Capítulo 13.

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Hermione se levantó del incómodo sillón. Miró a su alrededor y pudo ver que no había nadie, solo estaba Ginny durmiendo en la camilla y ella. Pudo percibir que tenía la chaqueta del rubio y la olió, olía estupenda.

– Podrías disimular un poco. – Dijo la pelirroja con voz soñolienta mientras le miraba con una sonrisa divertida. La castaña obviamente se sonrojó al sentirse descubierta.

– Oh... – Dijo ella sin saber exactamente que decir.

– No tienes por qué decir nada acerca de ello Herms, pero podrías darme la bienvenida o algo. – Dijo ella riendo.

– ¡Tú! Maldita pelirroja inconsciente, ¿Cómo demonios se te ocurre subirte en una escoba a tanta altura en tu estado? – Dijo la castaña cuando se dio cuenta. – ¡Mira las consecuencias de ello! Pediré un retiro definitivo para el equipo, ¡tú no volverás a tocar una escoba siquiera para barrer! ¿Me entendiste? – Dijo ella acercándose cada vez más a la camilla de la chica. La cual sonreía, pues la verdad era que había estado un tiempo sin ver a su castaña amiga y echaba de menos sus sermones.

– Me voy a retirar definitivamente Herms. – Dijo ella rodando los ojos.

– Pero aparte de eso... me alegra que estés de vuelta. – Dijo Hermione sentándose a su lado y abrazándole fuertemente.

– Yo también me alegro, no te veía desde aquel día. – Dijo haciendo referencia al día en el que fueron en busca de los padres de Hermione.

– Lo sé, pero dime... ¿Cómo es que estás tan a la ligera?, acabas de perder un bebé... pensé que te vería ojerosa, pálida y sin parar de llorar. – Dijo ella lentamente procurando que sus palabras no hicieran daño a la futura señora Potter.

– Digamos que... tú me has ayudado, gracias a ti he podido reflexionar. – Dijo ella recordando a su ángel guardián.

– ¿Yo?, yo no te he dicho nada Ginevra, ¿Estarán seguros los médicos que con la caída no te dañaste una neurona? – Dijo Hermione para después explotar en carcajadas, siendo acompañada por ella.

– No es exactamente eso Herms, tú eres... mi ejemplo. Tú has pasado por cosas horribles en la vida y aun así siempre estás dispuesta a ayudar a las demás personas, dándole sonrisas a todas las personas que lo necesiten, y eso... es admirable. – Dijo ella sonriéndole a su mejor amiga desde que entró a Hogwarts

– Es mi naturaleza humana. – Dijo ella levantando y bajando las cejas, con la intención de desviar el tema principal, por una parte, sabía a donde quería llegar su amiga.

– Aunque debo admitir que estás mejor... ¿Es por algo o alguien? – Dijo ella ahora repitiendo el gesto de su amiga con una sonrisa coqueta.

– Creo que ahora eso no importa Gin. – Dijo ella mirando a otro lado intentando disuadir el tema.

– ¡Claro que importa Hermione! Me gustaría algún día poder tener un sobrinito rubio. – Dijo ella pícara.

– ¡Ginny! – Dijo ella con la cara más roja que el pelo de su amiga.

– ¿¡Qué!?, ¡es verdad! Se te nota bastante, hasta las personas más lejanas se dan cuenta de ello Herms... no deberías negarlo y deberías contárselo. Estoy segura que el siente lo mismo. – Dijo ella.

– No sé lo que él siente, pero sé con seguridad que no siente lo mismo que yo Gin... ¿Quién se fijaría en mí? – Preguntó señalándose a sí misma.

– Pues cualquier hombre que tenga ojos Hermione. – Dijo ella. A lo que Hermione rio.

– Por favor Ginny... – Dijo ella.

My Guardian AngelWhere stories live. Discover now