Capítulo 3

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Cuando Hermione llegó a La madriguera de su paseo se fue directamente a la habitación que compartía con la pelirroja. Oía el bullicio de todos hablando, riendo. ¡Hablaban a gritos! Una de las cosas que extrañaba de su casa era el reparador silencio. Eso le permitía leer sin problemas, pero en casa de los pelirrojos no podía oír ni sus propios pensamientos.

Súbitamente sus pensamientos tomaron rumbo a un rubio, con el cual de un momento a otro había formado una amistad muy extraña que aún no entendía. Notaba que realmente quería cambiar, porque lo que Ginny había dicho era totalmente cierto, ella sabía ver el fondo de las personas y sabía muy bien que Draco lo había pasado mal desde que salió de Hogwarts con la muerte de su padre y el ingreso de su madre. A Lucius lo condenaron al beso del dementor del cual no salió victorioso y su madre fue ingresada en la planta de psicología de San Mungo, ya que cuando su marido murió entró en un terrible estado mental.

A Draco no le quedaban familiares en Londres, según él solo le queda una de sus abuelas en el norte de Canadá, a la cual denegaron como parte de la familia al haberse enredado con un simple muggle hace muchos años, la mujer no tenía hijos ni ningún familiar que lo emparentase con él.

Esas eran cosas que Draco le había dicho a ella y los señores Weasley en la mesa, Draco solo puso una cara de indiferencia mientras contaba esto, como el que cuenta lo que había hecho ese día. Pero Hermione sabía que por dentro estaba más que destrozado, que necesitaba a alguien en la vida que le apoyase y lo ayudase a levantarse. Con estos pensamientos, milagrosamente se quedó dormida.

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Draco por otra parte estaba en el despacho que alguna vez fue de su padre. En el escritorio aún había una copa con un whiskey que Lucius nunca se llegó a terminar, y honestamente a estas alturas seguiría sin hacerlo.

El despacho sería lo primero que cambiaría pues aún estaba presente en el aire el olor a putrefacción que el señor sin nariz soltaba a su paso. Recordaba muchas cosas terribles que entre esas paredes habían sucedido. La muerte de persona inocentes como la profesora de Estudios Muggles que sirvió esa noche de cena a la asquerosa serpiente que ese repugnante ser tenía como mascota.

Decidió salir de ese lugar y caminó por más pasillos, los cuales estaban repletos de retratos familiares que ya no tenían movimiento. De frente se encontró con la puerta que estaba buscando, la puerta que le sacaba de esa tortura. La abrió y salió sintiendo el aire puro limpiar sus pulmones, cerró los ojos sintiendo el fresco aire en su cara, y cuando los abrió se encontró con una escena familiar, un recuerdo feliz.

Flashback

Un pequeño rubio corría y corría por el jardín con las manos extendidas a los lados, sintiéndose volar. Su madre le miraba amorosamente y con una enorme sonrisa mientras se encontraba sentada en una mesa que allí se encontraba.

– Draco te caerás. – le avisó su madre. Pero el niño seguía corriendo como si no hubiese escuchado nada. Como si el mundo quisiera darle un escarmiento, el niño se cayó y Narcissa se levantó preocupada volando de donde estaba hasta donde el niño estaba.

– ¿Draco estás bien? –Dijo agachándose a donde él estaba, el niño estaba boca abajo y convulsionándose. Narcissa preocupada y apresurada le dio la vuelta, pero se sorprendió al ver que el niño reía tanto que se convulsionaba y soltaba lágrimas. - ¡Que susto me has dado! - Dijo riendo mientras se acostaba en el césped junto a su pequeño que seguía riéndose.

– Si mami, estoy bien. – Decía el niño de tan solo cinco años mientras asentía mirando a su madre con una sonrisa enorme. Luego el niño apoyó su cabeza en el hombro de su madre mientras jugueteaba con un colgante que esta tenía en su cuello. – ¿Cuándo vendrá papi? – Le preguntó.

– Pues cuando termine de trabajar, además te traerá una sorpresa cuando regrese. – Dijo ella mirándole de reojo para ver su reacción.

– ¿De verdad? – Preguntó levantándose rápidamente mientras abría los ojos como platos.

– Claro que si pequeño. – Dijo ella sentándole en sus pies y dándole un beso en la frente.

– ¿Qué me va a traer? – Preguntó ansioso.

– ¡Aah! es una sorpresa Draco. – Dijo levantando las manos.

– Señora, el señor ha vuelto. – Dijo una elfina. Draco enseguida se levantó de encima de su madre y salió corriendo junto a su padre que en ese momento entraba por la puerta del jardín, cuando le vio corrió a abrazarle.

– Papi papi ¿Qué tienes ahí?, ¿Es mi sorpresa? – Preguntó ansioso mientras señalaba un paquete alargado que su padre tenía en la mano.

– Claro que sí. Toma ábrelo. – Dijo Lucius mientras le entregaba a su desesperado hijo el paquete. Enseguida él se puso de rodillas en el suelo, mientras rompía el papel que envolvía el regalo con desesperación.

– ¡Una escoba!, ¡lo que quería! – Dijo muy emocionado mientras cogía la escoba y les daba un abrazo a sus padres. -Gracias mami y papi. – Dijo mirando hacia arriba ya que sus padres eran muy altos.

Ese día Draco estuvo siendo enseñado por su padre a utilizar la escoba y Lucius le explicó muchas cosas del Quidditch. Draco siempre quería saber más de Quidditch.

Fin flashback

Esa era una de las cosas que nunca olvidaría y echaría de menos.

No podía creer lo rápido que pasó el tiempo, y todas las cosas que habían pasado. Quizás no pudiese revivir esos momentos con sus padres, pero alguna vez lo haría con sus hijos. Eso lo juraba por su vida.

Luego de recorrer varios pasillos de la inhóspita casa llegó a la habitación que tantos años le perteneció. Aún conservaba los colores gris y verde, con algunos estampados de serpiente, lo que hacía notorio su pase por Slytherin, una casa que ahora odiaba con locura.

Entró al baño, se duchó y se colocó un pijama de color azul marino. Luego de cenar algunas cosas que encontró en los armarios se cepilló los dientes y se acostó en la cama. Ahora solo pensaba en una castaña, una leona de pelo indomable a la cual no dudó en ayudar al ver en ese estado. Y la cual le aceptó de buenas a primeras. Pudo notar los cambios de la castaña, estaba más desarrollada de lo que recordaba, su cuerpo se había puesto más esbelto y con más curvas, su cara se había tornado algo diferente, ya no la tenía como antes, tenía muchos más rasgos femeninos. Estaba mucho más hermosa y eso era algo que no negaría, aunque fuese a sí mismo.

Cuando menos se dio cuenta cayó en brazos de Morfeo, pensando en una castaña que en esos momentos también pensaba en él. 

My Guardian AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora