seis

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En la cena no hubo tanta tensión como en el almuerzo o el desayuno, se puede decir que fue agradable.

Hasta el momento, solo Louis me ha caído bien, no completamente bien, pero bien.

Al final de la cena, solo quedamos Louis, Ashley y yo.

-Louis, ¿trajiste las pastillas?

¿Qué pastillas? ¿De qué están hablando?

-Sí. –Dice incómodo.

Ashley le da un beso en la frente y se va de la mesa, por lo que solo quedamos Louis y yo. Quiero preguntarle sobre las pastillas, pero capas sea algo muy personal.

Después de un rato Ashley vuelve y comienza a retirar las cosas de la mesa para después comenzar a lavarlas, mi padre llega, la abraza por detrás y le da un beso en la sien cariñosamente.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso.

Siento que los ojos se me humedecen, las lágrimas comienzan a caer, no puedo seguir viendo esa escena que me recuerda cuando mi padre estaba con mi madre, es mucho para mí pero aun así no puedo parar de verlos.

Siento la mirada preocupada de Louis en mí, me paro rápidamente y subo hacia el baño.

Cuando ya estoy adentro me siento en el suelo abrazando mis piernas con mis brazos y colocando la cabeza en el hueco de este para comenzar a llorar como nunca antes. Dios, eso me afectó de una forma indescriptible.

Después de un rato cuando ya no me quedan más lagrimas me paro para verme en el espejo, tengo los ojos rojos hinchados y la nariz roja también, llena de mocos, me lavo la cara, me la seco con la toalla y me sigo mirando en el espejo, solo que ahora solo estoy con la mirada perdida, pensando en nada, sintiendo nada.

Suelto un suspiro y salgo del baño para buscar mi pijama. Siempre duermo solo en boxers o desnudo, pero ahora no puedo dormir así sabiendo que estoy en la misma habitación donde están los hijos de Ashley.

Entro al baño de nuevo y me coloco el pijama, es una camisa, un pantalón y plántulas que obviamente solo ocuparé cuando salga de la cama en la noche para tomar agua o algo así.

Después de cambiarme de ropa me lavo los dientes y hago mis necesidades.

Cuando entro en la habitación Jade ya está durmiendo y Louis está sentado en su cama.

Me ve y se para rápidamente. -¿Estás bien?

-Claro, ¿Por qué no iba a estarlo? –Le sonrío falsamente.

-¿Enserio quieres que me crea que estás bien cuando es obvio que estuviste llorando? Tienes los ojos hinchados y la nariz roja.

-Estoy bien, Louis, no te tienes porque preocupar, enserio, apenas te conozco y sé que me odias, al igual que yo a ti, ahora por favor quiero dormir. –Digo frío.

Me acuesto y cierro los ojos.

Horas después despierto.

Deben ser las 4:00 a.m. o las 5:00 a.m.

Me doy vuelta hacia el lado de Louis.

Él está mirando hacia el techo con las manos detrás de su cabeza, al parecer no ha dormido nada.

Se da vuelta hacia mi lado y cierro los ojos rápidamente, haciéndome el dormido. Cuando siento que se ha dado vuelta de nuevo los abro.

-Mierda. –Dice en voz baja después de un rato.

Veo que saca una manta, un cojín grande y se para. ¿Hacia dónde va?

Cuando sale de la habitación tomo otro cojín y me paro silenciosamente para comenzarlo a seguir desde lejos. Sube una escalera que si mal no recuerdo lleva hacia la terraza del techo.

Cuando la sube completamente camino hacia la escalera y la subo, intentando no hacer ruido.

Él está en un asiento de playa viendo las estrellas, tiene el cojín detrás de su cabeza y tiene la manta encima de él, hace frío.

Camino hacia él silenciosamente y me escondo.

-¿Enserio me odias? –Dice suavemente.

-¿Ah?

-Si enserio me odias.

-¿Cómo sabes que estaba aquí?

-Tenías la respiración irregular, además no eres muy silencioso que digamos.

-Oh.

-Ven, toma otra silla y colócate al lado mío. –Dice en el mismo tono que antes.

Le hago caso y tomo otra silla de playa para después colocarme al lado de él.

-¿Tienes frío?

-Eh, un poco.

Sonríe y desdobla la manta que se vuelve más grande y la coloca encima de mí también.

-¿Por qué eres tan bueno conmigo si yo no lo he sido contigo?

-Porque las personas como tú son las que más necesitan ayuda, además me agradas.

-¿Enserio?

-Sí, no creo que seas mala persona.

-Estás equivocado.

Después de un rato vuelve a decir:

-¿Enserio me odias?

-No.

-Odiar es algo muy feo.

-Lo sé, no lo quise decir en verdad, solo es qué...es mucho, el divorcio, Ashley, ustedes, es mucho para alguien de diez y siete años.

-Lo sé. –Dice en voz baja.

-¿Por qué no duermes?

-¿Escuchaste cuando mi mamá me preguntó sobre las pastillas?

-Sí.

-Hablaba de las pastillas para dormir. Sufro insomnio, Harry.

-Oh, ¿desde hace cuánto?

-Desde hace unos años.

-¿Y por qué?

-Mi psicólogo dice que es por los problemas que tengo, pero aun así las pastillas no me ayudan, no me dan sueño. Por eso siempre ando con ojeras, a veces duermo solo en el día pero casi nunca duermo en la noche.

-Debe ser horrible.

-Sí.

-¿Qué problemas? Claro, si me puedes hablar de ellos.

-No te puedo hablar de todos ellos, pero solo te diré la causa de todos ellos.

-Bueno.

-Soy gay, Harry.


Hermanastro ; Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora