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-¡Despierta, pequeño engendro del mal! -grita el chico de ojos azules, como los de mi padre. Sonríe ampliamente mientras con sus manos me sostiene y levanta de la cama para ponerme luego de pie a un lado de él. Lleva el cabello húmedo, como si recién se lo hubiese lavado; eso hace que se vuelva más oscuro y se pierda ese color amarillo tan característico de él. Me toma de la mano y me guía por todas las camas del recinto. Ya no hay nadie durmiendo, y mamá con Cam van unos metros por delante de nosotros. -Styles debió olvidar mencionarte que aquí todos debemos levantarnos a las 7 de la mañana, Emma.

-¿Son las 7 de la mañana? -digo con una voz más ronca que lo normal, Luke menea la cabeza y me estrecha junto a su cuerpo mientras yo me restriego y quito las legañas de mis ojos para poder despertarme un poquitín.

Tardo un poco, quizás por el hecho de más del 90% de mi cerebro sigue dormido, en que nos dirigimos directamente a la cafetería. Pequeños flashbacks pasan por mi mente cuando veo ese lugar. Veo a Harry en el piso, sufriendo por el golpe que le di pensando que era un asesino serial, risas de confusión y a el mismo burlándose de mi. Mis mejillas se ruborizan con aquellas imágenes y la mano de mi hermano hace que vuelva a la realidad. Entramos a la cafetería, la cual ya se encuentra llena de gente. Todos yacen sentados en las mesas y algunos todavía hacen fila para poder retirar su bandeja con desayuno y mientras lo hacen, conversan entre ellos alegremente.

-Estaré en la misma mesa en la que te sentaste ayer, Em, te esperaré ahí. -dice mientras apoya su mano en mi espalda baja y me dirige hasta la fila de desayunos. El olor a tocino recién hecho hace que se me haga agua la boca, solía ser uno de mis desayunos favoritos junto con los panqueques. Hace meses que no pruebo uno, la guerra nos dejó sin los elementos de un desayuno básico, ahora se puede considerar un lujo tenerlo en casa.

-¿Tu no desayunarás? ¿Quieres que tome algo para ti? -le pregunto al razonar que son las 7 de la mañana y solo yo estoy esperando por comida. Luke me sonríe y me da un abrazo breve. Su calor traspasa mi ropa y me siento segura otra vez.

-Emma, olvidas un gran detalle aquí. -dice él tocando la punta de mi nariz con su dedo indice. -Soy un soldado y por tanto, desayuno con mis compañeros. -comienza a alejarse de mi mientras sigue mirándome. Camina de espaldas y no choca con nada lo que me hace dar cuenta de que conoce a la perfección este lugar. -¡Media hora antes!

Rio entre dientes y me digo otra vez que jamás podré meterme bien en mi cabeza adolescente que mi hermano es un soldado, que pertenece al Gobierno de este país. Suspiro para mis adentros y avanzo en la cola que se me ha adelantado mientras vagaba por mis pensamientos. Llego hasta los platos llenos de comida y una señora de cabello rubio ceniza, recogido en una malla en lo alto de su cabeza, me sonríe.

-Hola, cariño. Aquí está tu desayuno. -dice levantando un plato con unas cuantas laminas de tocino y siento cómo mi estomago se retuerce dentro de mi por las ansias que tengo de él. -¿Eres la hermana de Luke, verdad? -asiento lentamente mientras consigo sostener el plato entre mis manos. Ella sonríe aún más. -Lo sabía, son idénticos. Muy bien, querida, disfruta tu desayuno y de tu estancia aquí. ¡Ahora avanza que la fila sigue!

Doy una mirada hacia atrás por sobre mis hombros y veo a unas cuantas personas somnolientas, con el cabello alborotado y tambaleándose en su lugar. Murmuro un "gracias" casi insonoro y camino hasta mi lugar junto a mis conocidos. Le sonrío a Helen quién está sentada junto a Cam y ríe sonoramente a algo que Luke le ha dicho. Cam y mi madre están riendo también a un lado de ellos. Me siento sin hacer demasiado alboroto a un lado de mi madre y apoyo mi cabeza en su hombro a modo de saludo y me lanzo con gusto a mi plato silenciosamente.

-Emma quería dormir hasta el anochecer como cuando era pequeña, madre. -comenta Luke mirándome fijamente, y yo le dirijo una mirada de odio mientras mi boca se llena de tocino. Lo saboreo como si fuese la ultima vez que los probase. Mamá ríe a mi lado y da un suave apretón en mi mano.

-Todavía sigue siendo mi bebé.

-¡Mamá! -le grito en silencio mientras escondo mi cabeza tras la mesa. Meneo la cabeza sonriendo mientras alguien se sienta a mi lado. Me doy la vuelta para observar y me quedo en blanco. Es el soldado del pasillo a media noche, el soldado a quién Harry llamó Ben Campbell.

Intercambian algunas palabras con Luke y Helen y luego saluda a los demás con una sonrisa. Lleva una remera negra, delgada y unos pantalones de soldado como los de mi hermano. Luke me queda mirando mientras su amigo se detiene en mi.

-¿Ya conocías a mi hermana Ben? -le pregunta mientras se sienta como indio en la barra de madera que comparte con Helen, quién le golpea por haberla golpeado con su rodilla. Él se disculpa dandole aun pequeño apretón como el que mi madre me dio hace un momento. Ben menea la cabeza en gesto negativo y me mira con un toque de picardía, y yo también. Miente. -Bueno, Ben Campbell, ella es mi asquerosa y desagradable hermana menor, Emma Parker.

El soldado Campbell me mira mordiéndose el labio por dentro y me ofrece la mano derecha sin pensárselo dos veces, yo demoro en reaccionar y al levantar mi mano, noto que tiembla. Uno mis dedos con los suyos en un cálido saludo y me fundo entre su piel.

-Encantado de conocerte, Emma. -murmura lentamente, dejando que me pudra más y más en mi vergunza por no controlar mis nervios. Asiento como saludo devuelta y el sonríe.

-Me encantan las presentaciones. -dice alguien sentándose al otro lado de Helen y le cruza el brazo por sobre sus hombro. Ella ríe y le da un fuerte abrazo a Harry apoyando su cabeza en el pecho de él. Luke choca su puño con el de su amigo y ríe como todos en la mesa. Menos yo. -Cam, señora Parker, -dice volviendo a ser serio en un dos por tres mientras su mirada cae por todos en la mesa. -Ben. -añade bajando la cabeza a lo que el chico a mi lado responde de la misma manera y sus ojos verdes finalmente caen en los míos. -Emma.

Sonríe al decir mi nombre. Y yo hago lo mismo. No había visto esta fachada de él frente a más personas, solo conmigo ayer por la noche. Me siento un poco celosa al darme cuenta de que su felicidad no es solo para mi, pero me alegra saber que puede sonreír más seguido y con más gente. Tuvo su momento de chico normal hace unos segundos con la gente a quién quiere y ahora vuelve a ser un miembro del ejercito. Harry siegue sonriéndome y mira hacia Ben uno segundos sin que nadie se percate excepto yo. Me ruborizo de inmediato y me levanto como impulso nervioso. Huyo.

-Iré a lavarme. -y salgo corriendo con mi bandeja en las manos. Camino rápido sin mirar atrás y sigo a unas cuantas personas que dejan su bandeja sobre un gran basurero tras haber vaciado su contenido dentro de él, las imito y empujo las puertas con fuerza liberando de todo.

...

Luego de una carrera rápida a el Gran Dormitorio y abrir el pequeño bolso que Harry dejó a un lado de cada cama de nosotros con ropa limpia, saqué un vestido de color verde musgo y ropa interior de un tirón y corrí hasta los baños. Di gracias al cielo cuando descubrí que era la única que estaba dentro de ellos por lo que me desnudé segura y tranquila y dejé que el agua caliente se llevara el sudor de la noche, los nudos de la vida y el cansancio prematuro. Lavé mi cabello con las pequeñas botellas que había en el set de baño que Harry me dio anoche y lo enjuague rápidamente. Me seco con cuidado y envuelvo mi cabello con una toalla pequeña que venía también en el set. Salgo con cuidado de las duchas, tratando de no resbalar contra el piso empapado y consigo d¡llegar hasta las duchas sin ningún esfuerzo. Me cepillo el cabello con mi dedos dejando el set a un lado con mi pijama y cierro lo ojos disfrutando de la suavidad de mi pelo, el calor agradable y relajarte. Hasta que siento un ruido .

Tardé en darme cuenta que lo que había sonado era el set de baño que había caído al suelo tras haberlo dejado mal posicionado contras las baldosas del lavamanos. No noté que lo había dejado casi en la orilla y menos que ahora estaba siendo levantado por unas manos que tenían una pequeña cicatriz en el dedo meñique de cada una y que ahora estaba siendo entregado en las mías, blancas e inmaculadas.

Sus ojos eran oscuros como ya dije una vez, ahora lograba describirlos perfectamente debido a la cercanía que tenía conmigo. Empezaban con un verde claro, típico para después ir volviendo cafés y terminando en un negro azabaches. Unos ojos jamás antes vistos y tan raros como a quienes pertenecían. Tenía ahora un piercing en el labio inferior y susurraba con suavidad mientras miraba mis ojos.

-Procura tener más cuidado la próxima vez, o podrías ser tu la que caiga.

In war  (h.s)Where stories live. Discover now