Capítulo 1: Reino destruido

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- Déjame curarte eso, lo único que conseguirás con ese trapo es infectarla.

- ¿Quién es el maestro aquí? – preguntó Kakashi.

- Usted – le dijo Deidara - ¿Cómo está mi hermana?

- A salvo con mis hombres, sólo faltáis vosotros. Vamos, salgamos de la ciudad – dijo cogiendo a Deidara de la mano justo cuando acabó con el vendaje.

Las voces y gritos de los soldados fueron aún más audibles y Deidara supo que les iban a encontrar enseguida, registrarían todas las casas y cuando llegasen a esa encontrarían el túnel, les perseguirían y no quería que todo el mundo muriera allí.

- Coge a tu hermano y vete – comentó Kakashi.

- No puedo – dijo Deidara – yo... yo les distraeré, a mí no me harán nada, espero.

- No, Deidara... tú eres importante para el reino, eres el heredero legitimo al trono.

- Cuida de mi hermano entonces, él lo será si me pasa algo. Yo no puedo enseñarle las cosas necesarias para gobernar pero tú sí, tienes que llevártelo. Eres el mejor consejero del reino, el mejor soldado, protégele hasta que llegue al trono de nuevo, sé que será un buen rey, puede hacerlo con tu ayuda, no podría llevarlo hasta el trono de nuevo y te necesitamos a ti y a tus consejos. No me harán daño, me necesitarán, por favor... a ti te matarán, no les eres necesario para nada.

- Está bien – dijo Kakashi aunque fue la decisión más dura que tomó en su vida. Dejar al heredero atrás y llevarse a Naruto que no entendía nada a sus seis años.

Kakashi entró en la casa corriendo cerrando la puerta tras de sí en busca del pasadizo mientras los soldados daban la esquina hacia la calle. Deidara fingió golpear la puerta como si nadie quisiera abrirle por el miedo y cuando le vieron... los soldados sonrieron dándose cuenta que era precisamente uno de los chiquillos a quienes buscaban. Deidara salió corriendo entonces hacia el final de la calle colocándose mejor la capucha cubriendo su cabello rubio tan típico de los Namikaze y llegó hasta la plaza central del pueblo.

Una batalla campal se abría ante él, algunos soldados fieles a su padre aún luchaban contra los traidores pero perdían, sus fuerzas se veían menguadas y él trató de pasar entre toda la gente inocente que corría asustada, que caía al suelo asesinada por soldados, que intentaban huir de todo el caos originado.

- Cogedle – escuchó que gritaba un soldado señalándole y dio media vuelta tratando de salir por las grandes puertas de la ciudad, tratando de llegar al bosque para ocultarse.

Las robustas puertas no podían cerrarse nada rápidas, demasiado grandes, demasiado pesadas... cuando quisieron cerrarlas él ya estaba saliendo en dirección al puente y no dejó de correr aunque miraba a veces hacia atrás tratando de ver cuánta ventaja llevaba. No le sirvió de mucho cuando vio salir a un soldado a caballo, pronto le alcanzaría pero al menos sabía que sus hermanos estaban vivos, eso era lo más importante, su ciudad aún tenía un futuro cuando fueran mayores sus hermanos, Kakashi se encargaría de devolverles el gobierno, él lo sabía.

Consiguió llegar al bosque y trató de ralentizar al caballo por terrenos más escarpados, subiendo por grandes piedras hasta que llegó al acantilado. El caballo no subiría pero eso no frenaría a su jinete, lo haría a pie y vendría armado, no como él que no llevaba nada para poder defenderse. Miró a lo lejos, sabía que los guardias de Kakashi debían estar en algún lugar del bosque, la fortaleza que las generaciones pasadas de su familia utilizaban para las guerras estaba allí en el más recóndito de los valles, en un lugar fácilmente defendible, pero no sabía cómo llegar hasta allí, él jamás había ido a ese sitio.

Reemplazando a mi hermana (Naruto: Sasu-Naru, Ita-Dei)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα