12- EL GRAN MONSTRUO VERDE

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CELOS
***


El corazón iba a salir de mi pecho en cualquier momento, estaba segura de ello. Levi estaba besándome y yo no podía creerlo. Por un momento incluso me pregunté si no estaría soñando. No fue hasta que el beso se profundizó y su lengua tocó la mía que me di cuenta de lo real que era la situación. Temblaba entera, de pies a cabeza, el calor me recorría completa, la confusión... ¿Qué estaba haciendo?

—Levi...

No me dejó hablar. Su boca cortó cualquier cosa que hubiera querido decir. Sus brazos se enredaron alrededor de mi cintura y me acercaron más a su pecho. Comenzó a mover sus labios con fiereza, como si quisiera devorarme entera. Era lo que había deseado por tanto tiempo, pero no entendía del todo qué pasaba. ¿Por qué me besaba si siempre se aseguraba de recordarme que no me quería de la manera en que yo a él? ¿Por qué ahora?

Coloqué mis palmas sobre sus pectorales tratando de separarlo aunque fuera un poco, pero entonces un gemido brotó de su garganta y estuve perdida. Me perdí en él, en su sabor, en su cercanía, en su aroma... Me perdí y no quise ser encontrada. Deseé quedarme con él, en él, para siempre.

La sensación de tenerlo así era increíble. Sentía algo aleteando en mi pecho, como si a mi corazón le hubieran salido alas y quisiera volar hacia él. Rodeé su cuello con los brazos y hundí mis dedos en su cabello, necesitaba sentirlo más cerca. Quería sentirlo más cerca. Era fuego puro lo que me recorría las venas combinado con esperanza y algo parecido a la felicidad. Abrí la boca para recibirlo más profundo y no pude retener el gemido que salió de mis labios. La sensación de su boca cálida sobre la mía despertaba cosas increíbles en mi interior.

No pensé en nada ni nadie mientras nos probábamos de esa manera. Solo estábamos nosotros dos en el mundo. Sus manos me recorrían la cintura, las costillas, la espalda... Su toque era suave y firme sobre mi cuerpo. No sabía lo que pasaba por su cabeza y la verdad era que no importaba. La mía estaba vacía. Eso hacía él, lograba que todo desapareciera cuando me tocaba.

En un momento nos separamos un poco y sus ojos entrecerrados se fijaron en mí. Me sentía algo tímida ante su ímpetu, bajo el asalto de sus besos y caricias, pero no lo hubiera preferido de otra manera. Todo se estaba desarrollando a la perfección, por lo que sonreí. Ver aquella leve curvatura de mis labios le hizo cerrar los ojos, gemir y volver a mi boca por más.

Sus manos se atrevieron a acariciarme con más ardor. Sus palmas cubrieron mis nalgas con osadía para encajar nuestras caderas juntas. Al desear sentirle más cerca, lancé una de mis piernas por encima de su muslo y Levi entendió aquella súplica silenciosa. Me cogió del muslo y me acercó más a él, hasta que noté su erección clavándose en mi pelvis. Jadeé al tiempo que sentía cómo se elevaba mi temperatura corporal. Aquello era demasiado. Todo esto me desbordaba de sensaciones placenteras y confusas. Giré un poco las caderas en un acto reflejo para rozarme más contra él, gemí ante la sensación tan intensa... y fue entonces cuando Levi pareció recobrar la cordura, ya que la mía seguía perdida. Colocó una de sus manos sobre mi rodilla y bajó mi pierna con lentitud de la suya. Redujo la intensidad del beso hasta que solo depositaba piquitos en mis labios.

Me sentía plena, feliz, maravillada.

—Ette...

Fue la manera en que dijo mi nombre, el leve rastro de pesadumbre en su voz, lo que me alertó. Sabía lo que venía a continuación. Sabía con certeza que ahora venía su arrepentimiento, el «fue un error que no va a volver a repetirse» o echarle la culpa al alcohol por sus actos.

Cerré los ojos con fuerza. Debí imaginar que era demasiado bueno para ser verdad.

No quería escucharle decir nada de eso, me negaba a oírlo. Sin duda aquello terminaría de destrozarme el corazón. Saber que le remordía el haberme hecho tocar las nubes era capaz de romperme en pedazos, por lo que coloqué un dedo sobre sus labios; los mismos que había saboreado tan solo segundos atrás.

Siempre has sido tú ✔ (EN LIBRERÍAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora