CAPITULO VEINTICUATRO

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Shawn

La idea del embarazo, incluso la de tener cinco bebés me parecía perfecta. Hasta que empezaron los antojos.

Shawn, quiero yogurt de naranja. Shawn, quiero pastel de mango. Shawn, quiero un helado de papaya. Shawn, quiero sexo sobre esta silla justo ahora. Shawn. Shawn. Shawn.

Nadie me había dicho que las chicas embarazadas eran tan hormonales y jodidamente fáciles de excitar. Bueno, no a ese grado. Tanto sexo podría matarme.

Además, sus antojos no eran nada dentro de lo normal, y ni hablar de sus rabietas al ser imposible conseguir lo que quería. La vez que no conseguí su espagueti en salsa de mango a las tres de la mañana, casi se devuelve a Londres.

Lo peor del caso era que me desvivía buscando tales cosas y al final siempre terminaba vomitando todo.

Y apenas iban cuatro meses.

Por otro lado, se veía preciosa con su vientre grande. Daba la impresión de tener un embarazo mucho más avanzado, aunque la realidad era que aún nos faltaban unas doce o trece semanas, nuestros niños iban a ser prematuros.

Según la ginecóloga, nuestros bebés estaban creciendo sanos y fuertes.

Aubrey, por su parte, aunque se sentía feliz con la idea de tener una familia propia, estaba más que preocupada por cómo deshacerse de las estrías y recuperar su figura después del parto.

No entendía por qué no era capaz de disfrutar su embarazo y todos los cambios que conllevaba. La verdad, para mí se veía mejor que nunca; sus mejillas estaban rozadas todo el tiempo y sus ojos brillaban más. Su cabello también estaba más largo y brillante.

Con respecto a las relaciones, habíamos seguido con ellas, aunque y no tan frecuentemente ya que su vientre no nos daba el espacio suficiente y además ella tendía a cansarse muy rápido. En las noches lo único que era capaz de hacer era ir a dormir.  Esperaba que con lo que habíamos tenido de actividad sexual fuera suficiente para que los niños fueran al menos un poco tranquilos. Cuatro bebés, ¡qué locura!

Fuera de los asuntos del embarazo, Aubrey se había hecho muy buena amiga de Angela, la vecina, y su hermana Maia. Mientras tanto, yo había andado por aquí y por ahí buscando artículos para los bebés, los cuales mantenía encerrados bajo llave en la habitación de huéspedes. Hasta cierto punto sentía que la responsabilidad de tener para los niños y ella todo lo que pudieran necesitar estaba recayendo solo en mí, pero lo cierto es que Aubrey también estaba pasando por mucho, así que restarle preocupaciones era lo menos que podía hacer.

Sobre todo ahora que había caído en un punto tan bajo de mi vida.

Resultó que, después de todo, ella no era la única chica con la que tenía responsabilidades.

Arzaylea, la chica del club. También estaba embarazada.

Me enteré de ello pocas semanas antes de la tercera visita al ginecólogo con Bree.

Estaba en una tienda de cosas de maternidad eligiendo ropa para los bebés–- era complicado teniendo en cuenta que no conocíamos el sexo de ninguno–-,  cuando la vi: ella estaba haciendo justamente lo mismo que yo. En el momento en que se percató de que estaba ahí me sonrió. Por educación decidí acercarme a saludar. Al fin y al cabo, ella y yo habíamos sido amigos hacía un tiempo.  Me sorprendía haberla encontrado en ese lugar.

––Hola Shawn. —saludo amable.

––Hola Arza...–-me quedé completamente paralizado al ver las manos sobre su vientre.

Estaba más o menos del mismo tamaño que Bree en nuestra primera visita al ginecólogo.

—-¿Tú estás...? Vaya...–--decir que estaba sorprendido era quedarse corto. Arzaylea no era precisamente la mujer a la que yo imaginaría siendo mamá.

–-Felicidades, Shawn. Vas a ser papá.

¿QUÉ?


-Monica

VÍCTIMA: El Rapto De Bree - Shawn MendesWhere stories live. Discover now