Luna.

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Luna, tu que lo ves, dile cuanto le amo.

Se encontraba de nuevo en la ventana de su habitación, admirando la noche como suele hacerlo.

Esa noche en específico se sentía nostálgico, desde hace algunos meses venía soñando con un chico, un chico precioso, de mirada verde, alto, y sonrisa despampanante, uno de esos chicos que tienes que cuidar, por que esta en la mira de todos. Todos querrían robarle a ese chico.

Por suerte, sólo estaba en sus sueños.

Pero la verdad es que se sentía completamente estúpido, por que, mierda, lo sentía totalmente real, sentía que ese chico H, estaba realmente con el en todo el tiempo, lo peor es que no recordaba haberlo visto antes.

O tal vez si.

La mente es terriblemente poderosa, engañosa y a veces tan hija de puta, que viendo quieres recordar algo, simplemente no puedes.

Tal vez lo vio de reojo, tal vez en la universidad, tal vez en algún festival de rock, en el parque, y su mente lo traía de vuelta a el en sus sueños.

Lo que estaba a punto de hacer era totalmente estúpido, lo vio en aquella película animada para niñas, escucho a Daisy hacerlo la otra noche, y al día siguiente alardear que su sueño se cumplió, ella sólo quería un dulce, pero mierda, el iba a hacerlo, y el no quería un dulce, el quería a ese chico, se preparó, miró directo a la Luna, y dijo:

—¿Puedes, puedes, puedes?— suplicó, juntando ambas manos, para después soltar un suspiro.

Un deseo a la Luna.

La Luna que los veía a ambos (si es que el chico existía)

La Luna que sabía cuanto lo quería.

A pesar de no conocerlo en persona, de no saber si este chico era producto de su imaginación, a pesar de todo.

Fin de espacio publicitario.

Así que si, es mi nueva historia, es Larry, y pueden pasarse por ahí, a penas subiré el prólogo, que es este que acaban de leer (si es que leyeron, duh) eso, cjau.

fluffy »l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora