Capítulo 19

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-no, querido amigo. No podrías ayudarme aunque quisieras, pero os doy gracias por preocuparos, la verdad, ustedes sois los únicos que me entienden.
Y los cuatro, Relámpago, Tornado, Tormenta y Rayo relincharon y sacudieron la cabeza a modo de aprobación.
-ustedes sí que sois únicos, ¿verdad? Por eso los quiero. 

Mientras tanto, en el castillo, Harry daba las mil y una vueltas en la biblioteca, su único lugar secreto, donde podía pensar y concentrarse. 
El olor a los libros viejos era como un licor para aflojar los nervios, y el contenido de todos estos la distracción perfecta.
A penas si había podido dormir los últimos tres días por una misma causa: recordar que le había pasado después de ser atacado por el oso.
Repasó mil veces la misma imagen de él caminando por el bosque cuando se desató la tormenta sobre su cabeza. Luego que habría caminado medio moribundo hasta la entrada del castillo. De allí lo único que tenia era un recuerdo, una escena borrosa, lo único claro era una voz... una voz que le hablaba y que le cantaba para tranquilizarlo. Una voz angelical... un canto de un hermoso ángel del cual no podía recordar quién podría ser.
Había llegado a la conclusión de que podía ser una persona... una mujer en particular... pero no podía ser posible.
-¿Alteza?
Harry contuvo la respiración y reprimió un grito, por el susto.
-¿Qué sucede, Sir Malik? -dijo lo más natural posible.
-la Reina nos invita a presenciar una pequeña presentación de la princesa en el salón de fiestas.
-¿Presentación? -
replicó Harry.
-sí. Va a cantar y va a tocar el piano.
Harry elevó ambas ceja a modo de respuesta.
-yo también me sorprendí, créeme -susurró Zayn- va a comenzar, ¿Viene?
-claro, ¿cómo rechazar tal invitación?
-aparenta algo de entusiasmo, ¿quieres? -
Dijo Zayn, con vehemencia- vamos, alteza. Nos esperan.

La Reina estaba sentada en medio de ellos dos, mientras que la princesa estaba un metro de distancia, ya ubicaba y preparada para tocar el piano.
Por el amor de Dios... ¿Acaso esa mujer estaba agonizando? Porque ésa sería la única explicación para su interpretación tan.... Desastrosa era una palabra más o menos cruel, y mala... digamos que era aceptable. Tocaba bien el piano, de eso no cavia duda, pero su voz no llegaba al tono de la canción ni aunque se pusiera de puntitas de pie. Era algo así como una rara combinación que la llevaba al desastre.

TN, en tanto mientras se desvestía para darse un merecido baño, cantaba la misma canción. Bonita se quedaba mirándola desde el extremo de la tina, escuchándola muy atentamente.
-sé que mi voz es desastrosa, no tienes que decírmelo.
Bonita ladró en repuesta. Y TN soltó una risa.
-aunque ya vienes escuchándome desde hace mucho, debisteis haber acostumbrado, ¿Cierto?

Harry cerraba con fuerza los ojos y pensaba en cosas bonitas, como las flores. Ya no lo resistía más... y aunque sabía que la representación no tardaría en terminar, decidió que necesitaba algo más que silencio para calmarse.
-majestad -se arrimó a la Reina y le susurró- necesito retirarme unos minutos, no me siento muy bien.
-¿os duelen las heridas? -
le susurró también.
Hizo una mueca falsa, por supuesto, de dolor, aunque la había hecho desde que la princesa estaba cantando...
-sí, ¿Me permite retirarme? Voy a volver para felicitar a su hija por su hermosa interpretación, lo prometo.
-muy bien, joven Styles, puede retirarse.
Caitlin ni siquiera se percató de que se había ido. Ni los demás lo vieron correr despavorido tras cerrar las puertas del salón. Sabía que eso era inadecuado e inmaduro, pero hacía varios días que quería echarse a correr fuera de allí. Necesitaba aire, necesitaba aunque sea un poco de libertad para recorrer la extensión del castillo, eso no podía hacer ni siquiera cuando estaba afuera en el jardín tomando el té con la reina. Zayn estaba muy estricto últimamente, no lo culpaba, porque sabía que sólo quería lo mejor para él... pero ello se estaba volviendo algo enfermizo y asfixiante.
También había algo que extrañaba... una presencia que lo hacía sonreír y pensar que su estadía en ese castillo podía valer la pena... TN. Cielos... no pudo olvidarla, desde aquella noche, le hizo pensar en muchas cosas, y nuevos sentimientos renacieron en su interior.

Haciendo que se confundiese por completo y que lo hicieran creer que se estaba volviendo loco de remate.
Desde esa vez en la cocina no la había vuelto a ver, Zayn le dijo que la habían trasladado a los establos. Ahora su trabajo era limpiar los corrales, asistir a los vaqueros y a los caballos. Ése era un trabajo duro, además, varias veces la había visto desde la distancia cargando unos fardos de heno. 
Eso era ilógico, pensó. ¿Por qué aquella mujer tenía que ser tan importante? ¿O que la hacía especial? No era una ordinaria, no era como las que había conocido en esos años, y no se debía tan sólo por la diferencia social. 
Tenía muchas cualidades que la hacían agraciada. Una de ellas podía ser su torpeza o su nerviosismo, ello siempre le arrancaba una sonrisa. También tenía una sensibilidad poco vista, si tenía el poder de tratar a los animales como uno más era algo muy apreciado por él.

Porque también tenía una afición por los animales, pero nunca se le había permitido estar mucho tiempo con ellos, los caballos eran una especial excepción. Tampoco tenía mucho tiempo para estar con ellos y conocerlos lo suficiente...

Estaba tan sumido en pensamientos mientras caminaba que se detuvo en seco de repente. No estaba ni muy cerca ni muy lejos del castillo, tal vez había pasado la chocita de TN sin darse cuenta.
Dios... debía olvidarse de esa mujer cuanto antes. 
Entonces un relinche de un caballo le indico que estaba cerca de los establos. También se dio cuenta de que había dos, uno ubicado justamente donde se encontraba y otro a pocos metros. Se lo veía deshabitado, y sintió una sensación extraña... como un impulso que le decía que debía ir allí y verlo de más cerca. Encogiendo los hombros siguió ese impulso... total, si se alejaba un más lo ayudaría a distraerse.

A penas se encontraba a medio metro de distancia del mismo cuando escucho una voz... que provenía del establo, y un pequeña puerta estaba entreabierta, si se acercaba un poco más la escucharía más claramente. Es esa voz... ¡No podía ser posible! La misma voz angelical y melodiosa estaba allí.
Se asomó, apenas unos centímetros... y allí la vio... allí estaba.

TN estaba más liberada, se sentía mucho mejor estando sumergida en el agua. Ése era su único momento de paz y de distracción, así que debía aprovecharlo al máximo. 
Harry apenas podía respirar mientras la observaba pasarse el jabón por los brazos y por el cuello.
Sabia perfectamente que no debería estar allí espiándola como un tigre asechando una presa, pero aquella imagen era una deleitación para sus ojos y para sus oídos, gracias a su voz... quien quiera que la oyese se quedaría encantado, después de escuchar la interpretación de la princesa... la suya era como un regalo del cielo.

No podría haber margen de error de que ella fue la que le cantaba mientras lo curaba de las heridas esa noche. Entonces... ¿Por qué no se lo había dicho? ¿Por qué no se hizo presente esa mañana cuando llegó el médico y lo reviso?
La perdió de vista por un instante, se había sumergido en la tina, su voz quedó flotando en el aire y su cuerpo en el agua... Dios... debería ser consciente de qué ella estaba desnuda, ¿O no lo estaba? ¿O sí? ¿Entonces? No, no era muy respetuoso de su parte invadir su privacidad... pero, inevitablemente lo había hecho, y no se arrepentía hasta el momento.
Sus prendas y una toalla colgaban de un tendedero arriba de la tina.
Cuando quiso disponerse para irse, salió del agua, una majestuosa y peligrosa imagen para sus ojos, que se abrieron de par en par como dos platos al ver su silueta de espalda... desnuda.

Debajo de su vestido blanco desgastado que pertenecía a su habitual uniforme no se podía admirar sus curvas... y... que Dios lo perdonase, pero se sentía agradecido de ser el primero, o tal vez no, de ver su perfecta figura... un momento, no era perfecta... 
Frunció el ceño, confundido, se había distraído en el resto de su piel que no notó que lo que estaba grabado en su espalda. Latigazos, por todo su alrededor, formaban una reja oblicua.
Algo que jamás notó, y que ella al parecer quería mantener en secreto. Pero él ya lo había descubierto y visto... todo.

Enamorada del Candidato Equivocado (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora