Capítulo 2

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Aunque.... Lo que realmente deseaba era ser libre. Ése sueño, pensó, debía ser el que todas tenían, sin embargo, este aumentaba cada día... deseaba salir de allí, quería estudiar... sí, estudiar.
Ese derecho le había sido negado desde pequeña, por el simple hecho de ser hija de un boticario y de una dulce mujer que era sometida a los malos tratos de un Lord; claro como era una esclava este la trataba como si no fuera humana, sólo un despojo.
TN deseaba también con todas sus fuerzas no recordar esa época de su niñez, pero por más que lo intentaba... sólo los recuerdos malos le venían a la mente.
Sin embargo, aunque quisiera ser libre, debía
admitir que allí tenía una libertad que en su niñez en el castillo de Lord Byron no tenia.
Sacudió la cabeza, lo mejor que podía hacer en ese instante era volver a la cocina antes de que Michelle pegara el grito en el cielo.
Estaba a punto de sentarse para desayunar cuando Michelle llegó por detrás.
-vete al pueblo y compra verduras frescas para el almuerzo - le dijo, o le ordeno, mejor dicho.
Louise estaba a punto de abrir la boca para protestar cuando TN se levantó.
-de acuerdo. Vuelvo enseguida.
-pero TN... aún no has desayunado -le dijo Leslie.
La regla de siempre era que tenían que comer después de sus majestades lo hicieran.
-no importa, cuando vuelva como algo.
-si es que regresas rápido, porque sabes que tenemos cosas que hacer - añadió Michelle.
TN respingó y sujeto la canasta de mimbre bajo el brazo.
-¿lo de siempre?
-si - masculló Michelle, perdiendo la paciencia como siempre. Y como siempre, TN debía morderse la lengua, discutir con ella era un perdido tiempo.
Camino por el pequeño sendero hasta llegar al pueblo, donde todo era una vida a las apuradas.
Los carruajes iban y venían, dejando rastros de polvo en el aire, personas de distinta clase social también iban y venían como si su tiempo fuera contado con un reloj de arena. Sin embargo, ella, con la canasta de mimbre colgándole de un brazo, iba sin prisa y con el dinero justo en el bolsillo de su delantal.
Una manzana antes de llegar a su destino, se detuvo, abruptamente al escuchar unos pequeños ladridos y chillidos, provenían de un callejón, un sombrío y oloroso callejón.
Se adentro en él y esquivo los charcos de agua.
Siguió ese llanto que era un perrito recién nacido.
Dejó la canasta de mimbre en un barril y se acuclillo sigilosamente delante de una perra, que estaba acostada contra la pared de ladrillos algo podridos y que respiraba con dificultad.
A TN se le encogió el corazón... era preciosa, su pelo negro brillaba con la tenue luz que se infiltraba por arriba de los techos. Al parecer, su cría de pocos días de vida reclamaba su leche, pero no respondía... TN acercó tímidamente la mano hasta su cabeza y la acaricio. La perra con el poco brillo que tenía en los ojos la miró... fijamente, como diciéndole que no había caso... el corazón se le encogió aún más y sintió un nudo en la garganta.
Entonces la perra soltó un respingo y levantó a penas su cabeza para ver a su cachorrito aullando y ladrando. Luego miró a TN, de nuevo, pero esta vez... como pidiéndole ayuda.
La perra resoplo y antes de apoyar la cabeza en el suelo... cerró los ojos y TN observó entre lágrimas que había dejado de respirar.
Le acaricio nuevamente la cabeza como despidiéndola y miró al cachorrito, era tan pequeño... que calculo que cabria en la palma de su mano.
Ladraba y ladraba a su madre como suplicándole que se despertara y TN no lo soporto más, sujeto al perrito con suma delicadeza con ambas manos.
Le acaricio lentamente la cabecita y desvió la mirada a su madre...
-lo voy a cuidar -pero quiso mirar si era macho o si era hembra -mejor dicho, la voy a cuidar.
Se desató el delantal con una sola mano y envolvió al animalito en él para ponerlo dentro de la canasta de mimbre.
Amaba a los animales, de eso no había duda, siempre salvaba a uno que otro siempre que podía, por ejemplo, solía curar heridas que los caballos se hacían en las patas, cuidaba de una paloma o algún otro pájaro cuando no podían volar... al menos, eso era algo que se le daba bien. Ahora llevaba consigo a una cachorrita recién nacida... o tal vez tenía varios días, porque era como un pequeño y adorable peluche negro.
Sin embargo, respiraba y tenía que comer.
Cuando llegó a su destino, la verdulería del pueblo, su única mejor amiga Sophie la recibió con una sonrisa.
-lo mismo de siempre ¿Verdad?
-sabes que sí - respondió TN, con una sonrisa amable.
-lo pregunto porque puede que la princesa del drama estético te pida algo que no tenemos, o que no existe.
Una anécdota para recordarla con una sonrisa. La semana pasada la princesa le había pedido que fuese al pueblo a comprar una legumbre que sólo se compraba en el sur de Francia, claro que ni Sophie ni ella lo sabían. Y había recibido un regaño por eso... ¿Qué pretendía la princesa? ¿Qué fuese a pie hasta Francia para satisfacer su capricho? Ni aunque estuviera fuera de quicio.
A los pocos minutos Sophie le entregó en una bolsa de papel madera lo que siempre solía llevar... un kilo de papas, otro de tomates, y de otras frutas y verduras que eran necesarias en la cocina.
Eso ni en sueños podía llevar en una sola canasta, pero se las ingeniaba bastante bien para que todo eso quepa en la misma.
Pero... repentinamente recordó que llevaba algo ajeno a toda esa fruta... y que lo aplastaría...
-mejor pon la otra mitad de todo eso en una bolsa. - le dijo a su amiga.
-¿para qué llevar dos cosas cuando en una te puede caber todo esto?
No podía ocultarlo por mucho tiempo... así que le indicó con el dedo que se acercara para susurrarle algo.
-es que llevo algo aquí dentro, y toda esa comida lo aplastara ¿Entiendes?
-tú y tu afición a salvar a los animales, ¿Qué llevas esta vez? ¿Un sapo con una pata rota?
Recordaba que de pequeña lo había hecho... pero ahora, increíblemente, esa especie de animal le tenía un poco de repudio.
-mira...
Rodeo la mesa que separa a vendedor de cliente, y disimuladamente corrió la tela que cubría la canasta y descubrió lo que tenia envuelto dentro.
Su amiga gritó espantada.
-¡Una rata! ¡Una rata! ¿Cómo puedes ser tan...? ¿¡Estás demente!? ¿Sabes las enfermedades que traen esas cosas?
Tenía muchas ganas de pegarle con un pepino en la cabeza, pero se resistió.
-no es una rata, tonta. Es un perrito, fíjate.
La sujetó con una sola mano y se la enseño a su amiga para que comprobara que no era una rata.
Sophie suspiró aliviada.
-bueno, ¡Pero tiene el tamaño de una rata! ¿Cómo demonios querías que reaccionara?
-no sé... un poco más disimulada ¿Será?
-de acuerdo, exagere lo admito. Lo siento.
-no importa - guardó a la cachorrita en la canasta y la tapo con la tela de su delantal otra vez- ¿Puedes darme otra ración de leche? Te la pagare la semana que viene.
-¿Leche de vaca? ¿Para ti o para esa cosita?
-para el perrito, Sophie.
-creo que es algo pesada para un cachorrito recién nacido... ¡Oh! ¿Sabes quién ha venido de visita? - Añadió enarcando una ceja pícaramente- ¡Mi primo Liam!
Liam... un hombre dos años mayor que siempre había demostrado tener cierto interés por ella...
-¡qué bueno! -dijo aparentando lo más que pudo entusiasmo. Y por ello, su amiga se echo a reír, como burlándose... ya la agarraría cualquier día de esos.
-no tienes que mostrar tanta emoción, amiga. Pero lo bueno de su vista esta vez es que se recibió de veterinario... ahora voy a preguntarle lo que puede comer tu nueva adquisición. No me tardo.
Suspiró y rogó que él no apareciera junto a ella para examinar al perrito. Afortunadamente ella volvió, sola, y con dos botellas de leche...
-una para ti y la otra para el perrito, le puse una marca para que las diferenciaras.
-gracias, Sophie. Te pagaré la semana que viene.
-por la botella para el perrito si puedo cobrar, pero la que es para ti, no.
-Sophie...
-mujer, se nota que esa vieja sangrona de Michelle no te dejo desayunar otra vez. Y sabes que al volver al castillo no te dejara hacerlo porque tienes que trabajar. Acéptalo como un regalo por tu cumpleaños... ya que no pude regalarte algo como es debido.
Quiso abrazarla con todas sus fuerzas.
-sabes que nunca te reprendería por ello. Me basto que fueras a saludarme al castillo.
-eres un ángel, TN, de verdad.
-soy todo menos un ángel, te lo puedo asegurar - dijo en tono de broma y rieron unos segundos- será mejor que me vaya antes de que pueda escuchar los gruñidos de Michelle desde aquí. Te quiero amiga, adiós - la saludo con una mano mientras se iba.

Enamorada del Candidato Equivocado (Harry Styles y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora