⭐ P R Ó L O G O ⭐

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00 » C O M I E N Z O.


– Hemos llegado – anunció el chófer, cuando se bajó del vehículo y acudió a abrir la puerta. 


Salí al camino de grava que desembocaba frente al garaje y aspiré a pleno pulmón el aire puro y fresco de la montaña. Comprobé que hacía mucho más frío acá arriba –en la montaña– que en Seúl. Miré a mi alrededor, las montañas estaban cubiertas de oscuros pinos y negras sombras recortadas contra el cielo nocturno violáceo sin estrellas. El chófer estaba sacando mi equipaje y los esquís del maletero. Volteé a mirar el chalet, qué estaba construida con madera y tenía enormes ventanales en toda la fachada. Habría parecido un refugio tradicional de montaña si no hubiera sido porque cubría toda la cima de la montaña. Y yo ya había estado aquí antes aunque fueron en pocas ocasiones, en realidad no solía venir tan frecuentemente, pero es impresionante ya que no tiene ninguna casa en los alrededores que le tape la vista, y en la parte de detrás hay puertas cristaleras y grandes ventanales, sólo se ve montañas y más montañas.


– ¿Dónde está la nieve? – pregunté mirando al cielo –. ¿Cómo voy a esquiar sin nieve? Voy a aburrirme aquí arriba.

– Tiene que nevar, Baekhyun – afirmó el chófer –. Quizá dentro de un rato puedas salir a bailar bajo la nieve a la luz de la luna – aventuró mientras cerraba el maletero.

– Chen, ¿querrás entrar mi equipaje? Ya sabes dónde dejarlo, y los esquís ponlos en la caseta de atrás – le dije, el chófer asintió con la cabeza y se apresuró a coger el equipaje. 


Abrí la puerta de la casa. «Espero que funcione la calefacción –pensé–, el invierno pasado se estropeó la caldera y se helaron las tuberías.» Entré a la casa detrás del chófer, quién dejo mi equipaje a un lado de la puerta y se marchó. Todo estaba oscuro. Busqué a tientas el interruptor de la luz pero no lo encontré. Oí el golpe de la puerta del coche al cerrarse. Luego el resplandor de los faros resbaló sobre la pared al retroceder el coche. Chen iba a conducir otros cientos de kilómetros de vuelta a Seúl. Oí un crujido de las tablas del suelo. Me quedé inmóvil, aguzando el oído. Oí un paso. Después un golpe, como si alguien hubiera tropezado con una silla o una mesa. Luego una tos.

 «No estoy solo –pensé–. Aquí hay alguien más.»



⭐⭐⭐⭐⭐

Este capítulo ha sido como una introducción a la historia, por lo cuál es algo corto. Pero espero que los siguientes capítulos sean de tu agrado.

Lots of Love, de una romántica empedernIda. XXX //

CHALET ↬ ChanbaekWhere stories live. Discover now