Capítulo 15 - Fulminantes e impetuosas palabras

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     —Te dije que Woo Hyun iría a la comida si tú ibas por él. Casi no le gustan estas cosas —le mencionó la madre de su jefe una vez que entraron a la casa. Le apretó una mejilla y le dejó un dulce beso en la frente—. Eres un jovencito muy responsable. Me alegra tanto que tú seas la pareja de mi hijo. No sabes lo feliz que me siento por ello. Cuídalo mucho, por favor —le pidió la mujer con un hermoso brillo en su mirada antes de ir a la cocina, seguida de su esposo.
     Sung Kyu se quedó por un momento paralizado y sintió que el nudo en su garganta se había hecho más grande. Tenía el estómago revuelto. Sentía que en cualquier momento su cabeza explotaría por la frustración. Tragó saliva en silencio y luego subió las escaleras cuando sintió a Woo Hyun a su espalda. No tenía la suficiente fuerza mental para verlo a la cara, y en ese momento pensó en evitarlo, aunque le iba a ser muy difícil ya que dormían en el mismo cuarto.
     Escuchó que su jefe lo siguió hasta la recámara y no lo pensó dos veces para encerrarse en el baño. Permaneció ahí dentro por más de veinte minutos sin hacer nada, y después decidió darse un baño por segunda vez en ese día. El cuál se prolongó por casi media hora. No había metido ropa limpia tampoco y se puso la que traía antes. Se secó el cabello y, cuando estuvo listo, con nerviosismo abrió la puerta para salir.
      Miró a Woo Hyun, quien aún estaba despierto, y lo peor era que estaba sentado en el sillón donde dormía. Sung Kyu se mordió el labio inferior y se encaminó hasta el escritorio tratando de ignorarlo, pero antes de que tomara la silla para acomodarse frente a su portátil, el otro lo sujetó de un brazo, y el muchacho sintió que un enorme escalofrío recorría su columna.
     —Sung Kyu, quiero hablar contigo —dijo su jefe, y no pudo evitar estremecerse por lo suave y suplicante que se escuchaba su voz.
     Otro doloroso nudo se estaba formando en su garganta y de ninguna manera quería escuchar lo que Woo Hyun pensaba decirle.
     —Si es sobre lo que pasó en el restaurante, ya te dije que no tienes nada que hablar conmigo —lo excusó, con palabras firmes pero tajantes.
     Sung Kyu no quería recordar lo que había visto horas atrás. Miró a su jefe a los ojos por un momento y quiso soltarse de su agarre, pero éste no se lo permitió. Woo Hyun se acercó más a él y lo sujetó con más resistencia de ambos brazos. Kim sintió entonces que perdía las fuerzas en las piernas, y levantó las manos como pudo para que Nam no se siguiera aproximando.
     —Pero, quiero explicarte las cosas.
     —¡¿Por qué?! ¡Tú puedes hacer lo que quieras, con quien quieras! Nuestro compromiso es falso. No tiene que importarme lo que hagas con tu vida —explicó, tratando de alejarse, sin embargo, su jefe no dejaba que se moviera, y Sung Kyu sintió su corazón latirle en los oídos.
     Ya no quería que Woo Hyun lo siguiera lastimando. Sentía que en cualquier momento su corazón se terminaría de hacer pedazos.
     Woo Hyun lo miró con imploración mientras suspiraba profundo y se negaba rotundamente a dejarlo ir.
     —Sung Kyu, no quiero que pienses que soy otro tipo de persona. Ella era sólo una conocida y no tiene nada que ver conm-...
     —¡No quiero saber! —gritó el muchacho, irritado, pero no lo suficientemente fuerte como para que se escuchara fuera de la habitación. Sung Kyu apretó los ojos y levantó más las manos para cubrir sus oídos con las palmas—. ¡No quiero saber! ¡Por favor, no me digas nada!
     —¡Sung Kyu!
     Woo Hyun soltó sus brazos de pronto y lo tomó por las muñecas, tratando de alejarlas de sus orejas para que lo escuchara, aunque fuera por la fuerza, pero el muchacho decidió comportarse con inmadurez y optó por forcejear con él para que lo dejara tranquilo. Sung Kyu no dejaba de moverse para que su jefe lo soltara y sus ojos comenzaron a humedecerse.
     —¡Escúchame, con un demonio!
     —¡No quiero! ¡Déjame en paz! —volvió a pedir, viendo al otro con molestia. Pero su corazón se agitó aún más cuando notó la penetrante mirada de Woo Hyun, la cual estaba llena de frustración. Sus ojos estaban cristalinos y parecía que las lágrimas rodarían de ellos en cualquier momento.
     Sung Kyu se quedó inmóvil por un rato, y el nerviosismo le llenó el cuerpo entero cuando sintió cómo Woo Hyun dejaba ir sus manos para sostenerlo del cuello con suavidad. La temperatura de sus palmas lo hizo temblar, y abrió los ojos con desmesura cuando su jefe se acercó demasiado a su rostro para robarle un beso.
     Woo Hyun lo besó; y Sung Kyu sintió que su respiración se cortaba.
     De un momento a otro el oxígeno no era capaz de llegar hasta sus pulmones. Su rostro se calentó y la increíble suavidad de los labios de su jefe cubrió los suyos por unos segundos, los cuales fueron suficientes para que el muchacho sintiera que su mente se nublaba.
     Por un instante creyó que sus huesos se habían transformado en gelatina. No podría sostenerse más en pie si su jefe no se alejaba de él. Woo Hyun cerró los ojos y, cuando se separó un par de centímetros de su rostro, de nueva cuenta clavó su mirada sobre la suya, pero Sung Kyu estaba seguro que sus pensamientos estaban perdidos.
     No era capaz de procesar que Woo Hyun había unido su boca con la suya de esa forma. A comparación de aquella primera vez donde lo había hecho por compromiso, en ese momento lo había hecho porque había querido, y, además, lo había sentido tan distinto.
     Si le preguntaran, Sung Kyu juraría que Woo Hyun lo había besado porque...
     —Te amo. Te amo, Sung Kyu. Estoy perdidamente enamorado de ti.

El Contrato | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora