06-UN PASATIEMPO (2)

Start from the beginning
                                    

—Lo siento —dijo su voz suave—, no pretendía asustarte.

Parecía como si hablara con una niña pequeña y desconfiada, y en cierto modo así me sentía. Diminuta y recelosa de él.

Me levanté con cuidado del piso donde había aterrizado y me senté sobre el colchón. Me cuidé de mantener la distancia, no quería sentirlo cerca de mí.

—Usaste mi llave —le acusé. Lev lució algo apenado por esto y asintió con lentitud.

—Quería asegurarme de que estuvieras bien. Yo no... No creí... —Suspiró con exasperación—. Perdón, ¿sí? No medí mis palabras y no creí que... No pensé que fueras a tomarlas así. Lo siento. No quería lastimarte —aseguró—. Sabes eso, ¿cierto?

Bajé la mirada para fijarla en mis dedos y me encogí de hombros.

—Como sea, no importa.

Sabía que no había querido hacerlo, pero una parte dentro de mí —una parte cruel y egoísta— deseaba que se sintiera culpable.

Levi se levantó para acercarse más a mí. Tomó mi mano entre las suyas más frías y yo lo dejé, pero no elevé mis ojos a su rostro. Sabía que lo perdonaría en cuanto viera sus ojos torturados.

—Sí importa, Luce. Perdón. Tú eres muy importante para mí y no quería lastimarte —declaró. Yo bufé por la ironía de sus palabras. Decía que no quería lastimarme, pero lo hacía continuamente. Y yo, siendo como era, nunca decía nada. Lev decía que lo sentía, yo lo perdonaba, él volvía a lastimarme... Un ciclo sin fin que empezaba a cansarme.

—Sí, como sea.

Quité mis manos de entre las suyas y me puse de pie para ir al baño. Deseaba darme un baño tibio para relajarme, comer algo y después volver a dormir. Tal vez leería algo antes. Una historia de amor en donde la heroína no fuera tan tonta y donde el protagonista tuviera que luchar por su amor y perdón.

—¡Maldición, Ette! Te digo que lo siento. Te digo que no fue mi intención, no medí mis palabras —explotó cuando comencé a salir de la habitación. Giré sobre mis talones para encararlo y el estómago se me desplomó al ver que parecía a punto de llorar.

Su voz era quebradiza y su respiración dificultosa. El cuerpo le temblaba por la impotencia y en ese momento me sentí como basura. Odiaba que fuera mi debilidad.

Suspiré cansada y me froté las sienes con ambas manos.

—Y no lo estoy rebatiendo —dije con voz suave. A pesar de que mis palabras no eran las más amigables, el tono que usé hizo que Lev sonriera un poco.

—¿Entonces me perdonas? —quiso saber.

Di un paso hacia atrás y me encogí de hombros.

—Lo pensaré.

***

—Hoy vendrán unos amigos —dijo Levi al entrar a la cocina. Miré por encima del hombro y luego volví la vista hacia la sartén frente a mí. No pensaba dejar que se quemara mi desayuno otra vez.

—Está bien.

—¿No te molesta?

—Para nada. De todos modos no estaré, voy a ir con mamá —expliqué.

Ya era viernes y, aunque no quería hacerlo, unos días atrás le había prometido a mi madre que la visitaría. Intentaba hacerme a la idea de que ella, como siempre, algo diría y haría que me retirara temprano. Era lo que trataba de hacer desde que, varios días atrás, había pasado lo de Lev y sus palabras desmedidas.

Y hablando de Lev... Lo escuché acercarse despacio a mí y luego sentí su mentón posarse sobre mi cabeza. Suspiré al hundir los hombros.

—¿Sigues enojada conmigo? —se aventuró a cuestionar, tímido.

Sonreí ante el miedo evidente en su voz y negué.

—Ya pasó, Lev.

—Lo sé, pero no puedo olvidarlo —masculló irritado.

Parecía que todo el asunto le afectaba más a él que a mí misma; o tal vez solo era que yo había evitado pensar en eso. Pero sin duda le dolía el saber que me había lastimado con sus palabras.

—Solo deberías pensar más las cosas antes de decirlas.

—Soy un idiota la mitad del tiempo, ¿no?

—Sí —acepté sin dudar.

Lev rio por mi prisa para contestar y rodeó mi cintura con sus brazos.

—Pero así me amas —susurró en mi oído.

Un estremecimiento me recorrió completa. Besó mi mejilla y huyó antes de que pudiera reaccionar y decirle algo inteligente en respuesta.

Dios, tenía razón. Claro que lo amaba, sin embargo las mariposas en mi estómago habían decidido descansar y dejar de revolotear cada vez que se encontraba a mi lado. Todavía me ponía nerviosa cuando invadía mi espacio personal, pero ya no tanto como antes. Ya no sentía estas sofocantes ganas de besarlo cada vez que sonreía ni la sensación de que iba a estallar cada vez que su piel rozaba la mía por accidente. No sentía que me iba a prender en fuego cuando me susurraba en voz baja. Ya no pensaba que mi corazón saldría de mi pecho si tenía gestos tiernos.

En solo un par de días habían cambiado varias cosas en la forma como lo veía y eso era bueno, ¿cierto? Por fin empezaba a acostumbrarme a él, a su presencia y su ridícula dulzura. Después de tanto tiempo enamorada de Levi, ya comenzaba a abrir los ojos y ver la realidad. Poco a poco aceptaba que así iba a ser todo, que no pasaríamos a más.

O tal vez solo me había desilusionado por completo. Tal vez empezaba a ver a Levi tal y como era en realidad, y no como mi chico idealizado.

Cualquiera que fuera el caso, ya era hora de que comenzara a menguar mi atracción por él y poco a poco aceptara que, Lev y yo, solo seríamos amigos y nada más.


Instagram: cmstrongville
Twitter: cmstrongville
Grupo en fb: Leyendo a Cee
  

Siempre has sido tú ✔ (EN LIBRERÍAS)Where stories live. Discover now