Capítulo 14. "Buscar la salida lo antes posible".

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—¿Y cómo se supone exactamente vamos a encontrarla?,digo, ni siquiera encontramos la salida —Dijo Jay cruzándose de brazos.

—Eso es exactamente lo que necesitamos. Encontrar la salida. —ijo Astrid.

—¿Y cómo haremos eso? —preguntó Carlos. —, estuvimos caminando un rato y no encontramos la salida. Ni siquiera tenemos idea de donde está.

Astrid se volvió a todos, entonces, pensando en una cosa.

—Nosotros no... Pero yo sé quienes sí lo saben.—respondió ella:.

Los chicos fruncieron en ceño, sin saber de qué hablaba la princesa, pero ella tenía si pensamiento en dos hijos de secuaces.

***

Los dos chicos se encontraban peleando dentro de la celda. ¿Cómo habían dejado a una chica, una princesita escapar?, ¿cómo habían sido tan tontos?.

Y por fuera de la celda seis chicos los miraban y cinco de ellos lo hacían dudosamente.

—¿Estás segura de que esto puede funcionara? —preguntó Ben mirando que su hermana le entregaba la llave de la celda.

—Confía en mi, Ben... —sólo se limitó a decir ella.

Ben quiso protestar, pero tenía que confiar en su hermana. Ella sabía lo que hacía, o eso era lo que él quería pensar.

—No entiendo... Mal tiene magia ella podría obligarlos a ayudarnos con un hechizo. —dijo Jay.

—Eso sería ser malos —dijo Evie. —, obligar a alguien contra su voluntad. Y nosotros tratamos de ser buenos, ¿recuerdas, Jay?. Si Astrid dice que está es la mejor forma, hay que hacerlo.

—Gracias, Evie —dijo Astrid con una sonrisa antes de volverse a su hermano. Cierra en cuanto entre. —dijo y Ben asintió, ambos se acercaron al lugar pero la princesa antes de dar un paso más sintió como una mano la tomaba del brazo. Ella se volvió y vio al chico de cabellos blancos y negros detrás suyo.

—Astrid, deja que vaya contigo —dijo él.

—Gracias, Carlos. Pero creo que puedo manejarlo yo sola. —aseguró la castaña

—¿Y que pasa si ellos no te llegan a obedecer?, si eso no pasa puede que a mi sí. —dijo él.

Los cinco chicos miraron al chico extrañados.

—Tiene un punto. —Señaló Jay.

—¿Que? —preguntó la princesa.

—Dijiste que eran los hijos de los secuaces de mi madre... Y eso los hace hereditariamente los míos en cualquier parte del mundo.

—Carlos... Eso no tiene sentido. —dijo ella vacilando.

—De hecho, sí lo tiene —dijo Mal, ella parecía estar recordando algo—, de donde venimos si un secuaz de villano tenía un hijo y el villano al que servía igual ese hijo debía servir al hijo del villano cómo secuaz igual.

—Eso es horrible.-dijo Ben.-es adueñarse de una persona. En Auradon no lo permitimos.

—¿Y qué hay de los sirvientes de sus castillos? —preguntó Jay.

—Trabajan para nosotros por empleo pero no nos adueñamos de ellos en contra de su voluntad. —Se excusó Ben.

—Pero no siempre es así —dijo Mal—, si el hijo del villano quería podía dejar en libertad al secuaz e ir por su cuenta. Pero no solía pasar mucho.

—Y yo nunca estuve con ellos, si los conocí a lo mejor, pero nunca recuerdo haber requerido de ellos. Así que técnicamente nunca les di su libertad y tienen que hacer lo que yo les diga. Son mis secuaces. —Explicó Carlos miraron a Astrid

La princesa de Auradon [Descendientes/Carlos De vil] LPDA1Onde as histórias ganham vida. Descobre agora