Primera parte

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La moto sonaba en medio de todo el silencio, delante del camino que les habían indicado; Daryl al frente de la caravana podía ver la casa blanca donde se suponía que estaba el niño con una bala, su estómago se comprimió al pensar: la niña perdida y el niño herido. El destino odiaba a los infantes.

Habían salido de Atlanta ¿para esto? Daryl quería dar la vuelta para ir en busca de su hermano pero de cualquier forma esa sería una batalla perdida, además estaba esa niñita ¿Quién iba a buscarla? Rick preocupado por su hijo, T dog con una enfermedad que casi le cuesta la vida. Tal vez Dale obsesionado con Andrea y su intento de suicidio o tal vez la madre que no paraba de llorar más que hacer algo. De nuevo ¿Quién iba a buscarla? Él no tenía un lugar en este grupo, nada que hacer y por lo tanto, era buscar a la niña una buena manera de perder el tiempo. A quien quería engañar, por alguna razón le preocupaban mucho los niños, esa debilidad con la que vivían en ese mundo.

Él suspiró cuando escuchó que Carl estaba fuera de peligro y aunque no conocía al sujeto que se había sacrificado por el chico mostrarle sus respetos no era tan mala idea, vio como todos colocaron una piedra en la tumba y pidieron a Shane que diera unas palabras. Daryl se dio cuenta que Shane estaba perdido, una parte de él parecía irse a la oscuridad y su discurso no era tan convincente pero él no era nadie para estar cuestionando.

Luego de la ceremonia, cada quien fue a hacer sus actividades, él se puso de acuerdo con Rick para salir en la búsqueda porque el resto estaba demasiado ocupado para pensar en la niña. A lo lejos escuchó la voz de Rick diciendo algo sobre no deberle nada al grupo pero de nuevo, no tenía un motivo para estar con ellos. Dio un suspiró de frustración y se puso a caminar por horas en el bosque.

El calor era asfixiante, el sudor por momentos recorría su piel y quemaba las partes expuestas de su cuerpo; el aire estaba impregnado de olor de hierba fresca mientras el ambiente se cargaba con el ruido de animales: ruido de cigarras, zumbidos de moscos. A veces el color del lugar lo daba una flor o una mariposa zigzagueante.

El tiempo pasaba rápidamente cuando se encontraba en medio de la naturaleza pero en esta ocasión no quería que fuera de esa manera porque un día menos reducían las posibilidades de encontrar con vida a la niña; con frustración y resignación volvió a la granja. Se sentía cansado y un poco triste por no tener ni una pista de la niña para dar a la madre, que no paraba de llorar.

A veces decimos hola

A veces decimos adiós

¿Qué es lo que vas a decirme a mí?

La voz melodiosa se escuchaba lejana, era dulce y tranquilizadora. Daryl comenzó a seguir la entonación, curioso de saber de quién era. Evidentemente que se trataba de los que vivían en la granja porque no había escuchado esa voz nunca.

Yo se eso también y pienso que eso es vivir

Tal vez volvamos a vernos de nuevo

A veces decimos hola

A veces decimos adiós

¿Qué es lo que vas a decirme a mí?

Daryl se escudó en los árboles para no sorprender a la persona con su presencia, se trataba de una joven de cabello rubio con una coleta de lado. Estaba cantando con mucha alegría en la pila que era la tumba de ese hombre llamado Otis, era una canción alegre que a su parecer no era tan adecuada para un difunto.

La joven dejó de cantar —Bueno, a ti te encantaba esa canción, espero que la disfrutes—.

La rubia se limpió las lágrimas de los ojos y volvió a la casa con paso ligero, Daryl se quedó mirando su partida; también tenían niñas aquí así que solo deseó que no tuviera el mismo destino que los que formaban parte de su grupo. Por alguna razón los niños le producían sentimientos de protección.

Nacida así (bethyl)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα