Capítulo 46

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-espera… -musitó Harry. Pero ya era demasiado tarde… TN le había lanzado otra mirada cargada de dolor y resentimiento y se marcho con el perro. Sin decir más, dejándolo con las palabras en la boca y con un dolor indescriptible en el pecho.

Harry no hablo en todo el trayecto de vuelta. Habían hecho una parada en una posada para descansar. Así a primera hora del medio día estar en Sudeley.
-¿No piensa hablarme en lo que queda del viaje, majestad? –le preguntó Zayn, cuando estaban a punto de dormir.
-¿Por qué no me dijiste que la habían exiliado a ese lugar? –
espetó Harry.
-¿Y se supone que eso es un tema de suma importancia? Por todos los cielos, majestad. Tiene otros temas muchísimos más importantes que tratar. 
-pues qué da la casualidad que ése es un tema de suma importancia para mí. Por eso me llevaste ahí… para probar cuanto me importaba.
-y estoy comprendiendo que fue un gran error hacerlo. Ella le ha faltado el respeto, tendría que ser castigada por ello.
-¿Castigarla más? ¿Qué tienes en la cabeza? ¿No la viste como estaba? Tiene razones para tratarme así…
-¡Por supuesto que no! nunca nadie tiene razón en faltarle el respeto, majestad.
-estaba dolida… destrozada…. Jamás pensé verla así… ella era tan sonriente… tan
 inocente… no tenía ningún mal para nadie, aún sabiendo todo lo que había sufrido en el pasado. Ahora su corazón está lleno de odio y de dolor por mi culpa.
-hablas como si… oh por todos los cielos… ¿Te has enamorado de ella?
Harry lo miró fijamente y tensó la mandíbula. Ésa fue toda la repuesta que Zayn necesitaba.
-¡No puede ser! –exclamo, como si fuera el fin del mundo- De todas las mujeres que existen en la faz de ésta tierra ¿Tuvisteis que escogerla a ella? 
-ya debiste de darte cuenta hace tiempo.
-¡Pero pensé que era una de esas faces pasajeras! Un capricho nada más.
-el amor nunca fue un capricho para mí.
-¿Es por eso que no te relacionas con Caitlin? ¿Por ella?
-Caitlin y yo nunca conjugamos bien. Y lo sabes más que nadie.
-es cuestión de tiempo. Pero sería muchísimo más fácil si tu olvidaras a ésa mujer. Pobre Caitlin, la verdad es que la compadezco. Qué su marido éste enamorado de una sirvienta… ¡Una desgracia!
-¡ya basta, Zayn! Estoy harto de que menos precies a TN de esa forma. Ni siquiera la conoces.
-y no pretendo conocerla. Ni me importa. Tengo asuntos muchos más importantes que tratar. Así como tú. Tienes otros temas que son imprescindibles. No vale la pena perder el tiempo en tonterías como el amor… más si es profesado a la mujer equivocada. 
-claro… no lo sería si ella fuera de la realeza ¿Verdad?
-es hora de dormir, majestad. Mañana a primera hora partiremos. Y será olvidado este asunto. TN debe pertenecer a tu pasado. No se diga más.
Pero TN nunca se iría de su mente, más sabiendo todo el daño que le había hecho… si tan sólo le hubieran dicho lo que le pasó meses atrás… aunque ¿Qué podría haber hecho? Tal vez perjudicarla más.

Lo había visto de nuevo… era él… TN no podía creerlo. Estaba distinto a como lo recordaba, expulsaba virilidad por todos sus poros, sus rasgos más duros y masculinos, algo cansado también, quizá… ¿Pero por qué tenía qué importarle? Además… ¿A qué había ido exactamente? Era más que evidente que ya estaba casado y que había ascendido a Sir Malik a Lord. Ya no tenía por qué importarle lo que fuera de él. Si al fin y al cabo, ya tenía otra vida. Y quizá, sólo quizá un heredero en camino… hombres como él no perdían el tiempo. No tenían porque de todos modos.
Salió de debajo del agua para respirar. Se sentía como hacía mucho tiempo no se sentía, relajada y tranquila… aunque sabía que eso duraría sólo unos segundos más. 
Agradecía Estelle Fortune por permitirle darse un baño antes de trabajar… la paga era un poco mejor que la del viejo Bailey, y tenía el beneficio de quedarse con las propinas si es que las recibía, eso sería cuestión de suerte.
Como había predicho, su paz no duró mucho, poco después llegó Estelle, así, como si nada. No importaba el hecho de que fuera mujer… detestaba que invadieran su privacidad de ese modo. Más sabiendo que estaba desnuda. Le traía un par de toallas y su vestimenta. TN negó al instante… una cosa era trabajar en un burdel como camarera, otra era vestirse como las demás mujeres que trabajaban en la primera y en la segunda planta. 
Era el típico vestido con escote pronunciado, cortado hasta un poco más debajo de los muslos para lucir unas esbeltas piernas con un par de medias negras, con telas referenciales como la seda y el encaje. Ni en sueños se pondría ese vestido.

Estelle comprendió que TN era muy tímida, y que además pretendía esconder las cicatrices que tenía en la espalda, se había percatado de ellas, no eran para nada estéticas. Los clientes del local no se fijarían, o quizá sí, pero era sólo cuestión de que la muchacha se acostumbrase, así como todas las novatas lo habían hecho.
Cedió a que TN usara otro vestido más sobrio y más cubierto.

Cuando observo el local con más detenimiento sintió repugnancia. Odiaba con todo su ser a todos los hombres que frecuentaban el local, aunque no los conocía a todos. Pero el sólo hecho que vayan a conseguir placer de una variedad de mujeres que se entregaban sin chistar siquiera, le revolvía el estómago. Le había dejado bastante claro a Estelle que no se entregaría a nadie, que estaba allí para trabajar como camarera, nada más.

El mes que pasó lo vio mucho más eterno que los otros. Aunque la trataban bien, no había día que no le ofrecieran dinero para otro trabajo extra. Debían estar muy borrachos, todas “Las chicas” de Estelle eran agraciadas, no como ella, claro que había una gran diferencia entre ellas y TN, sólo que los hombres no lo notaban y la veían a ella como una más.
Cierto día, igual de tedioso que los demás, estaba limpiando unas de las mesas desocupadas para que el siguiente la encontrara limpia cuando la voz de unos de los clientes más desesperantes le hizo gruñir de la rabia. Odiaba a ese vejestorio, además de ser regordete tenía una barba de santa Claus que todas las chicas comentaban que apestaba a rayos.
-¡Hey tú! Aquí tienes a otro admirador, ¿Qué te parece dos por noche? Habrá una buena paga.
Bien sabía que sí, a pesar de ser detestable, según Estelle era el que mejor pagaba a las chicas.
Miró de reojo a su acompañante. Parecían más jóvenes, quizá unos treinta, pero era igual de detestable y arrogante que Frank McBride. El vejestorio.
TN se dirigió a la barra, ignorando que la seguían atentamente con la mirada. Estelle se quedó frente a ella.
-niña… es hora de que empieces a aceptar las proposiciones que te hacen. No son de esperar por mucho tiempo.
-no pienso aceptar ninguna, Estelle –
dijo con determinación.

-supongo que supiste donde te metías cuando aceptaste el trabajo ¿Verdad?
-por supuesto. Y he dejado claro el primer día que sólo venía a limpiar y a servir.
 Agradezco toda vuestra buena voluntad pero nunca me entregare a ninguno de esos hombres por dinero.
Estelle se acerco para susurrarle.
-sé que no es… muy atractivo que digamos pero no es tan desagradable como aparenta.
TN reprimió una mueca de asco.
-no. Dile que deje de insistir. Tiene a otras veinte chicas disponibles.
-¿Ni con Trace?
Supuso que se refiera a su acompañante. ¿Es que tenía que deletrear para que le entendiera?
-con ninguno, Estelle.
La mujer morena se rindió por fin y la dejo hacer su trabajo. Que era lo único que sabía hacer, complacer a un hombre no entraba en su lista de habilidades, ni en ninguna parte.

Enamorada del Candidato Equivocado (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora