Capítulo 16

1.5K 59 1
                                    

¿Acaso le estaba hablando? No lo escuchaba. Los oídos se le bloquearon, permitiéndole a sus ojos admirar cada gesto, cada palabra articulada salida de esos perfectos y carnosos labios... Cielos... rogó no parecer más *beep*.
Y lo demostró, accidentalmente, y debido a que se perdió en una tipo hipnosis admirando cada detalle de su cara, rozó la encimera de la cocina a fuego de carbón, una tetera más precisamente, hirviendo para la hora del té.
Él acudió a ella al instante.
-¿se encuentra bien?
Por supuesto que no, pero debía aparentar estar lo mejor posible.
-eh... ¡Au! Sí, si, si alteza, estoy bien. 
-dejadme ver eso.
Le sujetó con tanta delicadeza y suavidad el dorso de la mano para ver la herida que se hizo en la palma; que pensó que podría desvanecerse. 
Él torció los labios, un gesto que le pareció de lo más adorable.
-venga. 
La dirigió hasta un cubo de agua que estaba encima de la mesada y le hundió la mano allí, TN reprimió un gruñido. Una vez la mano fuera del agua... se la sujeto de la misma forma, sacó un pañuelo blanco de su bolsillo y le vendó la herida.
-por ahora esto le aliviara. 
-soy tan torpe... no es la primera vez que me pasa -
chistó la lengua, con una mueca de dolor. Él levantó la vista y la miró a los ojos... luego, esbozo una sonrisa.
-los accidentes son inevitables, señorita TN, por algo se los llama así ¿No cree?
¿Y seria un accidente sentir lo que estaba sintiendo en ese momento? Cielos...
-aquí le decimos incompetencia, alteza. 
Volvió a torcer los labios en gesto de desaprobación.
-mmmm. Yo no la considero una persona incompetente, señorita TN. Todo lo contrario.
Y las palabras quedaron flotando en el aire... a pesar de eso, aún le sujetaba la mano herida. Habían quedado en silencio, sí, pero se miraron a los ojos. Algo extraño sucedió... no se podría describir lo qué fue...
-Alteza, ¿Qué hace usted aquí?
Tenia que irrumpir a romper la magia del momento Louisa. Aunque TN, muy, pero muy fondo, deseó que eso pasara.
Harry le soltó la mano, se giró y le dedico a Louisa una sonrisa amable.
-estaba ayudando a vuestra amiga.
Louisa enarcó una ceja, luego miró la mano de TN y asintió.
-ay TN -suspiró- niña te he dicho que no te acercaras a la encimera de la cocina.
Un reproche, lo único que le faltaba... no, tenía que pasar algo más ¡Ruborizarse por ello! Y lo peor, Harry lo notó y soltó una leve risita.
-siento irrumpir en su "santuario" señoritas, ahora mismo me retiro para que puedan seguir con vuestras cosas. Con permiso -hizo una leve inclinación y se fue.

Louisa se quedó mirándola con las manos en las caderas.
-¿Por qué me miráis así? -le preguntó, algo en su gesto le causo escalofríos.
-niña, si Michelle descubre que hicisteis entrar al príncipe aquí...
-pero yo no lo hice entrar, él vino solito.
-aún así... esto queda entre las dos ¿De acuerdo? -
Suspiró, cansada- ve y cúrate esa herida y luego vuelve, tenemos la hora del té y después la cena.
TN le agradeció rápidamente y se fue.

En cuanto logró descansar la espalda sobre el colchón, suspiró... no sabía por qué pero desde hacía varios días que suspiraba de esa forma... tal vez era de cansancio, pero siempre estaba cansada y nunca suspiraba de esa forma. Algo se escondía en ese suspiro, con exactitud no sabía de qué sentimiento se trataba, pero si existía el dueño de ese suspiro: el príncipe Styles.
Había algo más en él... que iba más allá de lo físico o de lo externo. 
-debo estar loca... -murmuró, y Bonita respondió con un ladrido- ¿De verdad eso creéis vos también? Ven acá picarona.
La perrita sola se tumbo en el colchón y espero a que TN le rascara la barriguita.
Segundos después apoyo la cabeza en la almohada y se dio cuenta de que en la mesita de noche se encontraba ése pañuelo... 
Lo miró, lo inspecciono, como si fuera un artefacto nunca antes visto... luego se lo acercó a la nariz y aspiró su aroma... un aroma masculino, viril... protector... le recordaba exactamente todo de él.
Se lo alejo al instante. No podía permitir que los sentimientos la dominasen. Tenía control sobre sí misma, siempre lo había tenido, y no por un pañuelo, más especificadamente, por un hombre perdería ese auto control.

Nunca pensó que a la mañana siguiente seria uno de los peores días de su vida.
-¿Estáis hablando enserio, Michelle? -preguntó, aún atónita por la noticia.
-si, muy enserio.
-pero... aquí he trabajado siempre. Soy una de las que le lleva el desayuno a la reina.
-asignare a Leslie en esa tarea. Y no te pongas tan pálida, niña por favor... sigues en este castillo, nada más que ahora limpiaras los establos y cuidaras los animales.
-¿La Reina os autorizo?
-creo que aún no entiendes que ella misma me nombro Gobernanta. Ello quiere decir que tomo las decisiones en el personal, y su alteza siempre estará de acuerdo. Es por el bien del castillo, TN. Y lo sabes.
-sí... lo sé.

-bueno.... ¿Qué hacéis aquí todavía? ¡Ve a limpiar las cuadras que los vaqueros están cansados del mal olor! 
Quiso escupirle en la cara diciéndole que era una maldita bruja mandona. Pero se contuvo, además... era incapaz de hacerlo de todos modos.
Siempre la misma historia, se tragaba el enojo para evitar problemas y al final los problemas se abalanzaban sobre ella.
Debió haberse enterado lo que sucedió el día anterior... que el príncipe había entrado a la cocina, y eso era considerada una aberración, nadie de la familia real podía entrar allí, no porque estuviera prohibido, al fin y al cabo era otra habitación del castillo, sin embargo, no se veía bien que un miembro de la realeza entrara al lugar de la servidumbre.

Y allí se encontraba más tarde, bajo el sol de la tarde, alzando unos pardos de paja y llevándolos al establo para los caballos. Eso se suponía que era trabajo de los hombres... no obstante, no había ninguno en esa zona por el momento. Y agradecía por ello, seria humillante que unos tipos rudos y mal hablados la vieran flaquear.
Solía llevarse bien con ellos, pero no los veía todos los días. Y de seguro sería objeto de bromas por estar allí en vez de estar en el castillo.

La semana de la caza organizada por su majestad había comenzado. Algo que se le daba bien a Harry, Zayn sólo era un aficionado, pero tenía buena puntería. 
Todos los años se organizaba y la Reina junto con la princesa Caitlin salían del castillo para instalarse por una semana en la majestuosa mansión de Lady Fortune. Ya que a ambas no les agradaba el estruendo de las escopetas por las tardes e incluso por las noches, además, tenían el bosque de más abundancia de animales que se encontraba a medio kilometro de distancia.
TN tampoco podía dormir y pegaba saltos del susto por las tardes, sin embargo era un alivio, ni la Reina ni la princesa, Sir Malik, y muy a su pesar, el príncipe Harry no se encontraban en el castillo.

Aunque... pensándolo bien, no descansaba, se había olvidado de la nueva asignación que le había dado Michelle hacia ya tres semanas. 
Tenia doble trabajo, ya que los caballos iban y venían del bosque y llegaban a los establos cansados y algunos incluso heridos en las patas, debía curarlos.

Enamorada del Candidato Equivocado (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora