—Eso fue todo.

—Guau, y yo solo me senté en casa hacer los trabajos finales.

—Demonios. —Golpeé mi frente—. Trabajos finales, no he empezado nada aún.

—Pues deja de procrastinar.

—Prometo trabajar en ellos.

—Ahora, ¿qué piensas hacer sobre el asunto de las cosquillas? —Pagan rió al decir la palabra, como si eso fuera ridículo.

—Pues qué más, pienso exterminarlas.

—¿Cómo?

Tomé sus manos entre las mías y cerré los ojos.

—¿Qué estás haciendo?

—Vamos a pedirle a los dioses que me ayuden a exterminar las cosquillas.

—En verdad, no le veo nada de malo a las cosquillas —comentó encogiéndose de hombros—. Te gusta Nathan, es algo natural. Solo tira al lado toda esta mentira y díselo.

—No es tan sencillo como lo haces ver. —Sacudí la cabeza.

—Nada es sencillo en esta vida.

Suspiré.

—Pagan, esto no es lo que él quiere. Lo que quiere es deshacerse de su castigo, yo solo soy un medio.

—¿Y qué si no es así? No lees mente para saber eso.

Gruñí. Odiaba cuando quería ser toda justa y racional.

—Deja de intentar razonar conmigo y ayúdame a exterminar las cosquillas.

—Está bien, pero sigo pensando que estás haciendo todo mal.

—Sssh, necesitamos concentración para esto. —Volví a cerrar mis ojos y respiré profundamente—. dioses, donde quieren que se encuentren, vuelvan mi corazón de piedra justo como el de mi amiga aquí en frente.

Pagan me pegó.

—¡No tengo un corazón de piedra!

—Pero tienes esta gran muralla que a los hombres se les hace difícil de escalar, quiero eso. —Señalé su pecho.

—No pidas eso. Mejor pide una señal sobre si deberías seguir con esto u olvidarlo todo.

Me encogí de hombros.

—Me parece bien intentarlo. —Agarré sus manos una vez más y alcé los ojos al iluminado cielo. El sol me cegó por un momento y por poco empiezo a buscar el nombre de mi perro guía—. dioses, si me escuchan, envíenme una señal para saber si debería continuar con esto u olvidarlo.

Pagan y yo nos quedamos esperando por un tiempo, creyendo que la señal caería del cielo. No sé una nota o una hoja, pero algo.

—Bueno, nada cayó del cielo —comentó Pagan.

—Tal vez si lo hacía saldría corriendo estilo Chicken little y gritando: "¡El cielo se cae!"

Pagan estalló en una carcajada.

—Estás loca.

—Y me amas por eso. —Abrí mi bolsa en busca de mi sándwich de almuerzo.

Atacando la comida eché un vistazo alrededor. Me sorprendió ver que el patio no estaba tan abarrotado como de costumbre. Y me sorprendió más la figura masculina que se aproximaba con una bandeja en mano.

Liam andaba solo. Cero Ginger y cero integrantes del grupo de oro. Y caminaba hacia nosotras con decisión. Se veía de ensueño vestido completamente de negro haciendo resaltar su pálida piel y su hermoso cabello rubio, el cual estaba peinado hacia arriba resaltando sus pómulos. Y no me equivocaba, él de verdad caminaba hacia nosotras.

Finge ConmigoWhere stories live. Discover now