero Maggie comenzó a hablar —Dime tres cosas que te gustan de ella que no tengan que ver con su cuerpo—.

Daryl se detuvo en seco, podía decir más de tres con facilidad pero en su lugar volvió a ella con una sonrisa amarga —Yo no tengo que demostrarte nada a ti, porque la que me importa es ella—.

Maggie se levantó de su asiento vigilante del hombre que tenía adelante, se veía seguro y no torpe ni salvaje como lo había conocido. Tenía la tranquilidad que nunca había detectado en la granja, a pesar de su petulancia, también se veía más dulce ¿acaso Beth lo había provocado?

—Quieres proteger a tu hermana y lo entiendo pero no significa que voy a temerte, ni justificarme porque si Beth me acepta será a ella a quien yo le dé explicaciones. Esa chica que simplemente puede recibir lo que sea y transformarlo en algo brillante— argumentó Daryl antes de marcharse.

Maggie sonrió —Llevas una—.

Daryl entró en la celda donde Beth descansaba, ella tenía el cabello suelto y estaba sentada en una de las sillas con una sudadera más grande que ella misma, pies descalzos; no había doctores impertinentes ni situaciones extrañas. Eran solo él y ella, Beth le miró con sorpresa por la manera tan suave en la que se había deslizado a la celda.

Sin que le dijeran una sola palabra Beth sabía que Daryl estaba ahí para expresar sus sentimientos, el hombre caminó hasta donde estaba Beth. Daryl sentía que iba a desmayarse en ese momento porque aunque ya sabía la respuesta de Beth era el momento más vulnerable de toda su vida, no importa si las cosas resultaban a largo plazo o no, esa sería la sentencia que iba perdurar.

—Yo no puedo prometer que no te voy a volver a lastimar ni decir que con tu amor mis temores se van a esfumar, es más, mis inseguridades están aquí ahora mismo pero te puedo jurar que fuiste tú quien hizo que pensara en la palabra amor, fuiste tú quien cambió mi forma de pensar sobre vivir y sin importar si te quedas conmigo voy a querer protegerte —Daryl suspiró un momento.

Beth se levantó de la silla sin decir palabra y Daryl continuo —Si estás conmigo no vamos estar tomados de la mano todo el tiempo ni usaremos apodos cursis pero voy a estar para ti siempre. Probablemente no puedas besarme frente a otros ni contarles sobre nosotros y sin embargo, si te quedas a mi lado me voy a esforzar porque no te arrepientas de amarme, yo te voy amar solo a ti porque me gustas, porque te quiero ¿Eso es suficiente para ti? —.

—Bueno, le quitas todo el romance desde el principio— contestó con una sonrisa Beth y lentamente pasó sus dedos por el cabello de Daryl.

Daryl sintió aquel toque como la más hermosa de las sensaciones porque estaba cargada de sentimiento; Beth le besó en la boca de una manera que nunca nadie lo había hecho. Y recordó aquella prostituta con la que había perdido la virginidad y todo el asco, vergüenza que había sentido en esa ocasión. La humillación que no tenía manera de remover en su mente pero esta joven, esta mujer simplemente lo había besado pero él se sentía tan lavado de todo lo anterior "Así que...así se siente ser un hombre" pensó.

Nacida así (bethyl)Where stories live. Discover now