Epílogo

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Astrid miró por la terraza cómo sus amigos salían para festejar.

Y sonrió.

Sólo se limitaba a recordar como unos meses atrás volvió a casa en una fiesta de este estilo. Cómo había estado encerrada en esa cueva y había salido gracias a sus amigos.

Gracias a Carlos.

En ese momento tocó la rosa que volvía a descansar en su cuello después de que Melody se la devolviese. Sentía que todo estaba bien y eso le alegró. Recordó cuando Harriet y Gabe se habían vuelto a acercar a ella y Carlos y pidieron disculpas por todo. Ambos concordaron en que aceptaban las disculpas y los cuatro se dispusieron a empezar desde cero.

Todo fue muy bien el resto de la noche, Melody y Urell les comentaron que eran novios oficialmente y Ariel y Eric lo aceptaron gratamente. Supuso que después de todo lo sucedido esa tarde nadie tenía motivos para no reconciliarse y unir lazos.

Astrid vio a todos y a cada uno de sus amigos y se sintió feliz por ellos.

Jane y Terrence hablaban alegremente junto a Chad, Audrey y Lonnie. Ella los veía y sabía que Jane lo haría bien. Se sentía orgullosa de ella.

Luego rápidamente miró a Evie y Doug acompañando a Mal y Ben, observó cómo Ben abrazaba a Mal y Doug e Evie se tomaban de las manos. Estaba feliz que sus seres queridos lo estuvieran.

También miró a otros de sus amigos en la pista de baile que habían puesto y vio a Holly y Dan bailando, notablemente Dan parecía nervioso y Holly sólo sonreía. Y más allá vio a Pearl y Peter bailando de igual manera. Se había enterado de que Peter había invitado a Pearl a una cita y ella había aceptado. Se veían muy bien juntos y les deseó lo mejor dentro de si.

—Hola —dijo una voz detrás de ella.

Astrid se volvió para ver a Carlos detrás de ella, ahora él usaba un traje negro y blanco, con una corbata roja.

—Te ves bien —dijo ella rescostandose en el baranda de la terraza.

—Gracias —respondió él—. ¿Aunque debería preocuparme porque Evie ya tenía este traje preparado para mi?.

La princesa sonrió divertida, pero entonces su sonrisa desapareció.

—¿Qué ocurre? —preguntó Carlos, frunciendo el ceño.

—No lo entiendo... —respondió la princesa— Deberías estar enojado conmigo, ¿Por qué no pareces enojado?.

Astrid se abrazó a si misma, todavía no estaba del todo tranquila consigo misma. Sabía como había estado Carlos esas semanas que le hizo creer que estaba enamorada de Gabe, el chico estaba casi destrozado pero ella no pudo hacer algo al respecto sin que se arruinara su plan.

Él debería estar reclamándole acerca de ello, y no sonriendole como un bobo como lo estaba en ese momento.

—¿Qué? —preguntó ella, aún más confundida.

—¿¡Acaso no sabes de dónde vengo!? —preguntó él, acercándose a ella y dejándose recostar en la terraza con Astrid—, sí, me ofende que no haya sido parte de los dos últimos planes, pero entiendo el porque.

Astrid solo se quedó mirándolo.

—Vengo de la isla de los perdidos, As —Siguió Carlos—. Y a menos que no beneficiara a todas las partes, no eras parte del plan de nadie. Y no había razón alguna para tener un buen día allí, o algo que te hiciera querer buscar algo mejor. Al menos yo no lo hacía estando allá, pero aquí todo es diferente, siempre es diferente, tengo un futuro, amigos, un perro y hasta un medio hermano ahora, uno que quería arruinar mi vida pero al fin y al cabo mi hermano.

La princesa de Auradon [Descendientes/Carlos De vil] LPDA1Where stories live. Discover now