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Otoño Daryl 22 años

Era una casa sucia, húmeda con la pintura de la entrada carcomida. Hierba y basura en el patio y muebles hasta más viejos que la propia construcción. Merle y Daryl estaban pasando unos días en casa de ese amigo de Merle, habían traído algunas mujeres para pasarla bien pero Daryl no tenía ganas de estar con ninguna. La que se supone que estaba para complacerlo solo fumaba fuera de la casa así que Daryl fue a pedirle un cigarro ya que él había agotado los que tenía.

La mujer levantó la ceja como tratando de leer a Daryl pero este ignoró los gestos siempre que le ofreciera un cigarrillo, los dos fumaron en silencio mientras una brisa de lluvia estaba cayendo sobre el barrio tratando de limpiar lo que los humanos habían hecho durante decenas de años; la contaminación que habían construido.

— ¿Eres gay? —exclamó ella de pronto.

Daryl movió la cabeza con desesperación, cada mujer que había conocido trataba de descifrar su comportamiento con respecto a su trato con ellas; como si los hombres solo fueran animales en celo, aunque viendo a Merle y su amigo se podría pensar así —No lo soy—.

—Ya pagaron mi tiempo, es extraño que lo desperdicies— se quejó.

—Puedo conseguir sexo sin pagarlo— explicó Daryl, no estaba mintiendo, él nunca había pagado por ello pues eran cosas de Merle pero muy rara vez negaba sus obsequios. Sentía un poco de placer pero luego de eso se quedaba una sensación de gran vacío; aunque la verdadera razón porque no había tocado a esa mujer era porque tenía una sensación extraña que no podía comprender, algo que le decía que debía permanecer así como estaba.

—Comprendo— dijo ella a pesar de no ser así.

Daryl hizo una mueca divertida, aún no había nacido mujer que lo comprendiera y él suponía que no iba a nacer. Volvió al interior y se acostó en un sillón tratando de ahogar los gritos de los hombres en la otra habitación. Sin saber la razón pensó en esa mujer del hospital, era una gran idiotez pensar que alguna vez dedicó un poco de su tiempo para rezar por él.

—Te lo dije— se mofó, un rato después se quedó dormido.

No podía recordar que había tratado en ese sueño solo, una hermosa sensación de calidez en su interior y una voz suave que pronunció "pronto nos vamos a ver".

Otoño familia Greene

La enfermera salió de la habitación para avisar a Hershel que todo había salido bien y que ahora tenía una hermosa niña. El hombre le sonrió a la mujer —No una hermosa niña sino una hermosa hija que se llama Beth—.

Verano Daryl 32 años

Era un bar mejor arreglado de lo que Daryl y Merle acostumbraban, no estaban ahí para tomar algo sino para entregar un paquete a una persona que no conocían porque era parte de su trabajo o uno en el que para variar Merle le había metido. Normalmente estaba muy atento a todo en su alrededor para detectar al dueño del paquete pero en esta ocasión la música de la rocola le llamó la atención.

Era una pieza de piano con una voz de una mujer seductora. La música era lenta y luego rápida pero volvía a ser lenta, suave, pausada mientras la voz de la fémina era dulce pero luego dramática y desgarradora para terminar en un toque suave.

La letra también era hermosa, Daryl se había queda observando la rocola sin pensar mucho en ello, no iba a reconocerlo a nadie pero esa podría ser su canción favorita porque de algún modo le hizo recordar ese sueño de hace muchos años.

—Esa chica, esta para comerse pero no venimos a eso— explicó Merle con nerviosismo.

Con eso se dio cuenta que su hermano pensó que estaba interesado en la morena que estaba al lado de la máquina, un alivio porque no quería tener que explicarle lo que pasaba por su cabeza así que se centró en su tarea.

Nacida así (bethyl)Where stories live. Discover now