Prólogo (Editado)

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Creditos de portada: A la maravillosa @valeriapadilla204
Donde conocemos a nuestra "Dulce" protagonista y nos damos cuenta que de dulce tiene bien poco

Estábamos huyendo otra vez,
Lo había hecho más veces de las que pudiera contar, de una ciudad a otra, pero nunca habíamos llegado tan lejos como Estados Unidos.

Luego de un vuelo eterno y de hacer todos los trámites, llegamos al país del sueño americano, sin hogar ni un lugar en el que dormir, casi sólo con lo puesto.

Agradecía que el inglés fuese obligatorio en mi escuela.

Mi padre me lanzó una mirada preocupada desde el asiento delantero del taxi en el que estábamos. El conductor, ajeno a todo, frenó en un semáforo en rojo. Miré con frialdad a mi progenitor.

¿Progenitor? Nunca le había dicho papá, pero se me estaban acabando los sinonimos y no podía decirle donante de esperma ¿no?

Lo que pensaba hacer rayaba en la locura. No me importaba que me mirase con preocupación. Ningún padre dejaba a su hija en un campamento politeista medio hippie. Vamos, que era un doctor. Se suponía que tenia educación suficiente como para distinguir y descartar chorradas. ¿Los dioses griegos, reales? ¡Y yo soy Cleopatra!

El automovil se detuvo tras lo que me pareció un viaje eterno. Estábamos frente a una colina vacía, con un arco en su parte superior.

-Tienes que pasar ese arco.- Me dijo mientras bajaba mi maleta. Y sin siquiera un despido, volvió a subirse al taxi que no tardó en ponerse marcha.

Crucé el arco, sintiéndome absolutamente ridícula. Para mi sorpresa, me topé con una multitud de cabañas que parecían sacadas de un cuento de hadas.

Me dirigí a una casa grande, dónde un hombre en una silla de ruedas me explicó todo. Mas tarde entendería que también acababa de conocer a Dionisio, quien en vez de llamarme por mi nombre me llamó Ana.

Ser una semidiosa explicaba muchas cosas, en realidad. Además, era obvio que este arreglo sólo sería temporal. Conmigo siempre lo era.

Solo me quedaba algo en claro. Nadie sería capaz de obligarme a luchar.

Tras dos meses podía decir que me había instalado en una cómoda rutina

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Tras dos meses podía decir que me había instalado en una cómoda rutina. Me reconocieron la misma noche que llegué, como una hija de Tyche. La cabaña 19 no era un lugar tan malo en el que estar y ¡Sorpresa! Ahora podía controlar la suerte.

Lo único que no me gustaba era la falta de privacidad. Tras toda una vida como hija única, sin compartir mi espacio con nadie, tener muchos hermanos no era un cambio fácil.

Para mi fortuna, había conseguido una reputación en la que escudarme. Pese a no haber puesto a nadie en peligro mortal, todos sabían que si se metían conmigo su vida se convertiría en un infierno.
Aún así, no faltaba quien intentaba divertirse a costa de la chica nueva o se quería vengar por cosas en las que yo no había tenido ninguna influencia. Todos los que me molestaban por mi acento, la jefa de cabaña de Afrodita que me culpaba por romper con su novio (A quién ni siquiera conocía), los que creían que era divertido que no quisiese luchar y un largo etcétera.

Tentación   (Jason Grace Y Tú) *Editando*Where stories live. Discover now