Pegué los ojos a mi plato, incomodada por su mirada. La tensión se pudo sentir en todas partes, hasta que Lucy llegó con la comida y después Kim empezó hablar sobre la boda. Hablando sobre cómo mañana podríamos visitar el lugar donde se realizaría. ¡Incluso invitó a Nathan! Mi padre hizo una mueca cuando Nathan respondió que iría encantado. Con un poco de suerte hablaría del tema durante todo el almuerzo lo que salvaría Nathan de ser interrogado por mi padre.

Nathan se inclinó y susurró en mi oreja:

—Nunca me hablaste de las posibilidades de que tu padre me quisiera matar.

—Nunca me puse a pensar en ellas —susurré en respuesta.

—No ha dicho nada desde que llegué, solo me ha estudiado como si quisiera matarme y darle de comer al gato mis restos.

No pude evitar reír ante eso. Porque aparte de la mirada asesina, mi padre era incapaz de matar una mosca, y menos a una persona. Incluso si esa persona resultaba una amenaza de llevarse lejos a su chiquita.

—Entonces, Nathan, ¿De qué parte de Inglaterra eres? —Me sorprendió escuchar la voz de mi padre realizar esa pregunta. Me imaginé que aquí empezaba el interrogatorio una vez más. Parece que hay demasiadas personas protegiéndome, no sé si es bueno o malo.

—Londres —respondió con simpleza.

Mi padre se frotó la barbilla.

—Del gran Londres a una pequeña ciudad en Illinois, ¿por qué?

Nathan se encogió de hombros. Ya se acostumbraba a que le hiciera esta pregunta todo el tiempo.

—Quería algo diferente, y no sé, sentí curiosidad por Illinois. Así que apliqué para estudiar en la universidad de Chicago.

—¿Qué estudias? —preguntó esta vez mi madre. De seguro lo hacía para no levantar sospecha. Yo ya le había dejado en claro que aparte de trabajar en Rock n Roll unas cuantas horas en la tarde, Nathan era un completo vago que se mantenía comiendo nuestra comida, viendo Netflix y leyendo mis libros. La buena vida.

—Por ahora nada en concreto, estoy explorando hasta encontrar lo que me gusta. —Nathan actuó como todo un caballero cuando se tomó la molestia de volver a servir mi plato con más comida. El pobre iba a necesitar algo más que servir mi plato para ganarte la confianza de mi padre—. Tal vez me decida por medicina.

—Interesante —murmuró mi madre asintiendo.

—Kathleen se va a Nueva York al terminar el año escolar —soltó mi padre de repente.

—Papá —me quejé—, aún no es seguro. No me ha llegado la carta de aceptación.

—Oh, pero lo hará. Eres maravillosa, ¿no concuerdas conmigo Nathan?

Nathan me miró regalándome una de sus sonrisas de marca registrada. Esas que hacía que mi corazón se derritiera y quisiera besarlo. Contrólate, Kathleen.

—Definitivamente. Es muy talentosa.

Ojalá pudiera evitar que mis mejillas se sonrojen. ¿Por qué demonios lo hacen? Manténganse en su color natural, el trabajo no es tan difícil.

Agradecí que luego el tema ya no giraba en mí ni en Nathan. Mi madre había decidido robarse el espectáculo para contar varias anécdotas de su viaje, las cuales nos tenía a todos riéndonos en la mesa. Mis padres hacían ver un trabajo tan aburrido como la arqueología en un circo.

A pesar de que la llegada de mis padres complicaba mis planes, estaba feliz de su llegada. Y creo que a pesar de que mi madre no entendiera mis razones, me apoyaba. La amaba por eso. Lo que me recordaba a Lilo & Stitch. Ohana significa familia y la familia nunca te abandona ni te olvida.

Finge ConmigoWhere stories live. Discover now