32- OTRA CARA

398K 25.2K 10K
                                    

OTRA CARA
***

Canción: Say you won't let go - James Arthur.
***


Al abrir los ojos a la mañana siguiente, lo primero que vi fue a Levi. Se encontraba acostado de lado, su cabeza descansaba sobre la almohada y tenía la mirada fija en mí. Y me sonreía con tanto amor que el corazón se me hinchó de felicidad.

—Buenos días —susurró.

Mis labios se curvaron al oír su voz adormilada y estiré el brazo para acariciar su pecho desnudo. Suspiré recordando la noche anterior, rememorando la sensación de su piel contra la mía, su aliento mezclándose con el mío...

—Hola —contesté.

Sentí que todos los colores se me subían al rostro al recordar sus gemidos sofocados contra la piel de mi cuello. Su sonrisa se amplió al verme acalorada y se acercó para encajarme contra su torso. Cerré los ojos de nuevo. Quería quedarme así toda la vida.

—¿Cómo amaneciste? —inquirió y besó mi frente—. ¿Cómo... te sientes?

—Bien —susurré.

—¿No duele?

Sacudí la cabeza contra su pecho, aunque sí ardía un poco cuando movía las piernas.

—No —mentí. Él se separó para ver mis ojos, acarició mi mandíbula con un dedo. Sus ojos antes llenos de alegría fueron oscureciéndose poco a poco y el alma se me cayó a los pies al ver que ahora parecía triste.

—Yo... no sé cómo decir esto —murmuró afligido. Casi de inmediato me tensé. ¿Tan rápido empezábamos mal?—. No es nada malo —agregó al ver mi rigidez—. Solo... no quiero que... No quiero que pienses que... Esto... —Suspiró frustrado y se tapó el rostro con una mano—. Esta no es una conversación para tener desnudos —se quejó—. No puedo concentrarme contigo tan... cálida y cercana.

Bajó su mano y me eché a reír al ver su expresión torturada.

—Bien, me pongo algo de ropa y tú prepara el café, ¿sí?

Traté de decirlo lo más relajada posible, pero por dentro estaba hecha nudos. Mi cabeza era todo un laberinto en aquel momento y no sabía qué dirección debían seguir mis pensamientos. Me cubrí con la sábana mientras Levi salía de la cama y se colocaba su ropa interior. Después de darme un beso rápido se dirigió a la cocina. Yo no me moví de mi lugar hasta que escuché que abría la alacena, solo entonces me sentí capaz de saltar del colchón y ponerme su camiseta encima junto con las bragas.

Cuando salí al pasillo escuché el inconfundible sonido de una cuchara golpeando una taza. El piso estaba frío bajo mis pies descalzos, pero no me importó. Me acerqué a Levi, quien le echaba azúcar a su café sobre la barra, y me abracé a su espalda durante algunos segundos. Cuando le solté, él giró sonriente y me entregó una taza.

—Gracias. —Llevé el recipiente a mi boca y di un sorbo. Cuando Levi clavó sus ojos oscuros en mí durante diez segundos completos, suspiré—. Ya, dilo.

Él parpadeó sorprendido al escucharme. Entonces su mirada bajó barriendo mi cuerpo y se detuvo algunos segundos en mis piernas expuestas antes de subir a mi rostro. Levi se relamió los labios y sonrió de medio lado.

—¿Alguna vez te dije cuánto me gustan tus piernas, enana? —inquirió en voz baja.

Aquella pregunta saliendo de sus labios, pronunciada en un tono ronco, me hizo ser muy consciente de nuestra escasa vestimenta. Él solo llevaba unos calzoncillos ajustados y yo su camiseta sobre mi ropa interior y nada más. Ya empezaba a distraerme —de nuevo— con recuerdos de la noche anterior.

Siempre has sido tú ✔ (EN LIBRERÍAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora