Un nuevo estruendo hace que me exalte, hemos llegado. La puerta trasera del aerodeslizador se abre de par en par y una chica algo guapa vestida de Agente de la Paz nos espera con un pequeño aparato en las manos. Al acercarme a ella puedo ver mejor al aparato, el cual tiene un aspecto verdaderamente amenaza, una punta hecha de un material rígido llama mi atención. Nos hacen hacer una formación y poco a poco comienzan a inyectar a cada tributo en el brazo derecho, mientras espero ninguno de ellos parece quejarse del dolor, cuando es mi turno es indoloro.

—¿Qué es eso? —le pregunto, mirando una pequeña luz blanca recorrer mis venas

—Tu rastreador, con esto veremos en donde estas. —me dice, sonando presionada. -Sigue avanzando, no retrases la fila.

Continuó el camino marcado por luces color blanco en el suelo. Hemos llegado a un lugar techado pero puedo ver que estamos bajo tierra, pero no tan profundo. Intento buscar con la mirada el otro aerodeslizador donde Gale está, pero no tengo demasiado éxito. Lo han separado de mí e imagino que ha sido de a posta para que no estemos cerca, ¿El presidente Snow ha hecho esto también? Por supuesto que lo ha hecho, todo esto tiene sus manos y su horrible olor a muerte por todas partes. En todos los años de Los Juegos del Hambre ninguno ha empezado a la mitad de la noche, se supone que en la mayoría de los distritos luego de que cumples con tus tareas diarias debes ir a la cama sin mas nada que hacer que esperar al día siguiente a que todo empiece otra vez. Pero, esta vez, todo es mucho más diferente que el resto de los años. Las personas del Capitolio e inclusive en los distritos se ve una chispa de emoción que hemos encendido mi compañero y yo, me lamento en mi corazón ya que soy parte de algo que no quiero ser, el presidente Snow nos ha usado a todos como peones en sus juegos. Me lamento lo suficiente para no darme cuenta de que tan aterrado estoy por el comienzo de esta locura, recuerdo que Gale no ha alcanzado a darme esa lección de arco y flecha que me había ofrecido, ahora nunca tendremos el tiempo para completar otra cosa. No tendremos el tiempo para darnos un beso más fuera de la Arena, porque cuando todo esto termine. Uno de los dos estará muerto.

—Peeta. Debes cambiarte y colocarte esto... No debes estar nervioso. —me dice Cinna y lo que hago es darle un sincero abrazo.

Cinna me abraza con el mismo ímpetu que yo. Un agente de la paz nos guia y nos pone dentro de una habitación. Cierra la puerta rápidamente y la voz de una mujer por medio de un altoparlante nos indica que tenemos cinco minutos antes del lanzamiento, no quiero saber a que se refiere ya que con cada minuto que pasa mi muerte puede estar más cerca. Cinna me da una mirada condescendiente y me entrega un pantalón estilo militarizado, una camisa color negro, una chaqueta que parece ser térmica y unas botas color negro que parecen ser cómodas, tendré que correr. Doy gracias mentales a Gale porque me ha obligado a practicar al máximo mi forma de correr para que sea más eficaz. Cinna me indica que tras una puerta color blanca esta el baño donde podre bañarme y ponerme la ropa en menos de dos minutos, hago todo el trabajo rápidamente y salgo en menos de lo pensado. Estoy listo con toda la ropa que me han dispuesto, aunque no había notado que empiezo a temblar de verdad, no gracias al frío sino gracias al terror que todo esto me produce. Salgo del baño mirando la plataforma color transparente que se encuentra tras Cinna, no la había notado hasta ahora pero se lo que es. Por allí debo salir yo.

—Cinna, ¿puedes hacerme un favor?

—Lo que quieras. —me responde.

—Dale las gracias de mi parte de Haymitch, un beso a Effie y un abrazo a mi equipo de preparación. Dales mis disculpas por no poder despedirme de ellos. Todo ha sido de un tirón. —le digo y él asiente

-Se que ellos dicen lo mismo, saben como es esto. Has sido el chico más especial que hemos tenido Peeta. Debes ser fuerte allí dentro.

Asiento a cada cosa que me dice.

Los 74ºJuegos del Hambre (Peeta & Gale)Where stories live. Discover now