Capítulo 1: Reino destruido

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Miró el acantilado frente a él, el río cruzaba bajo sus pies y no había forma de cruzar al otro lado. Se giró para buscar otro camino cuando sintió que algo le golpeaba perdiendo el equilibrio y cayendo por el precipicio. Se golpeó tantas veces contra las paredes hasta llegar al agua que perdió el conocimiento antes de alcanzar el afluente que empezó a arrastrar su cuerpo por el río. Aquello era su muerte.

Mientras tanto, Kakashi condujo a Naruto y a Ino junto a sus soldados hacia la gran fortaleza militar de los Namikaze, allí el viento siempre soplaba favorable y las esperanzas se renovaban. Cuando llegó y cruzó el gran puente se detuvo a la mitad sintiéndose culpable por haber dejado atrás a Deidara. Sabía que el chico tenía razón, era la mejor opción de escapar pero aún así la culpa le perseguiría, prefería morir mil veces que saber que no había podido cumplir su trabajo a la perfección salvando a la familia real, al menos a todos sus hijos. Por lo menos dos de ellos estaban sanos y salvos.

Iba a seguir cruzando el puente cuando el mismo Naruto empezó a llorar e inevitablemente miró el caudal del río empujando el cuerpo sin vida de Deidara que se marchaba con el torrente de agua. Cogió a Naruto tratando de calmarle aunque fue imposible, ni siquiera él se perdonaría haber abandonado a aquel chico que ahora flotaba en el río. En los siguientes días todos sus hombres buscaron el cuerpo por las orillas del río pero jamás lo encontraron.

Doce años después

Naruto se encontraba sentado en aquel puente que conducía a la fortaleza Namikaze. El viento soplaba como todos los días y mecía sus dorados cabellos. Se concentró en mirar las hojas moverse frente a él y luego apoyó la cabeza sobre sus brazos sutilmente posados sobre las gruesas cuerdas que sostenían aquel puente. Miró el río, ese río que sólo le recordaba la muerte de su hermano mayor. Apenas podía recordar ya su rostro, su voz o cosas cotidianas como su perfume, su hermano desaparecía lentamente de su memoria como si nunca hubiera existido y sólo recordaba una cosa... la más importante, le salvó la vida aquella noche aunque no podría imaginarse el infierno en que su reino se había convertido.

- ¿Puedo sentarme? – preguntó Kakashi a su espalda.

- Claro – dijo Naruto con desánimo - ¿Cómo habéis quedado al final?

- Hemos acordado que tu hermana Ino se casará con el príncipe Sasuke Uchiha, ellos y su ejército nos ayudarán en la batalla para recuperar el reino.

- No sé si quiero recuperarlo, además... Ino ama a Sai, no es justo para ella que se case.

- La vida no es justa Naruto, los príncipes no os casáis por amor. Ese matrimonio beneficiaría a mucha gente. Vuestros campesinos tienen miedo, mueren cada día muchos de ellos por el hambre, las enfermedades y las torturas a los que son sometidos por el usurpador de vuestro trono. Debes recuperar el reino y ayudar a toda esa gente, puedes hacerlo, Naruto – le tuteó al final.

- Lo haría pero... ¿Cómo sabré que soy un buen rey?

- Te ayudaremos a serlo, el consejo jamás te abandonará.

- No quiero que Ino se case con él, ama a Sai – repitió – déjame casarme a mí, yo me sacrificaré por ella, deja que al menos ella sea feliz ya que yo no podré serlo.

- Ya está hablado, Naruto. Sasuke quería una mujer y eso le hemos dado.

- Yo también puedo darle hijos si es lo que desea, puedo ser el esposo perfecto, me habéis enseñado bien a comportarme en la corte.

- No puede ser, Naruto, debe ser Ino. Lo siento mucho, no hay otra solución.

Naruto entendía perfectamente las decisiones que se tomaban, tenía dieciocho años y no era idiota aunque a veces admitía que le costaba seguir algunos temas, era un novato aún en ciertos aspectos. Se había criado entre soldados, en los bosques, en una fortaleza, era un experto en armas y en la caza pero no tenía ni idea de temas legales, de diplomacia o de cómo ser el esposo perfecto cuando le concertasen en matrimonio. Era un novato en tantas cosas aún...

- ¿Piensas en mi hermano? – preguntó Naruto cuando Kakashi se iba.

- Todos los días de mi vida – dijo muy serio.

- No fue tu culpa, él lo decidió así.

- No debiste ver aquello, Naruto y lo lamento. Aún así... yo tampoco debí dejar que se sacrificase.

- Él habría sido un gran rey, quiero creer que era inteligente.

- Lo era – comentó Kakashi – tomaba decisiones de adultos cuando sólo era un niño. Debí defenderle mejor. De todas formas le hice la promesa de que cuidaría de ti y de tu hermana y eso haré, no dejaré jamás que os ocurra nada malo.



Reemplazando a mi hermana (Naruto: Sasu-Naru, Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora