▪ Capítulo 32 ▪

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— ¿Qué fue lo que te hice para que de pronto me trates así? — pregunté alzando la voz — jamás te humille, jamás te insulte.... nunca hice algo para dañarte... — mi voz fue bajando gradualmente hasta quedarme callada

Me miró y dio un paso más hacia mí. Me pegué más a la puerta, no quería que mi cuerpo sintiera el suyo y que mis sentidos se volvieran en contra de mis pensamientos.

— Yo... — me miró detenidamente, como si estuviera memorizando cada detalle

odiaba esto. Estaba en un aula donde solamente estamos nosotros dos y una tensión horrible.

— Sé que te dije cosas que...— se lo pensó. Le estaba costando trabajo sacar las palabras, lo sabía por qué se había puesto nervioso y era raro verlo nervioso

— me insultaste — dije al ver que no tenía planeado decir más nada — ¿Qué pasaría si yo te insultara a ti, te...

— adelante ¡hazlo! ¡Insúltame! ¡Se que me lo merezco! — exclamó desesperado

Lo miré y sin razón alguna me alejé de él, volviendo a donde estaban mis cosas, mientras él se quedó parado junto a la puerta de brazos cruzados, mirándome. Quería insultarlo, tenía las palabras que jamás usaría...

Uno de los profesores entró; me miró y después miró a Christopher.

— señor Gibson ¿quiere sentarse? Esta en el aula de detención no en el parque — añadió mientras tomaba asiento detrás del escritorio

— ya estoy cansado de estar sentado — contestó

— Gibson ¿quieres más problemas? — contestó el profesor con autoridad — siéntate — repitió el profesor entre dientes.

— simplemente le estoy diciendo que no quiero sentarme — contestó de la misma forma — tampoco voy a hacer estallar algo de pie ¿o sí? — sonrió burlón.

El profesor se puso de pie, se acercó a la pizarra y escribió "Gibson: limpiar el Gimnasio. Adams; limpiar laboratorio"

¿Que? ¿Qué carajo? yo no hice nada

— ¿El laboratorio? lo siento señor, pero... — dije y el profesor se giró en mi dirección al escuchar mi voz — no voy a limpiar el laboratorio — terminé de decir.

— ¿Acaso se está excusando? — arqueó las cejas mientras tenía la tiza blanca en las manos

— no es que simplemente yo no hice nada — contesté y miré a Christopher — fue él —lo señalé y me miró arqueando las cejas.

— ¿está aquí con él no es así? — preguntó nuevamente el profesor

— bueno... Si... pero...

— en detención — continúo el profesor — ambos están en detención y ese — señaló lo que escribió hace unos segundos en la pizarra — es su castigo — terminó

Estaba pensando las mismas palabras que tenía pensado decirle a Christopher hace un momento, palabras que no usaba una chica como yo.

— ¿ahora si quiere sentarse señor Gibson? ¿O quiere limpiar los vestidores también?

Fulmine a Christopher con la mirada y tomó asiento.

En todos los cursos que pasé nunca estuve en esta jodida aula «hasta ahora»

— ¿quieres de una maldita vez escucharme? — murmuró

— déjame decirte que actúas muy bien... En el club de teatro te hubieran amado

Christopher suspiró.

— es complicado...

— ¿es por Gabriella? — pregunté y de repente sentí punzadas en el pecho — ella siempre fue la principal ¿no?

Simplemente Mi Chico MaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora