35. Una muy mala idea

4.5K 489 53
                                    

Le doy un largo sorbo a mi botella de agua.

A pesar de estar acostumbrada a este ritmo de actividad física me sentía agotada. Digamos que cantar y bailar al mismo tiempo no era tan fácil como se veía. Había un punto donde me quedaba sin aire y tenía miedo de terminar ahogada.

— ¿Muy duro?—me pregunta Shawn, sentándose en el suelo, su espalda apoyada en uno de los miles de espejos.

—Solo espera a que me acostumbre. Luego el que no podrá seguir mi ritmo serás tú. —le digo.

— ¿Por qué pareces ser de esas personas que les encanta ganar?—pregunta burlón.

—Duh, ¡porque lo soy!—digo, virando mis ojos como si fuese la pregunta más obvia que me habían hecho.

Ambos reímos con lo poco de energía que nos quedaba. O bueno, me quedaba.

— ¿No te sientes nerviosa? No es que quiera poner presión en ti, Kanter, pero vas a cantar en frente de miles de personas. Te pueden odiar o amar, quien sabe.

—Nada de presión. Es más, siento que has tranquilizado mi alma. —digo sarcásticamente.

—Hablo en serio. —me dice.

—No sé, no trato de llenarme de esa carga por ahora. Tal vez después me sentiré tan nerviosa que voy a querer vomitar pero ahora, estoy concentrándome en sobrevivir estos ensayos...con aire en mis pulmones.

Se ríe con mi comentario, negando con la cabeza al mismo tiempo.

— ¡Shawn! ¡Tenemos que irnos!—grita uno de los hombres con los que había llegado.

—Y esa...es mi señal. —Dice, levantándose del suelo. —Me tengo que ir, es una especie de reunión aburrida, vas a tener que acostumbrarte a ellas si entras en la industria.

— ¡Dios sálvame!—exclamo.

— ¡Que me salve a mí! Tu novio se va a encargar de cortar mis manos cuando vea la presentación en su concierto.

— ¡Que exagerado!—le grito.

—Espera a ese día, Kanter...tú pagaras mi factura del hospital.

Deposita un beso en mi mejilla y me da una última sonrisa antes de abandonar la habitación.

— ¡Dios sálvame!—vuelvo a gritar, tirándome en el suelo.

—Solo es el primer día, Megan. —dice Dan, acercándose a donde estoy. —Va a empeorar.

—Shawn y tú deben haber aprendido a dar apoyo moral en el mismo lugar.

—Soy un experto, Meggy. No necesito de clases para eso. —me dice burlonamente.

Mi teléfono suena, deteniéndome de lo que le iba a responder.

— ¿Hola?—atiendo, con los ojos cerrados, aun tirada en el suelo.

— ¿Debo suponer por tu voz que estas tan casada incluso para hablar?—me pregunta Justin y una sonrisa se forma en mis labios al oír su voz.

—Siento que me han quitado un pulmón.

Se ríe con mi comentario.

—Estoy escribiendo una canción. —me dice.

— ¿Enserio?—pregunto curiosa. — ¿Y de qué trata?

—De ti.

— ¿Estas bromeando?—le pregunto.

Justin's GirlWhere stories live. Discover now