—Si, lo siento Masamune de verdad no puedo ya estoy casado con una bella mujer, aparte no dijiste que querías a mi hijo y a mis nietos.

—Si, pero...

—Nada de peros, lo nuestro no se puede y ya vez si ya quieres a lo que se supone es tu familia ¿para que me quieres? y no, tampoco puedo ser tu amante.

—No usted, no entiende.

—Si entiendo, se que soy demasiado atractivo para el ojo humano pero no es para tanto, y no te preocupes no le diré nada a Ritsu y tampoco se lo digas a mi esposa.

—Pero yo no...

— Veo que no aceptas mi respuesta pero de verdad No se puede y nunca se podrá, aparte aun no me gustan los hombres, así que adiós—el Sr. Onodera estaba apunto de salir de su oficina pero de detuvo en la puerta—Y para tu información no estoy loco solo soy Santa.—y se fue.

—Esto tiene que ser una estúpida broma.

Yokozawa no había tenido una buena semana, al parecer todos se empeñaban que Zen y él no se vieran, ya que su padre le había dado un mes de vacaciones ya que se había enterado que Alberto había regresado y por ello le había dado tiempo libre para ...

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Yokozawa no había tenido una buena semana, al parecer todos se empeñaban que Zen y él no se vieran, ya que su padre le había dado un mes de vacaciones ya que se había enterado que Alberto había regresado y por ello le había dado tiempo libre para que la pasara con su amigo de la infancia el cual siempre conseguía la oportunidad de besarle, lo cual le hacia sentir algo incomodo, recordaba que lo hacían de niños y el lo hacia por afecto a su amigo o eso recordaba, pero ahora era totalmente diferente sabia que ya no podía seguir haciendo eso, una era porque ya no eran niños y los besos era una muestra de afecto inocente pero a su edad, el no besaba por aquella razón, lo cual lo llevaba al punto mas importante el cual era ZEN su pareja, su prometido (el cual curiosamente también estaba comprometido con su hermano) y sentía que lo traicionaba.

Pero se le hacia raro que Zen no fuera a buscarlo, siempre estaba al pendiente de el, o por lo menos una llamada, en toda esa semana solo había recibido un mensaje, uno de esos que cuando llamas a alguien y este no puede coger la llamada solo te envían un mensaje con "lo lamento pero no puedo contestar, cuando pueda te devuelvo tu llamada" se sentía algo deprimido de que su pareja no estuviera con el.

—En que piensas yoko-chan.

Pero el lado bueno es que tenia a Alberto con el, aunque de cierto modo le recordaba a su pareja pero solo un poco y eso en lo físico ya que en personalidades si eran diferentes aunque ahora que lo pensaba ambos eran igual de infantiles e inmaduros.

—En nada

—a mi no me mientes se que algo tienes pero no te preocupes no te obligare decírmelo, pero hay algo que quiero preguntarte.

—¿ Y qué es?

—Recuerdas la promesa que hicimos juntos

— ¿Cuál de todas?, recuerdo que prometimos una vez a que haríamos cosas de adultos al mismo tiempo, lo cual nunca entendí y sigo sin entender.

Al fin te encontré ♥Where stories live. Discover now