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Estaba tan cansada, que ni siquiera me di cuenta cuando me quede dormida.

Creo que era la primera vez en meses que podía dormir sin la necesidad de mantener los ojos atentos a cualquier cosa. En casa, dormíamos todos en la misma habitación desde que cayó la primera bomba. Papá y Cam se las habían ingeniado para poder entrar mi cama en la habitación de mis padres para poder así, juntarla con la suya de modo que quedara una cama gigante. Primero iba mi padre, luego le seguía mamá, yo y Cam, quién rodeaba mi cintura con su brazo en caso de cualquier cosa.

Y ahora yo estaba durmiendo en el asiento de copiloto de un oficial del Gobierno.

-Emma.

Abro mis ojos bruscamente y mi cuerpo da un salto por el susto. Harry estaba frente a mi con sus ojos verdes abiertos de par en par. Tenía una mano apoyada en el salpicadero del auto y una sonrisa lo convertía en un bufón.

-Venga, tu madre y hermano te están esperando. -dice extendiéndome su mano para que pueda bajar. Frunzo los ojos y doy un salto hacia fuera cayendo fuertemente con los pies en la tierra, ignorando la ayuda del chico. Harry levanta las manos a ambos lados de su rostro y suelta un silbido casi insonoro mientras cierra la puerta.

Mientras le observo recoger algunas cosas de suelo como cajas y algunas botellas, me doblo sobre mi estómago recuperándome del golpe. Había estado tanto rato sentada que el impacto fue demasiado para mis piernas dormidas. Observo mi alrededor y veo un gran campamento. Habían tiendas de color verde musgo por todas partes. Algunas eran más grandes que otras pero todas tenías las "puertas cerradas", excepto una. Siento un golpe en mi hombro y lo veo pasar frente a mi.

-Sígueme sin separarte de mi.

Enlaza su brazo con el mío y avanza a paso firme pero un poco lento, considerándome. Camina con la mirada al frente, sin vacilar ningún momento, mientras afirma con un brazo las cosas que recogió del piso, y con el otro, mi débil cuerpo. Me doy cuenta de que caminamos hacia la tienda que tiene las puertas abiertas y mientras nos acercamos, comienzo a oír un bullicio que viene de dentro. Me estremezco sin querer y Harry me mira de reojo para comprobar que estoy bien. Me dedica una sonrisa entre sus labios extendidos en una linea recta y atravesamos por fin la entrada.

Cuando entro todo lo que me había podido imaginar desapareció de inmediato.

Dentro habían unas 20 o 25 camillas y al lado de cada una, había una pequeña mesita de noche. En cada una de ellas habían al menos dos personas. Todas sonreían mientras conversaban entre si, saltando de cama en cama para poder correr la voz de lo que sea que estuviesen hablando. Mientras mi mirada divaga por el lugar, cae en la cama en la que se encuentra mi familia. Mamá, que ahora tenía una manta cubriéndole su cuerpo, estaba de espaldas a mi, pero sus hombros subían y bajaban como si estuviese riendo. Cam estaba sentado en el cabezal de la camilla y sonreía mientras echaba la cabeza hacia atrás como hacía cuando pequeño. Ambos reían mientras conversaban con alguien que estaba entre ellos. Alguien con el cabello largo y rubio con el mismo uniforme que Harry. Alguien que sujetaba la mano de mi madre acariciándole la palma con el pulgar como solía hacer cuando pequeño. Como solía hacer...

-Luke. -digo y me suelto del brazo de Harry en un segundo y corro por todo el recinto sin fijarme en lo que está en mi camino. La gente se voltea para ver mi carrera olímpica, sin saber mi destino, sin saber por qué corro tan rápido, a pesar de que mis rodillas se doblen y mis ojos me ardan.

Cuando estoy a una cama de distancia entre mi familia, me detengo. Mi madre se da la vuelta y aún con una sonrisa, me mira con ternura. Cam deja de reír y levanta una ceja sin despegar la mirada a la persona que está frente a él, entonces él se da la vuelta y su cara se vuelve tan extraña.

No lo había visto desde hace 3 años. Su rostro estaba más... maduro que a los 18. Tenía la mandibula angular rodeada con una leve capa de barba, la justa y necesaria. El solía decir que si alguna vez se dejaba barba, sería como autorizarse a si mismo que su anciano interior, entre en él. Sonríe con esa sonrisa que me hacia llorar de la risa cuando pequeños, sus ojos verdes se llenan de lagrimas mientras camina hacia a mi. Mis pies se mueven a su paso y cuando nuestros cuerpos chocan, fue como si 3 años se desvanecieran y se hicieran segundos frente a nosotros.

-Mi querida Emma. -dice contra mi cabello. Su cabeza descansa sobre la mía y siento su respiración contra mi cabello. Su pecho sube y baja contra mi cabeza y miles de recuerdos pasan por mi cabeza. Las lagrimas corren por mis mejillas y me aferro más a él. -Hey, tranquila, no me iré. –toma mi rostro entre sus manos. –No me iré.

–Creo que Emma por fin despertó. -dice Harry detrás de mi. Omito su exigencia, la de mamá, Cam y todo el mundo menos Luke. De pequeña solía quedarme en sus brazos dormida porque con él me sentía segura. Aquí, si estoy con él, lo estaré.

-Entonces eres uno más del club "Lo que la gente dice de Emma", Harry. -musita Luke sobre mi cabeza. Siento cómo su barbilla rebota en mi cabeza y sonrío contra su pecho. Entonces él me separa un poco de él y me apoya sus manos en mis hombros para poder mirarme con sus ojos verdes. -Emma es una de las mejores personas aquí y está llena de amor para entregar, solo a la persona que le merece. -sonríe. -¿verdad, Em?

Termina su frase agrandando su sonrisa y guiñando un ojo. Algo dentro de mi comienza a formarse y a desear con una ganas tremendas que no vuelva a convertirse en seda. No quiero que se escape tan rápido de mis manos.

Otra vez.


In war  (h.s)Where stories live. Discover now