▪ Capítulo 25 ▪

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— ¿En qué piensas? — preguntó.

Lo miré a los ojos. No sabía que responder, no podía decirle exactamente en lo que estaba pensando.

— en la película — contesté y de inmediato miré la pantalla.

— ¿Sabes a veces me gustaría saber qué hay realmente dentro de esa mentecita tuya? — sonrió.

— no hay nada interesante. Créeme

— ¿Mhm? ¿Estás segura?

Lo miré. ¿Qué trataba de decirme con eso? Intenté abrir la boca para soltar unas cuantas palabras más, cuando me besó.

Maldición, no pude resistirme.

Me separé para recuperar el aire. Me tomó de la cintura y me colocó encima de él. Deslizó sus manos por mis muslos. Buscó el seguro de mi sujetador desabrochándolo por completo.

— Espera...

Me sentía rara, aparte de que mi sujetador estaba flojo y que con un movimiento de más podía moverse y dejar sin protección a mis pechos; si no que aún no podía dejar de pensar en las preguntas que quería hacerle

La puerta se abrió y entró Natalie. Intenté bajarme de su regazo, pero no me dejó por lo qué mis mejillas estaban calientes y carmesí.

— ahhh... — suspiró Natalie — adoro cuando no hay tráfico ¡y justamente hoy no había tráfico!

– estupendo – añadió Christopher. Tomó el seguro de mi sujetador discretamente.

Natalie tomó asiento en el sofá como sin nada, mientras que yo estaba muriéndome de la vergüenza.

Al concluir la película Natalie sacó su móvil y puso los ojos en blanco.

— ¡joder! ¡Masón! — exclamó

— ¿Qué hizo ahora? — preguntó Christopher sin realmente parecer interesado

— no tengo idea — Natalie se levantó — iré a verlo — tomó la llave de la motocicleta de Christopher

— Oye ¿y esa confianza? — protestó el

— no voy a tardar

Natalie salió de la casa.

— ¿Qué pasa con Mason? — pregunte — ¿está bien?

— no tengo idea — se encogió de hombros — normalmente se hace bromas con Natalie. Supongo que es otra de sus tonterías

Frotó mi espalda con delicadeza provocando que mi piel se erizara otra vez; arqueé un poco la espalda y lo miré seria.

— ¿qué? — preguntó — ¿Hay algo mal?

Pasó por mi cabeza todo respecto a Gabriella y el principio del por qué aún estaba en su casa.

— ¿por qué tanto misterio con lo de Gabriella? — pregunté directa

— ¿De nuevo con eso? ella no es importante. Justo ahora estoy contigo ¿por qué hablar de ella? — ven — indicó.

Me tomó de la mano y me llevó al salón donde estaba la mesa de billar.

— hay un juego sin terminar ¿lo recuerdas?

Me quedé parada al lado de la mesa de billar, me extendió el taco. Podía tomar ventaja del juego así estaría a mi merced

— Me gustaría empezar — dije tomando el taco

— por favor

Di mi primer golpe, pero no logré nada.

Simplemente Mi Chico MaloWhere stories live. Discover now