▪ Capítulo 23 ▪

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— Lizzy — dijo con una sonrisa

— gracias, Lizzy, soy Evelyn

— un gusto conocerte Evelyn — dijo y se dirigió a un grupo de chicas

Sonreí al ver a Christopher acercarse a mi

— te gané — dije orgullosa

El supervisor nos llamó a ambos por las pulseras, me adelanté y entregué la mía, rápidamente me agaché, hice una bola de nieve y se la arrojé a Christopher. Sonreí satisfactoriamente.

Christopher me miró sorprendido y solté una risita.

 Ambos entramos a los pasillos. Christopher colocó sus manos heladas en mis mejillas y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me giré hacia el y de inmediato nuestros ojos se encontraron.

— ¡Christopher! — exclamé

— ¿Qué ocurre? — dijo burlón

Coloqué mis manos igual de heladas en su cara y se quedó rígido

— yo también puedo.... — dije con la voz apenas audible.

Me tomó de la cintura y me atrajo a él, inmediatamente me besó, mis labios correspondieron a los suyos sin pensarlo, deslice mis manos heladas a su cuello. Su respiración y la mía se escuchaban entrecortadas, me besaba con una desesperación tremenda y yo trataba de seguir el ritmo de sus labios. Sus besos descendieron a mi cuello y mientras me seguía besando la clavícula, me aferré a su cuerpo.

No lograba concentrarme y me odié por eso. No podía parar, mi cuerpo pedía más de él, quería estar cerca y me daba algo de miedo el rumbo que esto estaba tomando.
Sus manos frías se adentraron a mi blusa y empezó a acariciar mi espalda y parte de mi cintura, yo simplemente no podía pensar con claridad. Christopher subió sus ágiles manos al seguro de mi sujetador con toda la intención de quitármelo cuando de repente escuchamos unas voces al fondo y nos separamos, nuestra respiración estaba muy agitada al igual que nuestros latidos.

— creo que hay que salir.... — dije sonrojada, adelantándome hacia la salida

Al llegar a su motocicleta, me tomó la mano, parpadee confundida. 

— quiero hablar contigo... de algo... — abrió la boca para continuar, pero las gotas de lluvia se adelantaron — maldición — masculló

Me pidió que subiera a la motocicleta rápidamente.

¿Qué era lo que tenía que decirme? Un sin fin de cosas estaban dando vueltas en mi cabeza.

Llegamos rápidamente a su casa y subimos directamente a su habitación. Tenía toda la ropa empapada y me castañeaban los dientes del frio. Abrió un cajón y me pasó una camiseta junto con unos pantalones de dormir.

— cámbiate — me señaló el baño pero de pronto sonrió — a no ser que quieras cambiarte aquí

«ah, ah»

— Ni si quiera lo sueñes — Entré al baño casi a toda prisa con la ropa de Christopher en mano.

Me quedé sorprendida al ver su interior. Sé que solamente era un baño, pero era mucho más grande que el mío. Había lociones de varios olores y no pude evitar sonreír al encontrar la de menta con hiervas frescas. Dejé la ropa en una pequeña tablilla y me quité la ropa mojada, quedándome con la ropa interior. No pensaba quitármela. Me coloqué su ropa y solté una risita boba al verme en el espejo. Su camiseta me quedaba enorme al igual que sus pantalones de dormir. Acomodé mi ropa mojada en un lugar donde se secara y salí del baño.

Christopher estaba cambiándose de ropa, casi a punto de terminar. se colocó una playera blanca que hacía que su tatuaje se notara más

Cerré la puerta del baño y el se giró hacia mi, me miraba de igual forma que cuando estuve arriba de la motocicleta por primera vez. No sabía por que me miraba de esa manera

Simplemente Mi Chico MaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora