El Origen De Los Guardianes 2: Los 2 Bondadosos Y... La Reina De Las Nieves?

Capítulo 2

Jack Frost continuaba echando en cara a sus compañeros la forma en la que fue recibido al grupo, argumentando que casi nunca tiene la posibilidad de hacerlo.

Con su chantaje logra conseguir salir del Polo por un rato.

No es un chico que se mantenga ocupado con facilidad, por lo que decide dejar el techo y bajar a cenar con sus compañeros.
Si bien, el peliblanco estaba sumamente intrigado con las identidades de los nuevos Guardianes, no tenía mucho interés por dejar sus actividades personales para ir en su búsqueda.

Eso no significa que Frost haga mal su trabajo, al contrario. Es un espíritu relajado y divertido, por lo que estar sin ataduras y compromisos le alegra y hace que se sienta cómodo. Similar a una clase de libertad dentro de su propio trabajo. Se ha encargado de viajar por todo el mundo en sus muy pocos años como Guardián, haciendo que más niños crean en ellos. Así como hizo con Jamie cuando éste era apenas un niño.

Jack- Y dime, Norte, ¿También les van a sonar las trompetillas a nuestros nuevos amigos? - se burló mientras caminaban de vuelta a la gran Biblioteca.

Norte- Por favor, muchacho, no comiences de vuelta.

Jack- ¡Esa música es horrible!

Hada- Fueron suficientes quejas en menos de 24 horas - agregó mientras se disponía a buscar libros. Estaban en la búsqueda de respuestas sobre los posibles futuros guardianes. - Tenemos que darnos prisa, las luces se apagan.

Conejo- ¿Sólo nosotros? ¿Dónde está Meme?

Tras la acusación del Conejo de Pascua comenzó a escucharse el palpitar de los pasos grotescos de un par de Yetis. Éstos entraron veloces acompañados de Sandman. Gritaban todos a la vez, visualmente desesperados mientras Meme dibujaba formas rápidamente en su cabeza.

Conejo- ¡No estamos entendiendo nada! ¿Qué sucede?

Norte- Meme, ¿Qué pasa? - mientras Morfeo se encargaba de ilustrar en arena dorada lo que querían comunicar, nuestro Espíritu del Invierno investigaba mirando tras un ventanal superior de la habitación. Pudo divisar la silueta de un hombre con dos bultos sobre sus hombros, aproximándose rápidamente hacia el Polo. - ¿Qué? ¿Están seguros de que vieron a un hombre? No esperamos visitas. Tenemos que salir ya mismo de hecho.

Jack- Es cierto, Santa.

Se dedicaron un par de miradas confusas antes de que un enorme golpe proveniente de la puerta de entrada al Polo provocara un sentimiento de sorpresa y miedo en ellos.

Hada- ¡Ha entrado!

Norte- ¡Todos alerta, chicos! ¡Ya!

Todos juntos empezaron a caminar hacia la puerta de entrada haciendo total silencio. Pronto comenzaron a escuchar pasos. Cada vez más fuertes, más notables.

Jack apuntó su cayado hacia el frente mientras que Sandman hiló su hermosa arena dorada. Los Yetis iban al frente. Había una tensión abrasadora en el ambiente ya que en cualquier momento podían ser atacados y tenían que estar listos para soltar el primer golpe.

Finalmente, luego de bastantes pensamientos un tanto desagradables en la cabeza de los Guardianes, se toparon de frente con el "atacante".

- Who-oa. Nos habían dicho ya que tendríamos un recibimiento memorable, pero jamás imaginamos algo así. - Se burló un joven alto y fornido, de cabellos rubios y vestimenta de cuero negro. Lo más llamativo de él fue aquel antifaz plateado que parecía estar adherido a su rostro y que escondía la bondad de un par de ojos avellana. -Les dije que no entráramos a la fuerza - hasta ese momento y por la tensión, nuestros héroes tomaron en cuenta la presencia de un par de personas más que se mantenían en los hombros de aquél hombre misterioso. Un par de chicas.

- Da igual, habría sido lo mismo. - Declaró una voz femenina. La atención fue concentrada en ella: la chica lucía su bello pelo cobrizo en un par de trenzas que le caían con gracia sobre los hombros. Llevaba un vestido verde opaco y una capucha color cereza con bordados en hilo dorado. Sus ojos azul claro se posaron en los de Santa Claus - Por favor, ya dejen de estar a la defensiva. No llegamos hasta acá con malas intenciones.

Enseguida, la otra mujer soltó un par de palmadas sobre el hombre de aquél joven que las sostenía. Éste se inclinó hacia el frente lentamente permitiendo que ambas chicas bajaran y se colocarán detrás suyo.

Ésta mujer se mostraba más oculta que sus compañeros. Al igual que la primera, modelaba una capucha, esta vez en color azul marino con hilos plateados. Le cubría la mitad del rostro, por lo que sólo podían observarse sus labios que contrastaban con su tez pálida. No había rastro de su cabello ni de el vestido que llevaba puesto. Estaba totalmente cubierta.

Jack- ¿Quiénes son ustedes?

- ¿Aún no lo adivinas? - cuestionó el rubio mientras volteaba la mirada hacia la chica del cabello cobrizo. Ésta lo sostenía de la mano. - Los niños nos hacen llamar "Los Bondadosos".

Jack- ¡Vean, tenía razón con lo de no alterarnos buscándolos por todo el mundo!

Hada- ¿Cómo han llegado hasta acá? - prosiguió ignorando por completo el comentario de Frost. - ¿Qué es lo que buscan?

- Buscamos dejar de perder el tiempo, Hada. Nos envió Hombre de la Luna.

Conejo- Entonces era cierto lo que decías, Norte. Ellos serán nuestros compañeros.

Jack- Sí, pues. ¿Y quién es ella? - Apuntó a la encapuchada con su cayado. Mientras una risa pícara se dibujaba en sus labios. - Sin más rodeos. ¿Quién eres?

- Soy la Reina de las Nieves. - Declaró una voz suave que a su vez se mantenía firme.

Norte- Shostakovich...

Era una tremenda sorpresa para los Guardianes haberse topado a sus futuros colegas en el Polo Norte. Finalmente aquellos mitos resultaron completamente ciertos. Esto fue lo que mayor sorpresa dejó en nuestros héroes.

Muchas personas prefieren no creer en lo que no se ve ante sus propios ojos, otros más opinan que todo es posible. Quizá hay que adentrarnos un poco más en esta cuestión para aprender a dejar de lado el miedo a lo desconocido y en su lugar dejar asombrarnos por los nuevos hallazgos que hay por delante.

Quién sabe. Quizá si Jack hubiera aplicado lo anterior, el descubrimiento de la identidad de su nueva compañera no lo habría dejado helado.