▪ Capítulo 2 ▪

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Gracias al cielo el instituto había terminado, las últimas clases no estuvieron tan pesadas pero la última no fue mi favorita. "Deportes" No me consideraba una chica atlética, nunca estuve en un equipo deportivo; el fútbol no era lo mío. En una ocasión golpeé al entrenador con el balón en la entrepierna y me eliminó del partido de inmediato. ¡y ni hablar de voleibol!

— ¿Oye te iras caminando? — volteé a mi izquierda al escuchar la voz de Brooklyn y asentí.

— Dios, te acaban de dar una paliza en voleibol, mírate ¿Cómo que te irás caminando?

Observé mi cuerpo, la verdad no estaba tan mal, sólo tenía dos moretones en los brazos.

— estoy bien, no es para tanto

— tu vienes conmigo — me señaló con el dedo índice para luego guiarme hacia su pequeño zapatito azul. Era un Nissan pequeño y muy práctico al momento de aparcar. No tenía nada en contra de los autos pequeños, en realidad me agradaban mucho y ese apodo solo era de cariño.

Brooklyn y yo éramos opuestas. Ella siempre intentaba ser el centro de atención de algo, fuera cual fuera el círculo social; y yo prefería pasar desapercibida. Le agradaba que el instituto hablara de ella y a mi absolutamente no. En conclusión, ella era una extrovertida sin remedio.

La música me sacó de mis pensamientos; no me había dado cuenta de que el estéreo estaba encendido desde qué salimos del aparcamiento.

— Oye, sé que ya no hablaríamos de este tema, pero ¿enserio no te causó nada ver a ese estúpido con Gabriella? — se aclaró la garganta mientras tomaba más fuerte el volante

La verdad es que no sabía que me había causado más daño; si ver a William con Gabriella o que al mismo tiempo que estaba con ella se fijara en mi. Mi mente se volvió a perder en todo el camino hacia mi casa. Me sentí arrepentida de muchas cosas, pero, sabia que ya era tarde para remediarlas.

Brooklyn aparcó frente a mi casa, de repente su expresión de relajación cambió a una de horror.

— ¿Qué esa no es Kate? —preguntó mientras le bajaba a la música y miraba fijamente hacia la puerta de mi casa.

Miré en dirección también.

«Dios mío»

— si me disculpas tengo asuntos de hermana mayor que atender — dije saliendo del auto

— ¡De nada, cualquier cosa, llámame ¿vale?! — gritó cuando me encontraba caminando en medio del patio. Le hice una señal con los pulgares y fui directamente hacía mi hermana.

— ¿Qué es esto? — Dije tratando de sonar firme.

Katherine, que parecía muy feliz besando a ese chico se separó de el y me sonrió. Sus labios estaban algo hinchados y su labial se había corrido un poco. Decepcionante.

— Hola, Evy estoy algo ocupada ¿sí? Hablemos luego — volvió a besar los labios del chico

Era tan relajado para ella y vergonzoso para mí. Que tú hermana menor te dijera eso no era muy agradable.

— Kate, ¿podrías por favor entrar a la casa? Antes que los vecinos te vean... eres una desvergonzada

— en un momento.... — ronroneo

Aproveché el momento en que se habían quedado sin aire para tomarla del brazo y meterla a la casa; calmadamente, por su puesto.

Cerré la puerta.

— ¡Tengo que despedirme! — chilló

Bufé. Abrí la puerta y miré al chico. Se había quedado en el mismo lugar, ni un paso más, ni un paso menos. Me sorprendí al observarlo con más atención; tenia unas facciones casi perfectas, tenía unos lindos ojos verdes que podían hipnotizar si los mirabas por mucho tiempo.

Simplemente Mi Chico MaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora