Capitulo 4

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Al día siguiente, Karlie despertó más motivada que el día anterior. Parecía que la estúpida rutina que le acechaba, no iba a ser capaz de ser, por el simple hecho de que esta vez, ya conocía a alguien, una persona que de la nada pasó a ser importante, incluso aún no entiende cómo es que el desayuno le pareció tan placentero.

- ¿Mamá, me das el control remoto, por favor? - dice la ojiverde con la boca llena de cereal Trix. Su madre le alcanza el control y enciende el televisor que estaba en la cocina.

Hasta la más mínima cosa le recordaba aquella chica ojiazul, que cuando se quiso servir más cereal, vió el colorido diseño de la caja y pensó enseguida en el cabello de Taylor.

- Cabello de pony... - susurró para si misma. Estaba tan concentrada pensando en el cabello largo de Taylor que el roce de su madre la hizo espabilar.

- Estas distraída hoy... - le murmura, sujetando su mano y deteniendo la caja con cereales. Karlie en ese momento se da cuenta que había botado casi la mitad del cereal fuera del plato.

- Estoy bien... Solo estaba concentrada en el televisor.

- ¿Viendo propagandas de maquinas de ejercicio?

- No sabes cuanto me gustaría tener una.

Mintió.

- Son las 7:35 llegarás tarde si no te...

- ¡Ya estoy lista! - interrumpe eufórica. Coge su bolso, su celular, se coloca los auriculares que le cubren casi toda la cabeza y le da un tierno beso en la mejilla a su mamá.

- Te quiero hija. - esboza Tracy.

- Nos vemos en la cena mamá.

Karlie sale apresurada de casa con una sonrisa de oreja a oreja.

- A esta niñita si que le pasa algo. murmura Tracy a penas escucha la puerta de entrada, cerrarse.

Como cada mañana, las mismas caras saliendo por la mañana, y Karlie al final de todos caminando, pero esta vez ni siquiera escuchando Bad Blood Bitch, si no, Beautiful eyes; recordando, a través de esa exquisita melodía que invadía sus oídos, los hermosos ojos que ayer la miraron varias veces, cautivando su atención, sintiéndose importante.

Tontamente sonrió sin vergüenza al saber que más de dos personas la miraban en la parada del autobús.

No sabía si era ella o si era el viento helado que corría esa mañana, pero parecía que los olores eran distintos, frescos y capaces de hacerte despertar. El bus se detuvo frente a ella y si fuera de suerte, quedó justo frente a la puerta.

"¡me tocó la puerta!"

Subió de las primeras y le pagó el pasaje al conductor.

- Buenos días.

Le saluda el hombre de gesto cariñoso, no estaba desaliñado como el del día anterior. Inclusive a Karlie le pareció tan extraño que le desearan buenos días, cuando lo normal era que, la ignoraran y del enojo del chofer, al pagar menos pasaje, por ser estudiante; lance las monedas con disgusto, amenazándola con que su deber es dar el asiento e ir de pie, al final del bus. Pero no, esa mañana fue distinta. Tan así, que el bus iba semivacío y Karlie, después de tanto tiempo; pudo irse sentada durante la mañana.

En serio era distinta esa mañana, pues hasta los árboles le parecían hermosos a Karlie. Aquellos árboles que estaban antes ahí y que nunca tuvieron la atención de la ojiverde.

Pero no. Esa mañana no era buena para Taylor.

El despertador había sonado, a la ojiazul se le había olvidado desconectarlo la noche anterior y despertó con gran disgusto.

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