Capítulo 22.

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-No puedo creerlo... ¿De verdad?.- Preguntó ella riendo. 

-Es cierto, cuando me di cuenta estaba tirado en el piso con esa mujer extremadamente mayor besándome. Fue como una de esas películas muggles que dan mucho miedo. Creo que ha quedado demasiado grabado en mi mente y nunca lo olvidaré.- Dijo el también riendo, mientras que la castaña se carcajeaba llamando la atención de varias personas que se encontraban en el local 

-Eso tuvo que ser muy cómico para el que lo pudo ver. Hubiese pagado mil knuts para poder verlo.

-Eres algo mala Hermione. De seguro si te pasa lo mismo con un hombre mayor no querrías que nadie viviese lo mismo que tú.- Dijo el terminando de beber su batido. 

-Es totalmente entendible... Ahora si me disculpas debo volver al trabajo, estoy con unas importantes investigaciones. Son urgentes.- Dijo ella levantándose y cogiendo su abrigo y su bolso que colgabas del respaldo de la silla. 

-Oh por supuesto Hermione, ha sido un gusto conocerte.- Dijo él mientras también se levantaba. 

-Igualmente señor Downer.- Dijo ella. 

-Creo que ya te había dicho que nada de apellidos... Para todo el mundo soy Leonard.- Dijo el. 

-De acuerdo Leonard. Pues un gusto, ya nos veremos en otro momento.- Dijo ella para después ponerse rumbo a su puesto de trabajo. 

-Y claro que nos volveremos a ver...- Murmuró él mientras la veía caminar alegremente y saludar a personas. No podía estar más enamorado. 

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-Hermione, ya tenemos la información que necesitas.- Dijo su secretaria entrando en su despaacho y colocando una pequeña carpetita llena de pergaminos de todos los tamaños y colores. 

-Muchas gracias Brit, puedes tomarte lo que queda libre, ya no es necesario mas nada.

-Muchas gracias, hasta mañana.- Dijo su secretaría mientras salía de su despacho, cogía sus cosas y luego salía de allí. 

Hermione no se fiaba de casi nadie en ese momento, por eso no quería tener en ese momento a alguien que no fuese Harry, Draco o Percy en su despacho. Abrió la amplia base de datos acerca de la mansión. Habían planos, informes de como fue construida la casa, quienes vivieron allí... Hasta que llegó al lugar que verdaderamente le interesaba. Quién vivía allí ahora. 

La propietaria se llamaba Scarlett de Downer Rossette. Era viuda de John Downer, quién murió por causas totalmente desconocidas hace tres años. Conservó el apellido de su esposo, y tenía un hijo. 

-Es él...- Dijo ella sorprendida mientras recordaba a Leonard.- Él o su madre mandaron la carta...- Dijo sorprendida mientras se levantaba de su asiento y se iba rápidamente al despacho de Percy.

-¡Percy!.- Dijo ella presurosa entrando en su despacho.

-¿Qué pasa Hermione?.- Preguntó él exaltado, pues el chillido de ella y el portazo de la puerta le habían asustado.

-Ya sé quién fue la persona que mandó la carta.- Dijo caminando de un lado a otro, nerviosa. ¿Cómo era posible que no se diese cuenta? Aunque tampoco habían indicios de que hubiese podido ser él.

-¿Quién es?.- Preguntó muy curioso. No había tenido algo de acción desde la guerra, y la verdad era que quería un poco mas de emoción en su vida. Pues estar casi todo el día encerrado en un despacho, sentado en una silla y mirando pergaminos no era la gran cosa. 

-Justo conocí a esa persona hoy, no estoy totalmente segura de que sea él, pero su familia es la que vive allí. ¡Dios! Estoy totalmente histérica. Y lo peor es que trabaja en el ministerio, chocamos esta mañana "accidentalmente" y me invitó a comer por haberme manchado la blusa. Dios... no sé que hacer.- Dijo mientras seguía caminando por toda la oficina. 

-Tranquilizate Hermione, ponerte así no nos ayudará en nada. Dices... ¿Qué trabaja aquí?.- Preguntó expectante. 

-Si, según los informes, en esa casa o mejor dicho mansión vive la familia Downer, y en ella ahora mismo sólo vive Scarlett Downer y su hijo... Leonard Downer. La mujer está viuda, el señor Downer murió tiempo atrás por causas desconocidas...

-De acuerdo, no hay que ponerse nervioso Hermione, creo que tengo un plan que puede funcionar...- Dijo el mientras que la chica le ponía mucha atención.

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-¿Draco?, ¿Estás en casa?.- Dijo Hermione entrando en una silenciosa mansión. 

-Buenas tardes ama.- Dijo una elfina que se apareció al escuchar la voz de uno de sus amos.

-Buenas tardes, ¿Ha venido el amo?.- Le preguntó ella mientras se quitaba el abrigo siendo ayudada por otro elfo. El cuál luego lo colgó en el perchero que se encontraba detrás de la puerta. 

-Si, ahora mismo está en su despacho ama Hermione.- Dijo la elfina haciendo una exagerada reverencia y retirándose. 

Hermione se dirigió al despacho de su rubio, caminaba sonriente viendo todas las fotos de Draco cuando era un bebé y siempre sonreía. Era un niño hermoso y sobretodo feliz. Parecía ser que ya no era tan expresivo como cuando era niño, pero ella muchas veces podía llegar a ver una sonrisa verdadera que el rubio le dedicaba gustosamente. Y lo amaba. Amaba el esfuerzo que hacía con ella desde el principio, amaba sus sonrisas, que le contara cosas que nadie mas sabía, que con ella fuese totalmente diferente que con las demás personas, incluso amaba su arrogancia, en ella podía ver al pequeño niño que conoció en Hogwarts, el cual se refugiaba en el dinero de su padre al carecer de éste último y... no tenía a nadie mas que a su madre. Pero ella... Haría que todo cambiase, le daría a entender que ella siempre estaría con él. En lo bueno, en lo malo, en las cosas difíciles...

Cuando llegó a la puerta de la oficina, tocó levemente la puerta.

-¿Quién es?.- Preguntó él desde dentro.

-Soy yo, ¿Puedo pasar?.- Contestó Hermione.

-Claro, pasa.- Dijo él abriéndole la puerta y dándole una tierna sonrisa, sin llegar a enseñar los dientes.

-Tengo noticias.- Dijo ella después de darle un beso y sentarse en una de las sillas que se encontraban enfrente del escritorio.

-¿Has podido encontrar algo?.- Preguntó ansioso por saber. 

-Algo mucho mejor, he podido encontrar todo lo necesario.- Dijo ella.

-Venga dime, no me hagas sufrir.- Dijo el sentándose en la silla que se encontraba a su lado. 

-Esa mansión pertenece a la familia Downer, la mujer se llama Scarlet de Downer Rossette, viuda de John Downer el cual murió hace tres años y de procedencia italiana, puede que utilice algo de eso para poder acercarse. Lo peor es que hoy conocí a su hijo... Leonard.

-¿Cómo que conociste?.- Dijo él serio.

-Si, chocamos accidentalmente mientras salía de mi despacho, me manchó la blusa con un bote de tinta que cargaba y me invitó a almorzar con él por las molestias, yo acepté sin saber nada, pero me enteré cuando regresé de la taberna. 

-¿Te dijo su nombre?.

-Si, y eso es lo más raro de todo, porque... ¿Quién en su sano juicio utiliza su verdadero nombre para estos casos? 

-Exacto. ¿Por qué querrían hacer algo con nosotros si no los conocimos de nada?.- Dijo el curioso.

-Draco, ¿Podrían ser ex-mortífagos?.- Preguntó ella mirando directamente a sus ojos.

-No lo sé Hermione, ni siquiera me suenan sus apellidos.- Dijo él confuso. 

-De todas formas entre Percy y yo hemos ideado un plan, totalmente infalible.

-¿El qué?.













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