Capitulo 17

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Draco estaba demasiado preocupado. Eran las ocho de la noche y no había sabido nada de Hermione, y la pequeña e intimidante nota que había recibido en la mañana no le era de gran ayuda. ¿Y si el autor de esa nota le había hecho algo?. 

La verdad es que no sabía nada y estaba demasiado nervioso, no sabía donde podría estar la chica. Pero suponía que al menos ese día no iría a casa por lo que había pasado en la mañana. 

No había hecho nada en todo el día. Se lo había tomado libre, y estaba de arriba a abajo y de un lado a otro intentando adivinar donde demonios podría estar ella a esas horas de la noche, y más como estaba vestida. ¿Y si andaba sola por la calle? Ojalá que no, quién sabe que clase de depravados podrían encontrarse allí afuera. 

Finalmente, cansado decidió vestirse e irse a buscar a su chica. No podía estar mas ahí sabiendo que la chica estaba por vete a saber que lugar y con quien. Se colocó unos simples vaqueros, camiseta blanca, chaqueta de cuero y botas. Ahora era lo que usualmente se ponía, pues le gustaba ese estilo y le parecía algo cómodo. Sabía que sólo iría a buscar a su amor, pero siempre tenía esa costumbre, estar presentable incluso para hacer quehaceres muggles.

Salió de la casa y caminó directo a la oficina. Sabiendo lo perfeccionista que era la castaña pensaba que a lo mejor quería terminar, aunque aún así debería haber salido hace horas. 

Sin pensarlo mucho más se fue con decisión al ministerio. Llegó a uno de los pasillos, y encontró el gran ascensor, a esas horas de la noche ya no habían muchas personas pero aún así era concurrido. Subió a la oficina de la chica, que estaba en la planta mas alta junto a la del ministro. Encontró la puerta en la que se leía "Hermione Jane Granger", la abrió pero se encontraba todo a oscuras y todo estaba pulcramente colocado, como si nadie hubiese pasado por allí, muy... Hermione.

Siguió por el pasillo, hasta la puerta final, donde se encontraba el despacho de Percy. Vio la puerta entreabierta y luz. Decidió ir, pues a lo mejor ellos dos estaban hablando de algo importante. Cuando se asomó por la puerta, sólo vio al pelirrojo hablando por el teléfono. El blondo se dio cuenta por la forma en la que hablaba y se expresaba que se trataba de quizá su mujer o prometida. Tocó la puerta despacio. 

- Cuando llegue a casa hablamos Nazaret... si, yo también... Llegaré dentro de un ratito no te preocupes...- Dijo terminando la llamada cuando vio que el rubio tocaba en su despacho. 

-Oh, buenas noches Draco Malfoy, no esperaba verte por aquí, mucho menos por la noche.- Dijo el pelirrojo mientras con cortesía le señalaba uno de los sillones que se encontraban frente a él. El rubio sólo negó con la cabeza. 

-Sólo quería hacerte una pregunta.- Le dijo el rubio. 

-Claro, dime.- Dijo el pelirrojo dispuesto a escucharle.

-Por casualidad... ¿Has visto a Hermione?, llevo desde esta mañana sin saber de ella, tuvimos una discusión y...- Dijo Draco sin terminar la frase. 

-Oh, ahora entiendo porque vino esta mañana tan alterada y distraída... Pues la verdad es que hoy me pidió salir antes, mi hermana vino a por ella, se le veía un poco afectada.- Dijo él. 

-Esto es culpa mía... Malditos celos.- Dijo él tirándose del cabello.

-¿Celos?.- Preguntó el con un poco de mofa. 

-Si, es que... No soporto que todos la miren, se que suena un poco machista o posesivo, pero me da miedo que encuentre a otro chico mejor y...

-Se por donde van los tiros Malfoy, y creo que por ese lado no deberías preocuparte. Es cierto que todos le miran, pero porque es una persona bonita y noble, ya tu sabes. Pero ella... No hace caso a sus insinuaciones o siquiera a sus miradas, cuando está aquí se centra principalmente en su trabajo.

-Muchas gracias Weasley.- Dijo el rubio dándole por primera vez una sonrisa verdadera a alguien que no era Hermione. 

-No hay de qué Malfoy, y creo que deberíamos dejar esos formalismos... No soy tan viejo para que me traten así.- Dijo Percy riendo. 

-Cierto... Por cierto, ¿Me podrías dejar la dirección de la pelirroja?, necesito saber si está allí.- Dijo el rubio preocupado de nuevo. 

-No necesitas apuntar, ahora vive junto a Harry en el número 12 de Grimmauld place.  

-Muchas gracias, hasta pronto.- Dijo Draco. 

-Hasta pronto.- Respondió Percy para luego el rubio salir pitando del ministerio e ir directamente a la casa de Harry. Necesitaba asegurarse de que su castaña estuviese bien. 

Llegó y nervioso tocó la puerta de la casa que estaba reformada, se veía acogedora y a la vez elegante. Le abrió Ginny, que al verlo se sorprendió bastante de verle allí ¿Cómo podía saber donde estaba la castaña?. No lo sabía.

-Malfoy.- Dijo seria. Recordando lo que le había dicho la castaña, pues ella le había contado todo. 

-¿Está Hermione?.- Preguntó mirando en el interior de la casa.

-Si, pero que quiera verte es otra cosa.- Dijo ella mirándose las uñas con desinterés. 

-Necesito hablar con ella pelirroja... Por favor.- Dijo él abatido.

-¿Por qué motivo?- Le preguntó con total seriedad.

-Por todo.- Dijo agachando la cabeza. 

-Le hiciste daño.

-Lo sé, y me arrepiento por ello. Sólo deseo hablar con ella, por favor pelirroja. Tengo otro asunto importante y grave que hablar con ella.- Dijo el tragando duro. 

-De acuerdo pasa, en la planta alta la habitación del fondo. Y te aviso Malfoy, como le hagas algo te corto las pelotas y te las pongo de zarcillos ¿Entendido?.

-Entendido.- Dijo él seguro, pues no tenía intención de hacerle daño. Subió las escaleras rumbo a la habitación que le habían indicado, y se quedó un momento pensativo. Decidió abrir la puerta, y su castaña se encontraba mirando por la ventana, descalza y con un pijama corto que al parecer le había prestado Ginny porque le quedaba algo pequeño. 

-No le he visto salir... ¿Le dijiste que se fuera?.- Preguntó la castaña girándose y sorprendiéndose al ver ahí al rubio.

-Si. Me lo dijo, pero yo no quería irme sin ti.- Dijo acercándose a ella.

-Oh, ¡por dios! ¿Y qué te vean con una furcia? ¡Inaceptable!.- Dijo recordando otra vez sus palabras. Esas palabras no habían parado de dar vueltas en su cabeza, impidiéndole pensar con claridad. 

-Perdoname, me comporté como un verdadero capullo y me arrepiento, solo estaba celoso y no soportaba...

-¿Cómo poder perdonarte? ¿Quién me asegura que esto no volverá a pasar, Draco? ¿Cómo se que no volverás a explotar?.- Preguntó ella alterada mientras se pegaba a la ventana.

-YO. Yo te lo aseguro, sé que eso fue un error, me sentí horrible nada mas decirlo, pensaba que te iba a perder Hermione... Yo necesito que me perdones y vuelvas conmigo a casa, estoy totalmente arrepentido por todo.- Dijo el acercándose a ella. Cuando se dieron cuenta, ambos estaban pegados a la pared, Draco rodeaba la cintura de la chica mientras le miraba con profunda tristeza y arrepentimiento.

-No se que hacer...- Dijo ella mas bien para si misma, pero el chico interrumpió su terrible debate interno con un profundo beso.

-Vuelve conmigo a casa, nos pasamos horas viendo esas fotos muggles en esa caja negra y nos hartamos a esa rica cosa que llaman Pizza. ¿Te parece?.- Dijo el sin saber explicarse mientras le sonreía a la castaña. 

-Me parece.- Asintió ella para luego ambos darse un beso. 

Draco sabía que tenía que decirle sobre esa misteriosa e intimidante carta, pero mañana le contaría, pues quería pasar con ella la noche con total tranquilidad y normalidad.











My Guardian AngelWhere stories live. Discover now