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Literalmente el pasillo de la sala de espera estaba lleno, casi al tope de su capacidad. Desde que todos se enteraron, partieron hacia el hospital lo más rápido posible y aunque el quinteto tenía una presentación, no les importó en lo más mínimo aunque faltaran cuatro horas para el inicio de esta. Lo único que sabían era que el mánager de giras todavía seguía vivo pero con desalentadoras esperanzas de mejorarse pronto. Las apuñaladas habían sido graves y le habían roto unas tres costillas pero, afortunadamente, no perforaron el pulmón. Los chicos habían llorado cuando supieron la causa de su ingreso al hospital y temían por sus vidas, especialmente Harry, que estaba enterado de lo que haría el hacker. Valentina Rogers de Horan y Gemma Styles dijeron que llegarían después al hospital luego de resolver algunas cosas que prefirieron no mencionar.

Edward Styles y Andy Samuels aguardaban sentados en una de las sillas con rostros caídos. El rizado temblaba como nunca antes, impotente y asustado. Temía que el próximo blanco del hacker fuesen los chicos o algún miembro del equipo. Los observó a todos otra vez: rostros cabizbajos y angustiados, algunos todavía sollozaban y temblaban. Lou Teasdale y Caroline Watson se mantenían aferradas a sus niñas como nunca antes. Todos tenían miedo.

Edward se frotó el rostro con su mano y miró sus pies: el también estaba asustado, casi tan asustado como cuando le habían secuestrado. Todo el tiempo dedicado a buscar al culpable había sido en vano, por que les había ganado y había sido más rápido. Nisiquiera sabía como Craig Murray todavía podía estar allí con ellos en el hospital, fingiendo sentir preocupación por alguien que evidentemente jamás le agradó. El abogado tragó saliva con dificultad, tensó la mandíbula y apretó los puños.

Edward no dejaría que otra persona más fuese amenazada o lastimada, no si él podía evitarlo. Se levantó de la silla con la excusa de que debía ir al baño. Harry Styles, portando su traje de gala que luciría para los premios de esa noche, se acercó a él.

- ¿A dónde vas?

- Tengo que ir al baño.

- No – su gemelo le tomó por el brazo.

- ¿Por qué no?

- Por que se que no irás – Harry respondió lentamente y en voz baja -. Vas a buscarlo.

Edward se delató cuando apartó sus ojos jade de su mellizo. Harry le soltó del brazo y suspiró fuertemente, limpiando una lágrima que estuvo a punto de salir de sus ojos.

- Oye, sé que todo esto es peligroso pero no voy a dejarte solo. Nunca, nunca jamás volveré a dejarte solo.

- ¡¿Qué no lo entiendes?! – Edward chilló tratando de no alzar la voz -. El hacker los quiere a ustedes. Las canciones fueron un maldito señuelo, todo esto fue un señuelo. Quiere acabar con ustedes y...

- No me importa si acaba conmigo – Harry le interrumpió con severidad -. No quiero que te sacrifiques. ¿Cuántas veces debe pasar lo mismo para que te des cuenta de que, si estás solo, puede que no regreses? Ya ha sucedido dos veces, no quiero arriesgarme a una tercera.

Edward no dijo nada y apretó los labios. Se pasó una mano por su cabellera rizada y luego por su barbilla. Sus manos estaban frías y su cuerpo entero estaba temblando. Si ya estaba muy asustado cuando pensó en escabullirse, ahora le preocupaba más que alguien le acompañara. Harry se le quedó viendo y giró la cabeza hacia tras, echando un vistazo a los escoltas dolidos.

- Si vamos a irnos, tenemos que hacerlo bien. No van a dejarnos salir aunque les roguemos.

- ¿Y cuál es tu plan?

The Styles Twins: The Final Challenge (Final)Where stories live. Discover now