VÍCTIMA: El Rapto De Bree - Shawn Mendes

CAPITULO DOS

Shawn

Me senté a la mesa del pequeño cuartito donde me ocultaba con mis amigos, los secuestradores más buscados del mundo. Tomé mi computadora y me puse a estudiar un poco más a la chica que iba a convertirse en mi primer crimen grande. Aubrey Cage. 17 años. Hija de Máximo Cage y hermana menor de un empresario del mismo nombre. Ella y su hermano quedaron huérfanos de madre a los 4 años.

Estudiante. Novia de Liam Payne. Mejor amiga de Ava Clayton. 1.66m. 57 kg. Tipo de sangre: O Positivo. Cabello rubio. Ojos verdes. Labios rosados. Salía de antro cada semana acompañada de Ava Clayton y Kim Stuart. En sus salidas tomaba solo vodka con piña. Se acostaba con varios tipos. Fue la reina del baile escolar desde que estaba en octavo grado hasta la fecha. Tenía 3853 amigos en Facebook. 3567 seguidores en Twitter.

Usó ortodoncia hasta los 14 años. Tenía un problema de drogas. En su cuenta bancaria había 1945 euros. Su padre depositaría otros 1000 la semana entrante.

La lista de información de la chica era interminable. Era bastante popular. Me preocupaba que eso la convirtiera en un blanco difícil. Mi primer secuestro tenía que ser perfecto.

Zayn, el líder de mi banda se la había tirado dos noches atrás. Eso me provocaba algo de celos, por algún motivo la quería solo para mí. Pero, de cualquier manera, esa chica era todo menos virgen.

Iba a dar una fiesta el fin de semana próximo, el día de las Olimpiadas. Con su padre fuera de casa y la seguridad del país concentrada en ese evento nos estaban poniendo las cosas bastante fáciles. La sacaríamos de su casa, luego del país. Haríamos que su padre nos entregara una cantidad de dinero bastante fuerte y entonces ella aparecería muerta en la entrada de su casa. Sencillo. Sutil.

Zayn se molestó, porque esa fue mi idea. No era un secreto para nadie que no le agradaba mucho. Bueno, tampoco es que yo quisiera agradarle. Me limitaba a hablar con él solo cuando era necesario. Es más, para él, yo ni siquiera existía. Le daba igual si me iba del grupo o me quedaba.

Pero ya no podía separarme de ellos. Ya estaba hundido hasta el cuello. Una vez que te relacionas con la mafia ya no sales.

Así nos pasó a todos los que estábamos ahí.

-Mónica