Capítulo 3

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En el camino tomó varios sorbos de leche, eso le bastaría para subsistir hasta la tarde, al menos.
Antes de entrar por el sendero que la conducía directamente a la entrada del castillo se detuvo, dejo la canasta en el suelo junto con la otra bolsa y saco a la pequeña cachorrita de la misma. Se ató el delantal a la cintura y en el bolsillo que tenía en frente metió a la cachorrita. Tenía que caminar despacio para que el animal no sufriera topes de sus rodillas.
Acomodo el resto de las frutas dentro de la canasta para que nadie sospechara que había llevado algo ajeno dentro.
A paso lento y sigiloso atravesó la entrada del castillo hasta la cocina, donde la rabia e impaciencia de Michelle se hizo presente.
-¿te ataron los tobillos o qué? ¡Camina mujer! Que hay que tener el almuerzo listo.
Dejó el pedido sobre la mesa de madera y con una tos falsa ocultó el chillido que el perrito había hecho.
-ahora vuelvo. –sin dar otra explicación salió y fue directamente a su choza, cerrando la puerta tras sí para que nadie entrara o viera algo… aunque… a decir verdad, esa era zona por la que nadie circulaba con tanta frecuencia, por esa razón la había escogido como casa.
Se sentó en el borde de la cama y sacó a la perrita para que respirara.
-lamento haberte traído así… pero si alguien me descubría contigo no me dejarían tenerte. Apuesto que debes tener hambre, ¿Verdad? 
Dejo al animalito en el centro de la cama y sacó de su delantal la botella de leche que Sophie le había dado, la marca que le había puesto era significativa y no le costó diferenciarlas. 
En un pequeño plato sirvió un poco de esa leche. La coloco en las piernas al sentarse nuevamente en la cama y sujeto con una mano el cuerpo negro y peludo del perrito.
-Sophie me dijo que te diera un poco para que te acostumbres… 
Se remojó el dedo meñique con la leche y espero a que la perrita la aceptase como si fuera la tetilla de su madre. TN sonrió al ver que chupaba con ansia, así que se remojo otra vez.
-eso es… bonita. –Se detuvo a pensar un instante- bonita… -repitió con una sonrisa- es un lindo nombre ¿No crees? Ya que eres hembra… Bonita, así te llamare a partir de ahora, ¿de acuerdo?
Como si pudiera responderle… a veces se creía algo demente por hablar con los animales sabiendo que estos no podían responderle, ¡Tampoco si le entendían! No obstante… era divertido tener a alguien con quien hablar de cosas sin importancia… aunque tenía a Sophie, que ella si podía responderle y hasta a veces hacerla reaccionar, pero apenas lograba verla tres veces seguidas en la semana… y el trabajo en el castillo se incrementaba en esa época de otoño, y en invierno el trabajo era más intenso. Entonces… los animales para ella eran algo así como una terapia para no perder el espíritu aventurero y hasta algunas veces rebelde que yacía dentro de ella.

No sabía cómo iba a hacer para alimentar a ese animalito cinco veces al día… pero se las ingeniara de algún modo, no podía permitir que muriera de hambre.
Se remojo el dedo cinco veces más desde la primera vez, y se dijo que eso debía ser suficiente hasta que llegara el medio día.
-tengo que irme pero volveré al medio día para darte de comer ¿Sí? –Le acaricio la cabeza con un dedo y deposito un pequeño beso- vas a estar bien, te cuidare tal como se lo prometí a tu mamá…

Había veces que quería reírse de sí misma… darle esperanzas de vida a un animal que apenas entendía lo que decía era lo más impulsivo que había hecho en años. Cualquier día de esos el afán que tenia por salvar a los animales le pegaría duro, porque había veces que no podía salvarlos y se sentía completamente inútil. Sin embargo, se había prometido a sí misma y a aquella perra moribunda que cuidaría de bonita. Y una promesa era una promesa. Un desafío también era un desafío.

Semana y media después… el optimismo y esperanza de que Bonita sobreviviera recaía como una caída por un pozo sin fondo. Le rechazaba el dedo cuando se lo acercaba a la boca y no quería tomar agua siquiera… TN pensó que podría ser frio, pero la cubría todas las noches con una mantita rosa y durante el día se la pasaba durmiendo en ella. Al final decidió que debía ser tristeza… que extrañaba a su madre, y no la culpaba, era obvio que sucediera eso, sin embargo no se la había cruzado por la cabeza que eso deprimiera al animal como lo estaba haciendo. Y tenía muchas ganas de llorar por la impotencia. 
Muy *beep* si lo hacía, decidió, era una mujer madura y de edad suficiente, no una niña, y no se pondría a llorar como una.
La segunda semana fue peor… apenas le acercaba el dedo Bonita daba vuelta la cabeza, y le enternecía en el alma escuchar su chillido.

Ése viernes por la noche y los días siguientes hasta el lunes de la tercera semana, la acostó a su lado, justo arriba de su cabeza, no obstante, la perrita al día siguiente amanecía en su regazo por arriba de la sabanas o oculta en su cuello. Temía aplastarla por las noches, pero al parecer  la perrita se despertaba y se apartaba cuando su cuerpo amenazaba con aplastarle las costillas.
Dimitri ladeaba la cabeza esos días cuando despertaba a TN con su canto, y TN tuvo la amabilidad de explicarle al pajarillo por qué estaba ese animalito en su cama y también porque estaba decidida a salvarlo. 
Miércoles por la mañana despertó, y para su gran alegría y alivio, Bonita estaba bebiendo la leche que había dejado la noche anterior en la mesita de noche.
-¿Verdad que si te gusto, eh? Ah…. –abrazó a la perrita contra su pecho- eso significa que te pondrás mejor, me tuviste muy triste estos días.
Y también para su sorpresa y alegría, la perrita ladró por primera vez, un ladrido tan agudo y chiquito que le pareció adorable.

Los siguientes días ya podía mantenerse en sus cuatro patitas y ya había recorrido toda la chocita de TN, ¡Hasta se había enfrentado a Dimitri! Claro que el pajarillo hacia como si no existiera, sus ladridos y saltitos no lo preocupaban. Y TN tenía un motivo para echarse a reír todas las mañanas.

Había pasado el primer mes, y la perrita era de una raza que parecía que nunca crecería, que sería igual de chiquita, pero al menos ya no cabía en la palma de la mano como solía hacerlo en los principios.
Con la finalización del mes de noviembre amenazaba que el mes del invierno atroz no tardaría en llegar.

-¿¡Por qué lo hiciste!? –irrumpió de repente la princesa en el salón de la Reina. Angélica
agradeció estar sola en ese instante en su trono. 
-¿Por qué hice qué, hija? –pregunto tranquilamente.
-¡Escogerme marido! ¡Te había dicho que lo erigiría yo misma!
La reina se masajeo la frente con una mano.
-te di esa posibilidad hace más de un año porque pensé que decidirías rápido. Sin embargo, has rechazado a cada candidato que ha venido. Así que yo tengo que poner un límite, Caitlin, te guste o no.

Enamorada del Candidato Equivocado (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora