Capítulo 3

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-Hola, princesa –dijo mamá moviendo un mechón de mi cara. Noté el tono de su voz distinto.
-¿Por qué tu voz se escucha así? ¿Ocurrió algo?
-Sí, pero no es el momento de decírtelo –sonríe y se levanta –. Vístete con lo que te dejó tu amigo –dijo señalando un paquete. Se fue y me dejó sola en la habitación (por habitación me refiero a mi camilla con las persianas funcionando como separaciones).

La abro y había calzas, camisas, zapatos, una ardilla de juguete que mueve su cabeza y una carta. Esta dice: "Hola. Al parecer, la adivina tenía razón. Espero que estés bien. Te envié esta ropa... Ansío que te guste, la escogí yo. Cuídate. Matt. "

¡La escogió él! Qué tierno de su parte. La verdad, tiene mejor gusto que mis padres. Me vestí lo más rápido que podía y salí.

-Hija, tienes que verlo. Es la realidad –dijo tristemente mi papá.
-¿Qué es esto? –ya no habían casas, solo madera rota con arena. Desde el cerro se veía todo. Qué horrible –. Eso es –miro un montón de barro donde una cabellera falsa de color amarillo sobresale –Jess... –susurré. Me acerqué y era mi muñeca favorita... toda mojada y llena de barro. Nunca la soltaré.
-Mamá, fue al departamento para ver si había algo. Solo encontró un paquete de galletas y un cuchillo.
-Esto ocurrió por culpa de ese movimiento de anoche.
-Hija, esto fue un sismo muy fuerte al que se le llama terremoto, y, al ser afectada con el mar, se llama tsunami.

Mi papá me miraba con preocupación. Bajé y me encontré con personas llorando, otras durmiendo en el piso o eso creo.

-Hija –aparece mamá –, encontraste a Jessica.
-Jess. A ella no le gusta que le llamen Jessica.
-Perdón.
-¿Encontraste algo más? –preguntó papá.
-No, pero tenemos que volver a la casa –respondió tristemente.
-Y... ¿cómo? Ya no está el auto.

Luego, miro de reojo a una cámara. No era como las de vigilancia del territorio. Creo que es una de las de mi ''chico misterio''. Miro hacia arriba y veo un helicóptero. Por Dios... ¿Algo más, Matt?

-Suban –dijo un señor bien vestido. Miré su brazo y tenía un arma. Mi papá nos hizo subir rápido.
-¿Están cómodos? –preguntó el señor.
-Sí, gracias –respondió mamá.
-¿A dónde vamos? –pregunté.
-A tu casa –dijo de manera más tierna que con mis padres.

No habló y ni hablamos durante todo el trayecto. Qué miedo. No pude dejar de mirar la mano de aquel hombre. Me sentía como una criminal que debe ser trasladada por alguien armado. Pensando sin dejar de mirarlo, pasó como una hora.

-Llegamos –nos dijo el señor. Nos bajamos diciendo gracias. Pero su respuesta fue extraña –. Dígaselo a su amigo. Adiós, señorita Roth.

¡Todo lo hizo Matt! Vaya, ¿cómo logré estar así de cercana con él?

-Entremos –propuso mi papá.

Me voltee. Se estacionaron frente a nuestra casa. Increíble.

-No tengo las llaves –dijo mamá revisando sus bolsillos sucios.
-Debajo de esa piedra hay unas de repuesto –respondió papá. Me acerco a la piedra y la tomo.
-Aquí están –saco las llaves y vuelvo a colocar la piedra.
-Gracias –me agradece mamá y abre la puerta –. Llegamos por fin a la casa.
-Voy a retomar el trabajo mañana.
-Pero estás de vacaciones –dije.
-Perdimos demasiadas cosas materiales en la playa –respondió tristemente.

Luego de un corto e incómodo momento, mamá rompe el silencio.

-Apoyo a tu papá. Tuvimos suerte son ese chiquillo tan bueno que nos trajo a todos a la casa.
-Sí. Si lo vuelvo a ver, le agradeceré demasiado.
-Por cierto, ¿quién es Matt? –preguntó papá.
-No molestes a tu hija –respondió mamá jugando.
-Pero ¿quién es Matt?
-Algún día lo sabrás –le dije con el mismo tono que mamá.
-¿Por qué no me dicen?

Entro en mi habitación. Estaba todo en el suelo, mis muñecas, peluches, todo...

-Vaya, hay que arreglar bastantes cosa –dijo mamá sorprendida.
-Hmm –suspiré –. Sí.

Ordenando, nos alegrábamos contando anécdotas para olvidar el motivo por el cual estamos ordenando. Las horas se fueron y suspiramos satisfechas.

-Listo –dijimos las dos a coro.
-Y –aparece papá por la puerta –, ¿me van a decir quién es ''él''? O sea, sé que lo conociste en la playa, pero... ¿en la playa en sí? O, ¿en otro lugar y fueron a la playa después? O... –decía mi papá inquieto.
-Shh... –le dije.
-Hey, deja a tu hija tranquila. ¿Ya?
-Okay.
-Por fin –dijimos ambas.

Mi mamá y mi papá salieron y cerré la puerta. Momento de pensar en Matt. ¿Por qué fue tan formal, amable y cariñoso conmigo? Es lindo, no lo niego. Esos ojos azules oscuro, ese pelo negro bien peinado y al parecer suave. Me encantaría verlo otra vez. Fui al living a decirles las cosas geniales que me había dado Matt. Pero ellos estaban hablando y decidí escuchar.

-Amor, ¿qué te dijeron en el trabajo? –preguntó mamá.
-Tengo que ir mañana sí o sí. Al parecer hubo bastantes fallos tras el terremoto. Me voy a las una de la madrugada.
-Okay, cuídate, lleva el auto de mi hermano. Lo llamé hace un rato. Lo estacionó al frente, adiós.
-Sí, mejor me voy ahora y regreso más temprano. Adiós, amor.
-Adiós –se besaron para luego salir por la puerta. Salgo de mi escondite.
-¿Y papá? –pregunté inocentemente fingiendo no saber.
-Tuvo que ir a trabajar
-Ah, bueno... Mira las cosas que me dio Matt.

La llevé a mi habitación y le mostré la ropa y otras cosas que venían en la caja, excepto la carta. Esa es privada.

-¿Y esa hoja?
-Es mía.
-¿La puedo leer?
-No, es mía.
-Ya –ríe –, duerme, es tarde, ¿vale? Aprovecha de dormir para que mañana terminemos de ordenar las cosas en las otras habitaciones, ¿sí?
-Está bien. Buenas noches mamá –ella abandonó mi cuarto para cambiarme de ropa y acostarme. Apagué la luz y me acomodé. Buenas noches, Matt.

Subastada? INITIUM [Visión Roth Montalva] I **CORRIGIENDO**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora